“Los hombres no lloran” y otros mitos sobre la masculinidad que son falsos

“Los hombres no lloran”; “El hombre es quien siempre debe dar el primer paso”; “los hombres siempre quieren tener sexo”; “los hombres siempre deben ser infieles, porque así demuestran que son muy machos”; “un hombre no está hecho para criar niños”, “a los hombres no les preocupa su cuerpo”…

Son muchos los estigmas que se van entretejiendo en el pensamiento colectivo generación tras generación, y nos corresponde como individuos pararnos frente a ellos y elegir la vida que queremos vivir y no la que se nos impone. Sí. A los hombres también les ocurre y también les importa.

“Esto evidencia cómo el machismo está instaurado en nuestro cerebro. Incluso en el de las mismas mujeres”, asegura la psicólogo especializada en sexología Ailyn Márquez . La sociedad, incluso hoy, cuando finalmente se están afrontando estos parámetros, insiste en encasillar a hombres y mujeres en normas que no todos quieren seguir.

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De hecho, Buzzfeed recopiló de algunas de las falsas creencias masculinas más frecuentes expuestas por de usuarios de Reddit, quienes respondieron a la pregunta “¿Qué consideran como 100% mito sobre los hombres?”. Las respuestas son de alto impacto.

Mitos que los mismos hombres desmienten

Uno de los clásicos es que los hombres piensan todo el tiempo en sexo y quieren hacerlo cada vez que sea posible. Un usuario que participó en la dinámica dice: “Que los hombres piensan en el sexo cada seis segundos. Piensa en la pura logística de ello. Diez veces por minuto. 600 veces por hora. 9.600 veces al día. Nadie tiene tiempo para eso”.

Otro de los mitos expuestos es "que los hombres no tienen problemas de imagen corporal”, dice un usuario. “Todos los hombres que conozco, desde la escuela media hasta la mediana edad, tienen problemas con su cuerpo. Tal vez alguien está convencido de que no es lo suficientemente alto. Tal vez sea su peso. Tal vez piensa que su pene es demasiado pequeño. Tal vez odia su vello corporal. Sin embargo, por alguna razón, la sociedad en general parece pensar que los hombres que están preocupados por algún aspecto de su cuerpo son: 1) inexistentes o 2) pequeños llorones”.

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La psicóloga Valeria Sabater señala en un artículo publicado por Mejor con salud, que la inseguridad corporal es un problema que afecta a gran parte de la población y que, incluso, puede llegar a afectar nuestra cotidianidad y autoestima. La falta de aceptación de uno mismo, no discrimina entre hombres o mujeres, y puede limitar nuestra relación con otras personas. Es decir, cualquiera puede sentirse inseguro. Es normal.

Asimismo, otro usuario de Reddit menciona como mito frecuente que "no tenemos emociones o somos inaccesibles emocionalmente. También que no lloramos para expresar el sufrimiento” y otro completa diciendo que la sociedad ha entrenado a los hombres para mantener los sentimientos encerrados.

Tampoco los hombres disfrutan del acoso sexual, ni tampoco quieren tener sexo todo el tiempo, estos son solo mitos que además dejan al descubierto la frágil del respeto y la confianza.

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Estas suposiciones culturales que muchos tenemos acerca del género masculino surgen de la forma en que la sociedad nos ha enseñado desde niños que deben ser los hombres, y cuáles son las estructuras que definen la virilidad. “Es tremenda la mochila que cargamos y que nos obliga a comportarnos según un modelo de masculinidad patriarcal", asegura Octavio Salazar, experto en igualdad de género y catedrático en Derecho Constitucional entrevistado por la revista GQ. “Ser hombre implica rechazar todo lo femenino, lo que tiene que ver con las mujeres, sus espacios, sus emociones”, y agrega que esa es la razón por la cual la frase “pareces una niñita” es un insulto.

En este sentido, Ailyn Márquez señala que para poder librarse de esos paradigmas, hay que identificar cuáles son los mensajes bloqueadores que les han sido instaurados desde la infancia. “Desde pequeños se les dicen cosas como ‘los hombres no lloran’; ‘los hombres juegan con carritos y pelotas’; ‘los hombres se visten de determinada manera o color’, y estos son bloqueadores que sesgan nuestro comportamiento y nuestro sentir. Lo traemos desde la infancia y muchas personas los asumen como la única verdad posible”.

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La solución propuesta por la experta es conocerse desde la raíz, afrontar, indagar y analizar qué pasó en la infancia y qué es lo que tal vez hoy les hace sentir inseguros. “Se trata de identificar qué aprendimos como sinónimo de masculinidad y qué es lo que realmente nos hace sentirnos a gusto con lo que somos”, señala, y recomienda normalizar la visita al terapeuta, pues es quien nos puede brindar herramientas eficientes para desenredar los aspectos que nos incomodan, porque son muchas las variables que influyen. Por ejemplo, la cultura, las creencias religiosas y, por supuesto, los valores que se han incentivado en la familia.

En virtud de un futuro más equilibrado, y de recorrer un camino más armónico, corresponde no solo a las mujeres hablar de igualdad, también los hombres están llamados a hacer valer su voz en pro de mejorar su relaciones con otros. Incentivar el hecho de que, ante todo, somos personas, y más allá del género, debemos ser capaces de racionalizar cuáles son los comportamientos que todos debemos cambiar. Desde la burla por algo tan simple como el temor a un insecto, hasta la violencia velada que existe en criticar a alguien por una característica de su cuerpo. Ese equilibrio, es de los mejores regalos que podemos dejar a las próximas generaciones.

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