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Murió Fernando Karadima, el sacerdote chileno expulsado por Francisco por abusos sexuales

Fernando Karadima, ante un tribunal de Santiago en 2015
VLADIMIR RODAS

SANTIAGO, Chile.- El expárroco de El Bosque (Chile) Fernando Karadima, condenado por abusos sexuales contra menores por el Vaticano en 2011 y expulsado del sacerdocio por el papa Francisco en 2018 por un caso que conmocionó a todo Chile y devastó la imagen de la Iglesia en ese país, murió anoche a los 90 años.

En junio de este año, fue internado de urgencia en el Hospital Clínico de la Red de Salud UC Christus, debido a una agudización de su condición coronaria de base. Karadima habría pasado sus últimas horas en un hogar, de acuerdo a información a la que ha podido acceder El Mercurio.

Sentenciado a una vida de oración y penitencia, fue expulsado del sacerdocio siete años después del caso en el que aparecieron como denunciantes Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton.

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En aquella oportunidad, el Vaticano informó que “el papa Francisco ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña, de la Arquidiócesis de Santiago de Chile. El Santo Padre ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia”.

Por el caso llevado adelante por Cruz, Murillo y Hamilton, la justicia ordinaria acreditó la existencia de los delitos, pero lo sobreseyó debido a que habían prescrito.

Sin embargo, el Arzobispado de Santiago fue condenado a pagar $300 millones a los denunciantes. Fue en 2019, cuando la 9° Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago acogió la demanda indemnizatoria interpuesta por los tres profesionales.

La demanda civil fue presentada en 2013 por el abogado Juan Pablo Hermosilla, en representación de Cruz, y Murillo. En ella, se pedía el monto total de $450 millones.

El fallo

La investigación estuvo a cargo de la ministra en visita Jéssica González, quien estableció en su fallo que Karadima “en forma reiterada, en el círculo de personas cercanas a él” tocaba en público zonas íntimas de jóvenes, seminaristas y sacerdotes, “si bien en esa época tal situación no fue, en general, interpretada por éstos como una práctica invasiva de orden sexual, tal conducta no es propia de un sacerdote y actos sutiles como estos, de poca entidad por el contexto en que se dieron, habrían permitido conductas de mayor gravedad en perjuicio de ciertas personas más vulnerables”.

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Asimismo, en el fallo la magistrada da cuenta que tres de los cuatro los denunciantes fueron abusados sexualmente por Karadima cuando éste obraba como guía espiritual: Cruz (periodista), el abogado Fernando Batlle y Hamilton (médico).

En el caso del filósofo Murillo, señala que “a la fecha de ocurrencia de los actos reprochados tenía más de 18 años de edad. (...) En este orden de ideas, no puede sino concluirse que atendida la edad del ofendido a la data de comisión de los hechos, las conductas descritas en relación al sujeto pasivo de los mismos no se recogen en los preceptos que sancionan tales conductas en vigor a partir del año 1993, por lo que son atípicas”.

El Mercurio / GDA