El cóctel de moda que puede derrocar al gin tonic

¿Cuántos años lleva el gin tonic como el combinado de moda? No sería ninguna locura pensar que vamos camino de las dos décadas bebiendo prácticamente nada más que gin tonic. ¿Por qué? Quizá porque es un cóctel sencillo, refrescante y que gusta a todo el mundo. Reemplazarlo ha sido una tarea prácticamente imposible aunque ahora tenemos entre nosotros un aspirante a desbancarlo: el Moscow Mule. Desde el pasado mes de junio, hay una ruta de 100 locales impulsada por Schweppes y Absolut para dar a conocer al cóctel que puede hacer que muchos abandonen el gin tonic.

Un Moscow Mule en su formulación más clásica. Foto: Getty Creative
Un Moscow Mule en su formulación más clásica. Foto: Getty Creative

¿Qué es el Moscow Mule? Para empezar es un cóctel que cumple en 2021 sus 80 años de vida. Aunque, como en tantas otras ocasiones, persisten las dudas acerca de su verdadero origen. La historia más difundida afirma que surgió fruto de la necesidad, en 1941, en la costa oeste de Estados Unidos. Jack Morgan había elaborado sin éxito una cerveza de jengibre, John Martin contaba con los derechos de comercialización de la marca de vodka Smirnoff en Estados Unidos (entonces una bebida a la sombra del whisky y la cerveza) y Sophie Berezinsky necesitaba sacar adelante un excedente de jarras de cobre (hoy codiciadas, entonces poco populares). Lo de mule (mula en inglés) dicen que era por la sensación de que, al beberlo, era como recibir una patada de este animal. Así de impactante.

Esta sociedad, nacida de la necesidad, alumbró un cóctel que mezclaba el vodka, la cerveza de jengibre y la lima en un trago refrescante, ligeramente picante e irresistible. También fotogénico: las jarras de cobre en las que se comenzó a servir y que ya se asociaron desde entonces a este combinado aportan hoy un toque vintage delicioso. "El Moscow Mule lo tiene todo: es una bebida refrescante a la vez que chispeante y con una historia detrás que podemos contar cuando lo preparamos para nuestros amigos", explica Nagore Arregui, barmaid y directora de Zoko Valdemarín. Arregui es de las que piensa que "en el terreno de las copas tradicionales, el gin tonic manda, pero se puede obtener una copa igual de refrescante con un vodka tonic y un twist cítrico" y defiende que "en coctelería el vodka es el rey por su base neutra, que acepta infinidad de variaciones y que lo convierte en el conductor ideal de los matices que les queramos dar a un trago". Arregui explica que el cóctel "admite variaciones", pero que es de las que opina que menos es más y prefiere "seguir la receta clásica y añadirle hierbabuena como un garnish (un adorno comestible para la copa) para aportarle un extra de frescor herbáceo" o "una guindillita tailandesa para darle un extra de picor".

La lima y la menta son básicas en el Moscow Mule. Foto: Getty Creative
La lima y la menta son básicas en el Moscow Mule. Foto: Getty Creative

Javier Rufo, del legendario Cock Bar de Madrid, opina que "visualmente, el Moscow Mule es muy atrayente y es muy fresco y tiene un sabor que gusta. Es muy atractivo para el cliente que lo prueba por primera vez". Rufo explica que la clave puede estar en la cerveza de jengibre que "no es una bebida muy conocida y que provoca esa capacidad de sorpresa en el cliente". El barman de Cock Bar cree que, a pesar de poder competir con el gin tonic, es posible que "nunca llegue a los niveles de boom" que alcanzó éste.

El barman de Cock Bar introduce una variante a la hora de prepararlo: "En una coctelera majamos el zumo de media lima, tres hojitas de hierbabuena, una rodaja de pepino y un trozo de jengibre. A continuación, añadimos los 5 centilitros de vodka, un chorrito de angostura y un centilitro de sirope de manzana verde. Agitamos, preparamos la copa, la servimos con hielo, se filtra doblemente para servir la mezcla y se añade la cerveza de jengibre. Se completa con hielo pilé en la taza y decoramos con una rodaja de lima deshidratada, una flor de hierbabuena y un chile rojo arriba. De esta forma, conseguimos un cóctel muy visual".

Sobre la menor popularidad del vodka frente a la ginebra Rufo explica que "en 30 años de profesión solo ha visto dispararse el consumo de vodka en dos ocasiones. En el año 92, se puso de moda la marca Stolichnaya y la gente lo pedía. Con la desintegración de la Unión Soviética, ese vodka perdió calidad y la gente dejó de consumirlo. La segunda vez en la que subió el consumo fue en torno al año 2005 cuando Absolut lanzó una campaña muy chic, con una nueva imagen de la botella, lo que hizo que aumentara el consumo". El barman considera que el vodka es un destilado "de calidad, que no suele dejar resaca", por lo que cree que tiene margen de crecimiento en España, un país en el que "ha estado asociado a un consumo de borrachera, como ha sucedido con el tequila".

La frescura del Moscow Mule lo convierte en un cóctel idóneo para el verano. Foto: Getty Creative
La frescura del Moscow Mule lo convierte en un cóctel idóneo para el verano. Foto: Getty Creative

Además de los prejuicios contra el vodka, uno de los mayores atractivos del Moscow Mule puede jugar en su contra: nos referimos a la taza de cobre en la que se sirve. Los ingredientes que lleva el cóctel son ácidos y la bebida resultante tiene un PH muy por debajo de 6.0. Esto crea un problema, porque el cobre puede comenzar a disolverse en soluciones ácidas. El Código de Alimentos de 2013 de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos establece que el cobre y las aleaciones de cobre "no se pueden usar en contacto con un alimento que tenga un pH inferior a 6". No obstante, las jarras de cobre revestidas con acero inoxidable u otros materiales inocuos para los alimentos están exentas de este aviso y esas son precisamente las que se utilizan para servir el Moscow Mule actualmente, así que... ¡larga vida al cóctel de moda!

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