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Comentaristas reaccionando, ¡qué buena idea!

El gol de Alaba en Movistar+ comparte protagonismo con los comentaristas.
Echaos un poco a la derecha, chicos, que vienen Carlos, Àxel y Moro.

Mi amigo Fernando Puente utiliza desde años un método propio para catalogar 'genios' durante las reuniones de trabajo. Al empezar, anota el nombre del resto de participantes y, en el momento en que alguno sorprende con una ocurrencia absurda, dibuja tras su apellido una bombilla, símbolo universal de las ideas brillantes.

Recordé este irónico sistema durante el fin de semana, mientras intentaba disfrutar en Movistar+ de la primera jornada de LaLiga; o de la primera media jornada, para ser preciso, porque la otra media ahora se emite en DAZN. En Movistar+, como ya contamos hace unos meses, han decidido quitarse de líos —y sobre todo de gastos— y no hacer producción propia, así que se limitan a emitir lo que Tebas les manda ya envasado, que responde al nombre de LaLiga TV.

Quiero pensar que alguien en la sede de la patronal del fútbol, alguna persona normal, dibujó una bombillita junto al nombre del sujeto al que se le ocurrió que era una buena idea que, en cada gol, la realización muestre una segunda ventana con la reacción de los narradores y comentaristas. Si la primera jornada les ha pillado en la playa y no han podido ver ningún partido, les aseguro que no han leído mal ni yo les estoy mintiendo: en Movistar+, se lo juro, el éxtasis de cada gol viene acompañado por el plano fijo de varios individuos en una cabina de retransmisiones. Es tan buena la idea que cuesta creer que a nadie se le hubiera ocurrido antes. Y esto no es todo: pocos minutos después, aprovechando algún parón, nos deleitan con la narración del gol en alguna radio, también con imagen del periodista en cuestión. ¿Verdad que es interesante? Con semejante valor añadido, lo que parecía una morterada por el paquete de fútbol acaba siendo un chollo. No creo que nadie pueda resistirse. En DAZN deben de estar ya copiándolo para frenar la sangría de clientes. Y por supuesto, en la Premier League.

Ojalá próximamente alguno de los reportajes de la serie ‘No es fútbol. Es LaLiga’ —otra bombillita para el que eligió el nombre—, que riega de publicidad nuestros queridos medios, tenga a bien contarnos todo el proceso: cómo este disparate se fue abriendo paso por los despachos de LaLiga y los de su socio Mediapro, desde el brainstorming, hasta nuestras casas, sin que a nadie se le ocurriera frenarlo, sin que nadie llegara a la conclusión a la que ha llegado el resto de España de forma unánime, con lo complicado que resulta eso: el plano con los periodistas, en mitad de un partido, no pinta nada, no interesa a nadie. Y justo después de un gol estorba más aún.

Con este extraordinario adelanto, LaLiga nos demuestra que está a la última, que conoce perfectamente lo que se cuece en esos universos paralelos donde habita la audiencia del futuro. El de la bombillita, muy astuto, no ha hecho más que trasvasar una práctica habitual de youtubers y streamers, en cuyo mundo la reacción constituye todo un subgénero. Con suerte, el próximo paso será ver a Carlos Martínez ejecutando con esmero un ‘haka’ cada vez que Movistar+ consiga un nuevo abonado: “Aguanta, Karim, aguanta, que @jabali_67 acaba de contratar la fibra”.

Esta práctica presuntamente moderna —apostaría a que el de la bombillita coló en su propuesta la palabra "disruptiva"—, trasladada a capón a otro medio y con otra audiencia, no puede resultar más lamentable. La mayoría de los narradores que supuestamente deben atraer nuestra atención son además perfectos desconocidos para el espectador y ni siquiera están en el estadio, sino en una cabina de fondo negro. Entiendo que muchos estarán incómodos con el protagonismo que alguien les ha reservado en este dislate supino. Apenas se mueven ni gesticulan, y no lo digo como crítica sino con alivio. Esperemos que ningún bombillita les conmine a sobreactuar en las próximas semanas. De hecho, LaLiga está aún a tiempo de dar marcha atrás, de ahorrarse a sí misma el ridículo y a nosotros vergüenza ajena. Si cierran la ventanita, nos comprometemos a fingir que esto jamás ha sucedido y no volveremos a sacar el tema. Si se dan prisa, hasta conseguirán que nadie se acuerde nunca, que las generaciones futuras no den crédito a esta historia si alguien se la cuenta, igual que no damos crédito ahora nosotros.