Morir en un planeta del sistema solar que no sea la Tierra


Desde hace décadas, la ciencia ficción se ha fundamentado en el concepto de viajar a otros mundos. Y es que nos intriga imaginar otros planetas, sin importar que formen parte de nuestro sistema solar o que se encuentren en algún rincón apartado del universo.

Pese a ello, lo más importante es tomar en cuenta que solo hay humanos en la Tierra y no en otras partes; como en Marte, por ejemplo. La razón es simple: nuestro planeta azul es el único lugar del universo donde podemos tener la certeza de que no moriremos de una manera espantosa en cuestión de minutos o segundos.

SISTEMA SOLAR SIN OXÍGENO

“Los humanos necesitamos oxígeno para respirar”, nos recuerda la Dra. Jennifer Glass, profesora adjunta de la Escuela de Ciencias Terrestres y Atmosféricas del Instituto de Tecnología de Georgia. “La atmósfera de la Tierra contiene 20 por ciento de oxígeno. Y si el gas que respiramos no tuviera oxígeno, moriríamos de asfixia en alrededor de siete minutos”.

Dado que no hay suficiente oxígeno en otras partes del sistema solar, la muerte sobrevendría rápidamente. Pero la agonía dependería mucho de las condiciones de temperatura y presión imperantes en el planeta. Esto es lo que te sucedería en cada planeta, comenzando por el más cercano al sol.

MERCURIO

El simple hecho de que Mercurio sea el mundo más próximo al sol apunta a que no es el lugar más hospitalario del sistema solar. La cara orientada hacia nuestra estrella alcanza temperaturas superiores a los 420 grados centígrados cuando el sol la golpea con toda su fuerza. En cambio, la temperatura en el lado nocturno desciende a -179 grados centígrados. Esto se debe a que —para fines prácticos— Mercurio es un vacío y su atmósfera es apenas la necesaria para retener calor.

Por lo anterior, la experiencia de morir en el lado oscuro sería muy parecida a la de morir en el espacio exterior, y llegaría en unos pocos minutos. “Sin embargo, si murieras en el lado soleado arderías en segundos, al tiempo que te asfixias y el calor vaporiza toda el agua de tu cuerpo”, informa Glass.

VENUS

Está considerado el planeta del sistema solar más semejante a la Tierra, pero allí terminan las similitudes. A decir de la NASA, la densa atmósfera venusina genera un efecto de invernadero que dispara la temperatura de la superficie a más de 460 grados centígrados. Además, esa misma densidad atmosférica se traduce en que la presión en la superficie de Venus es letal. Y para colmo, el planeta está cubierto con nubes de ácido sulfúrico.

“Mientras te esfuerzas en respirar, el calor extremo y el ácido te quemarían en cuestión de segundos. Es verdad que la muerte sería muy rápida, pero también espantosa”, especula Glass.

MARTE

Excepto por la Tierra, es posible que el planeta rojo tenga las condiciones más propicias para la supervivencia humana, pues la temperatura de verano ronda los 20 grados centígrados (si bien cae por debajo de -140 grados centígrados en los polos).

No obstante, aunque pusiéramos a la persona en el ecuador durante el verano, es muy difícil que el pobre humano sobreviva gran cosa. Sucede que la atmósfera marciana está compuesta casi exclusivamente de dióxido de carbono, y esta particularidad convierte a Marte en uno de los planetas que prometen las agonías más espantosas.

“Conforme te asfixias, el dióxido de carbono se acumula en tu sangre y experimentas una sensación angustiosa de falta de aire, para luego perder la conciencia y morir sofocado”, detalla Glass. “En contraste, si respiraras un gas carente de dióxido de carbono —por ejemplo, hidrógeno, helio, nitrógeno, metano, etcétera—, tu sangre se diluiría y perderías la conciencia en pocos segundos. Y con la sensación de falta de aire, tu muerte sería menos angustiosa. Eso sí, sobrevendría en pocos minutos a resultas de la falta de oxígeno”.

En resumen, morir en Marte puede ser un proceso más prolongado que en cualquier otra parte del sistema solar. Y, posiblemente, se acompañaría de un frío extremo.

JÚPITER, SATURNO, URANO Y NEPTUNO

Hemos agrupado a los gigantes gaseosos del sistema solar debido a que el proceso de muerte sería esencialmente el mismo en todos ellos. No obstante, no pierdas de vista que ninguno tiene superficie, así que podría haber variaciones dependiendo de la región del planeta por la que estés pasando.

Si cayeras en el centro de un gigante gaseoso morirías casi al instante: la muerte sería tan rápida que quizá ni siquiera puedas experimentarla. Por ejemplo, los científicos calculan que el núcleo de Saturno tiene una temperatura aproximada de 8,315 grados centígrados, mientras que la presión en el núcleo de Júpiter equivale a tener encima unos 160,000 autos, apilados uno sobre otro.

Puede ser que la experiencia en las nubes resulte discretamente distinta, pero tendrá el mismo final inevitable, ya que las temperaturas oscilan de -106 grados centígrados en Júpiter a -200 grados centígrados en Neptuno.

“Esos gigantes gaseosos no solo carecen de una superficie sólida, sino que un humano los atravesaría en caída libre hasta que la presión termine por aplastarlo”, informó Glass, quien añade la “reconfortante” observación de que el infortunado astronauta habrá muerto antes de llegar al núcleo.

“Esas atmósferas están compuestas de hidrógeno con algo de helio, metano y agua, pero con cantidades mínimas de dióxido de carbono. Por ello, mientras mueres congelado y aplastado, pierdes la conciencia sin sufrir el pánico de la hipercapnia que ocasionan las elevadas concentraciones de dióxido de carbono que hallamos en Venus y Marte”.

ALGUNAS LUNAS

Y por si hicieran falta más lugares, los humanos también podríamos morir en cualquiera de las lunas del sistema solar. La Dra. Betül Kaçar, profesora y científica principal del Centro NASA para la Vida Primitiva y la Evolución, en la Universidad de Wisconsin en Madison, dice a Newsweek que, además de la asfixia, los humanos que se encuentren en la luna Europa podrían experimentar un “baño de radiación conforme atraviesen las líneas del campo magnético de Júpiter”; una “sensación de congelamiento instantáneo en un lago de metano y etano” de Titán; o la emoción de ser “expulsados al espacio en un géiser gigante” de Encélado.

En otras palabras: no dejes el traje espacial en casa. N

(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).

Newsweek en Español te recomienda también estas notas:

Un cometa del sistema solar que cayó en México acabó con los dinosaurios

TRAPPIST-1: el aire huele a vida en otros planetas

Siete misterios sobre el universo que desconciertan a los científicos