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Los movimientos de protesta vuelven a encenderse alrededor del mundo

Las medidas de aislamiento y distancia social que impusieron los gobiernos para frenar la propagación del coronavirus parecían en un primer momento haber solapado los movimientos de protesta. Sin embargo, algunos reclamos volvieron a tomar fuerza. El asesinato de George Floyd en Estados Unidos, la falta de comida y trabajo en las zonas marginales de Chile, la injerencia de China en la seguridad de Hong Kong son solo algunos ejemplos de los nuevas problemáticas que empiezan a encenderse al calor de la pandemia y parecen avanzar alrededor del mundo pese al confinamiento.

Actualmente existen 16 protestas activas a nivel global, según el Fondo Carnegie para la Paz Internacional, un think thank que rastrea las manifestaciones a nivel global. En esa cifra se puede divisar una primera tendencia: la mitad de las huelgas están directamente relacionadas a las restricciones por el coronavirus, mientras que las otras remiten a cuestiones estructurales de cada país que ya habían generado enfrentamientos anteriormente.

Las protestas por la muerte de George Floyd se multiplican en todo el mundo

Dentro del segundo grupo, uno de los mayores focos de preocupación está en los países de América Latina, atravesada el año pasado por una ola de protestas que parecían haberse apagado con la irrupción del Covid-19. Pero en Chile ya surgieron algunas manifestaciones, especialmente en las zonas pobres del sur de Santiago, en pedido de comida y trabajo. Algo similar ocurrió en distintas ciudades de Colombia, donde los vecinos colgaron banderas rojas para marcar las casas que necesitan comida.

"El problema es que las condiciones de adaptación son más débiles y bajo el panorama actual se reactivan los reclamos. Hay que ver cuánto se aguanta el shock económico por la cuarentena, especialmente en América Latina, donde queda más claro que hay factores preexistentes a la pandemia", expresó a LA NACIÓN Andrei Serbin Pont, analista internacional y director de Cries.

Asimismo, aparecen casos como el de Estados Unidos, donde el asesinato de George Floyd, un hombre negro desarmado que murió en manos de la policía en Minneapolis, reabrió el debate por el racismo y derivó en enfrentamientos, saqueos, incendios y toques de queda. "Son problemas que estaban antes y no desaparecieron. Quizás se logró apagar momentáneamente el fuego por la pandemia, pero los conflictos ahora se ven exacerbados en este contexto", opinó Serbin Pont. "Es de esperar más acción y el racismo ahora va a ser central en la campaña electoral", advirtió a este diario Federico Merke, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de San Andrés.

Pero el especialista de Cries destacó otra cuestión que apareció con el coronavirus: la utilización del miedo de exponerse al virus. "La pandemia da herramientas a los gobiernos con pretensiones autoritarias para reducir los espacios cívicos", dijo. Tal es la situación de Hong Kong, donde el parlamento chino adoptó una ley que limita las libertades en la excolonia británica como respuesta a las grandes manifestaciones prodemocracia del año pasado, que provocaron que miles de manifestantes salieran a la calle pese a las medidas por el nuevo coronavirus.

Distinto pareciera ser el caso de Brasil, donde ayer centenares de manifestantes a favor y en contra del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se establecieron en Río de Janeiro, Brasilia y San Pablo, y dejaron claro las turbulencias políticas que estallaron en Brasil a causa de la pandemia. "Bolsonaro venía perdiendo apoyo y la pandemia aceleró eso, pero ahora aparecieron casos de incompetencia y corrupción, que generó en Brasil una doble la frustración: por la forma en que se maneja la pandemia, pero también porque el gobierno alza la bandera contra la corrupción y después tiene estas irregularidades", sostuvo Merke.

Los nuevos movimientos de protesta, amenazan con continuar pese a las medidas de confinamiento. "Están todos los elementos necesarios para que los reclamos vuelvan a las calles. Tiene que haber una confluencia de factores para que esto explote, no es simplemente la demanda o la insatisfacción, sino también la capacidad organizativa, la corrosión del liderazgo político y los elementos desencadenantes de las protestas", analizó Serbin Pont. "Este es un test de resiliencia para las sociedad y es más probable que el sur global va a ser el más perjudicado, es decir, América Latina y África", completó Merke.