Muralismo urbano mexicano: un soporte del diario acontecer


Sobre la calle Juan Cuamatzin, esquina con avenida Circunvalación, en la Ciudad de México, un mural gigante de nombre “El corazón de La Merced” se levanta sobre la fachada de 25 metros de alto de un edificio que había permanecido gris durante años y que en su momento fue una fábrica de uniformes. Hoy la colorida composición representa un homenaje a la gente trabajadora del barrio La Merced, en el corazón de la capital mexicana

Creado por Dan Silva “Pólvora 1” y Daniel González “Leite” en 2018, forma parte de la primera obra del catálogo de arte urbano plasmado en el libro Muros somos: 33 murales con historia, de la periodista Cynthia Arvide Sousa. Esta entrega de más de 100 páginas propone una selección de murales realizados por artistas mexicanos. 

Las obras destacan la pulsión narrativa, esta voluntad de contar una historia. Algunos hablan del pasado, de los orígenes y ancestros. Otros reflejan situaciones actuales, como testimonio de lo que acontece en el mundo. Pero también incitan a la reflexión y la toma de conciencia para imaginar un mejor futuro.

“Las piezas de arte urbano, a diferencia de obras expuestas en una galería o museo, se completan con el espacio que las rodea, las enmarca toda la calle, todo un barrio, un contexto. Al ser el muro su soporte, la obra tiene que dialogar con la textura y las dimensiones de la pared, con la arquitectura, la iluminación, el flujo vehicular y de peatones”, plantea en el prólogo Arvide Sousa, cuyo primer libro también aborda un tópico similar bajo el nombre de Muros somos: los nuevos muralistas mexicanos.

MURALES QUE INSPIRAN Y DENUNCIAN LA CRISIS SOCIAL

A través de los proyectos de muralismo urbano realizados entre 2017 y 2021, Arvide Sousa realza la importancia del bagaje histórico, social, político y cultural en cada artista para la construcción de su pintura. Dividido en tres líneas temáticas, la primera sección del libro reúne obras que narran aspectos de la identidad y cultura de un lugar. En otra, se agrupan las obras que hacen un comentario sobre temas sociales como la migración, violencia, derechos humanos y libertades. Finalmente, la tercera sección retoma aquellos proyectos que buscan inspirar una reflexión sobre la relación del ser humano con el medioambiente. 

Muros somos: 33 murales con historia
Los murales que integran el libro destacan la pulsión narrativa, esta voluntad de contar una historia. (Foto: Cortesía)

Uno de los murales que sobresale es el de “Ni una más”, de la artista Ale Poiré. Ubicado en el Callejón del Canotillo, Estado de México, expresa la situación de violencia contra las mujeres en el país, donde desde 2018 a la fecha, 17,776 mujeres han sido asesinadas, según cifras oficiales. En esta pintura acrílica se muestra a cuatro mujeres entrelazadas mediante un abrazo, el cual figura consuelo: una invitación a liberar las emociones y como un recordatorio del poder de la sororidad.

“Aún en los contextos más áridos y rudos, algunas plantas como el nopal y el zacatón dan sus frutos a pesar de las adversidades. Así sucede en México, vamos floreciendo, uniéndonos, apoyándonos y entrelazándose porque solo así dejarán de desaparecernos”, menciona Ale Poiré, egresada de la carrera de diseño integral.

EL COVID-19, TAMBIÉN EN “MUROS SOMOS: 33 MURALES CON HISTORIA”

La pintura titulada “Los héroes también lloran” es uno de los 12 murales que el gobierno de Acapulco, Guerrero, mandó a realizar en 2020 para rendir homenaje al personal de salud que se encontraba lidiando con la pandemia de covid-19. Localizado en la barra perimetral de la Preparatoria 2 de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), fue creado por David Osiris de León Benítez, en conjunto con su esposa Abigail Medina.

muralismo méxico
Otra de las obras que incluye es “Kurhíkua”. Mina Romero realizó este mural para conmemorar una de las tradiciones más relevantes para la etnia purépecha en Michoacán: la ceremonia del Fuego Nuevo. (Foto tomada del libro “Muros somos: 33 murales con historia”)

Con una longitud de 34 metros, el mural se divide en dos secciones: en la primera se observan dos personales médicos abrazados con un gesto de llanto. La segunda expone a cuatro trabajadores de la salud llevando a un paciente en estado grave, quien lleva un aparato que le proporciona oxígeno.

“Nos dimos cuenta de que los héroes también tenían miedo. También lloraban, sufrían y extrañaban a sus seres queridos”, para acompañar las imágenes del mural, Cynthia retomó las palabras de David de León.

En contexto, de acuerdo con información del Gobierno de la Ciudad de México, en la capital del país el arte urbano cobró fuerza a finales de los años 80. Desde entonces, es una parte esencial de la identidad de los distintos barrios que la conforman. N

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