Merckx resiste

Libourne (Francia), 16 jul (EFE).- Eddy Merckx paseó su popularidad en el Tour en una etapa que salía de Mourenx, escenario de una de sus gestas, y que estaba previsto que marcara el final de su récord en solitario de victorias por el programado triunfo del británico Mark Cavendish.

Pero la jornada no respondió al guión establecido, la etapa no acabó en "sprint" y el cohete de la Isla de Man tendrá que esperar, mientras el belga, con su sonrisa siempre bonachona y su discurso siempre grandilocuente, designaba al esloveno Tadej Pogacar como "el nuevo caníbal".

Merckx es siempre una estrella. Al inicio de la jornada abrazó a Cavendish como a un hijo, sabedor de que su leyenda brillará todavía incluso si el "sprinter" de la Isla de Man le arrebata el récord de 34 triunfos parciales. Por ahora, están igualados.

"Para mi es más que un héroe, es un amigo", aseguraba el británico, orgulloso de ver como "el ciclista más grande de todos los tiempos" venía a felicitarle por su renacimiento, con 36 años, sus cuatro triunfos procedentes casi de la ultratumba del ciclismo.

Cavendish nunca habla de ese récord. Tras dos años ausente del primer plano ha empatado con Merckx y la etapa de hoy apuntaba a que podía batirle.

Pero los 200 kilómetros entre Mourenx y Libourne eran demasiado para que su equipo controlara todas las fugas y finalmente una se consolidó y de ella saltó el esloveno Matej Mohoric camino de su segundo triunfo en este Tour.

EL RÉCORD RESISTE

El récord tendrá que esperar, aunque el británico ya tiene cita con la última etapa, la de los Campos Elíseos, la más prestigiosa, una jornada que ya ha ganado en ... ocasiones y que en esta ocasión puede darle una triple alegría: la etapa, el récord en solitario y el maillot verde de la regularidad.

"Espero que lo consiga. Así no me preguntarán más por el récord y me dejarán tranquilo", respondió Merckx a la televisión belga antes de la salida.

El belga, que hace unos días minimizaba ese récord y aseguraba que Cavendish nunca igualaría su palmarés, se mostró esta vez cariñoso con el británico.

"Estaría bien que batiera el récord, viendo todo lo que ha pasado estos años difíciles. Lo merece. Es un gran campeón", indicó.

Pero matizó: "No se puede comparar su carrera con la mía, era un periodo diferente, pero lo que ha logrado en el Tour es algo increíble. Sin duda es el mejor 'sprinter' del mundo".

Merckx resiste, pero el ciclismo ha visto emerger un ciclista que parece tener su misma ambición, la de un "caníbal" que lo quiere ganar todo.

Pogacar, que está a punto de sumar su segundo Tour con 22 años, dos menos de los que tenía el belga cuando ganó el primero de sus cinco, ha visto reconocido su hambre de victorias en la ambición del esloveno.

NUEVO CANÍBAL

"Le veo como el nuevo caníbal. Ha ganado ya un Tour, normalmente ganará un segundo. Es extremadamente fuerte, creo que ganará varias ediciones en los próximos años. Si no le pasa nada puede ganar el Tour de Francia más de cinco veces", aseguró.

Merckx ve como su récord de etapas tiembla por el empuje de un veterano "sprinter" y su imagen de caníbal por la de un joven esloveno que desde niño detesta no ganar, según repite una y otra vez su madre.

El belga siguió la etapa en el coche del director del Tour, Christian Prudhomme. Una jornada que salió de una localidad cuyo velódromo lleva el nombre del campeón belga, en recuerdo de la gesta que firmó hace 52 años.

El 15 de julio de 1969, el belga atacó en las rampas del Tourmalet, poco después del inicio de la etapa en Luchon. Al término de una fuga en solitario de más de 140 kilómetros, incluidos los ascensos a Soulor y el Aubisque, alcanzó la meta de Mourenx con más de 8 minutos de ventaja sobre sus adversarios, rubricando la primera de sus cinco victorias en el Tour. Desde entonces, la localidad situada en la falta pirenaica es uno de los escenarios de la leyenda inquebrantable del belga.

Luis Miguel Pascual

(c) Agencia EFE