‘Mientras mueven las agujas’, una puerta abierta al experimento

Curioso libro éste en el que, según su autora, María Eugenia Caseiro (La Habana, 1954), se puede empezar su lectura del final hacia el principio, o en el orden que se quiera, porque, como bien aclara, el orden de los textos se refiere a cuál llegó primero o después.

La antología forma parte del proyecto “Acompáñame” y su primer libro ha sido publicado en Miami por Vitrales C. E. en septiembre de 2021. Aparecen compilados una prosa discursiva de la propia María Eugenia Caseiro, un cuento argumental de José M. Fernández Pequeño, memorias de René Dayre Abella, un testimonio conversacional de Teresa Dovalpage, un discurso antagónico de Augusto Lemus Martínez, un cuento fantástico de Ana Kika López, un trabajo de memoria histórica de Whigman Montoya Deler y una reseña a modo de colofón y epílogo de Jorge L. García de la Fe. Todos acompañados de un prologuillo de los propios autores explicando sus intenciones.

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Comenzando por el final, tal y como sugiere la compiladora, leemos un soneto a modo de epílogo de Jorge L. García de la Fe, quien vive en Chicago, en donde enseña español y literatura hispanoamericana. Además de un colofón en el que explica las razones del proyecto iniciado por Caseiro y la utilidad de formar grupo, de “acompañar” al otro, para construir este libro, sin conocer de antemano el género que cada invitado utilizaría.

Comienza el libro con un texto de Caseiro, una caminata retrospectiva en el tiempo de la infancia, de la casa y de la escuela, tiempo poblado de árboles, abuelos y cercos. Un tiempo que nunca nos abandona y que podemos encontrar en cada esquina redonda, porque todo debe dar vueltas sobre sí mismo para que la memoria perdure.

Le siguen textos de un libro inédito y en construcción de Fernández Pequeño, como historias fragmentadas que muy bien podrían ser el inicio de algo que está por escribirse o un conjunto de viñetas de un mismo libro a la espera de puentes que sirvan de pasarelas entre unas y otras.

René Dayre Abella trae memorias de su Banes natal, pueblo del norte de Oriente en donde vio la luz en 1945 y que ya había publicado en Linden Lane Magazine, veterana entre las revistas del exilio cubano desde que se fundara en 1982. Viene luego el texto de Teresa Dovalpage, quien vive en Hobbs, Nuevo México. Indaga en la manera de sentirse sola en compañía (en una biblioteca con un libro delante, frente a la computadora escribiendo o mirando el mar sin nadie cerca). Así como las maneras de sentir la soledad estando acompañado (en grupos de los que uno no se siente parte, hablando con alguien que solo habla de sí mismo o en los aviones).

Augusto Lemus recurre a la compañía de los autores que han marcado la vida de sus dos alter egos: Manuel y Augusto. Ambos antagónicos y complementarios, la certeza y la duda a la vez, el complemento necesario para una vida dedicada a la lectura y el conocimiento.

Ana Kika López, quien nació en el central oriental de Chaparra, en 1936 y vive en Miami, comparte tres fabulosos cuentos fantásticos: “El gorro de mi abuela”, “Cena familiar” y “El ojo” publicados en 2018. López que, según confiesa, le interesa más pintar que contar, es una cuentista nata y debería seguir escribiendo historias fantásticas como estas.

A continuación, aparece el ensayo de Whigman Montoya Deler sobre una de las instituciones culturales que más ha aportado a la cultura cubana: el Lyceum y Lawn Tennis Club, de La Habana libre y republicana, y que es parte de un libro anteriormente publicado por la editorial Unosyotros. Para acompañar a Caseiro en su proyecto, el autor retoma la labor de las mujeres en el seno del Lyceum, remontándose a las primeras manifestaciones del feminismo en Cuba y hasta el cierre de la venerable institución en 1968.

María Eugenia Caserio, quien vive en Miami desde hace varias décadas, es poeta, ensayista y narradora. Ha recibido premios y reconocimientos por su obra y traducida a varios idiomas. También fue fundadora del grupo literario interactivo “Los búhos y las lechuzas”. Pero es, sobre todo, una infatigable creadora de proyectos. Los concibe, los financia e invita a que otros autores formen parte de sus sueños. Ha sido muy generosa al reunir en dos de sus proyectos anteriores (Viajeros y Andaduras) a una decena de escritores para que comportan poemas o vivencias con los lectores.

Ahora que ha dado forma a la primera fase de “Acompáñame” debe estar ya imaginando el próximo paso. Para el libro que ahora nos ocupa, ‘Mientras mueven las agujas’, ha dejado la puerta abierta al experimento. Y como bien indica en una especie de introducción que no es prólogo ni pretende explicar nada, cada autor se ha dejado llevar por su propio instinto. Para ello parafrasea una frase de San Juan de la Cruz para que “quede claro que aquí no hay más claridad que la de andar a oscuras, como dijera quien no dijo lo mismo, pero equivale”. Además de un conjunto de epílogos (de Eliseo Diego, Lorenzo García Vega, Elbert Hubbard, Federico García Lorca, Nietzsche, Conan Doyle y Ángel Escobar) que tampoco se corresponden con los textos, pero sí con la idea general del libro.

William Navarrete es escritor franco-cubano establecido en París.