Misterio argentino: por qué sin plan ni números positivos hay un veranito financiero

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Las consultas que más se repiten por estos días tienen que ver con cómo puede ser que la Argentina, con los niveles de inflación que tiene, los datos de pobreza que se relevan, sin un programa económico y con la incertidumbre sobre lo que ocurrirá con el pago de US$2400 millones con el Club de París a fin de julio, esté transitando una tranquilidad cambiaria y un rally en ascenso de los valores de los activos locales.

La respuesta se explica por varios factores, que incluyen un mejor clima internacional (pese a la mayor inflación en Estados Unidos), que derrama en las acciones de empresas argentinas, pero también a razones domésticas.

Favorecido por el mayor precio de las commodities, el Banco Central pudo acumular un buen colchón de dólares que le permitirán mantener controlado todos los tipos de cambio, se espera, hasta por lo menos las elecciones y que podrían servir como respaldo para pagar los vencimientos de corto plazo con los organismos multilaterales.

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Otro factor importante a destacar es la llegada de vacunas, que permite vislumbrar una fecha de vencimiento para los confinamientos intermitente en la segunda parte del año, lo que generaría una vuelta a la normalidad para la producción y el consumo.

Todo esto no deja de lado que los problemas estructurales argentinos siguen estando. De hecho, el riesgo país, que mide cuánto le cuesta a la Argentina pedir financiamiento en el exterior, sigue reflejando tasas de interés en dólares de más de 15%. Sin embargo, luego de haber llegado a niveles de valuación de activos tan bajos, estos aumentos de precios son apenas un reacomodamiento de la posición del país en los portfolios de los inversores.

“Las acciones argentinas están subiendo por varias razones en simultáneo: sigue el ‘viento de cola’, con la soja en casi US$600; Brasil mejoró su perspectiva de crecimiento y se apreció el real; no hay ‘ruidos’ en la macroeconomía en el corto plazo; se aproximan las elecciones con un oficialismo debilitado, y por todo lo anterior, los precios lucen ‘atractivos’ luego de las furiosas caídas pos-PASO de 2019″, explica el economista Fernando Marull.

Sin embargo, señala que, “más allá de este rebote, el Merval sigue en niveles bajísimos”. Actualmente se encuentra en valores promedio de US$390, cuando el promedio de los últimos años es US$700 (al dólar financiero de hoy). “Desde las PASO de 2019, cuando arrancó la actual crisis, la caída fue más abrupta que en las últimas seis crisis, y el Merval recién ahora parece estar ‘volviendo a la normalidad’”, agrega.

Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, indica que la suba de los precios de acciones argentinas se debe también a que es “un mundo más inflacionario”, y que los fondos de inversión buscan activos con rendimientos positivos. “Esto se ve en los activos de Brasil y algo derrama en la Argentina, donde con muy poco, el mercado se mueve”, dice.

El analista coincide igualmente en que los activos argentinos recién están recuperando el valor que tenían previo a la pandemia, y que todavía están lejos de los que tenían antes de las elecciones primarias de 2019. “Los bonos argentinos suben 10%, pero todavía pagan tasas de 18%, cuando Sri Lanka paga 13,5%”, señaló.

“Además, a diferencia de seis meses atrás, hoy empezaron a llegar las vacunas y comienza a verse una salida a las restricciones intermitentes; en septiembre y octubre iremos a algo normal. Hay cosas positivas, además de la incidencia global y de que de los bonos locales no valen nada”, agrega.

En cuanto al efecto que tiene la incertidumbre sobre el Club de París, Caamaño indica que el Banco Central compró tantos dólares esta primera parte del año (US$6000 millones) que, llegado el caso, el Tesoro podría darle una letra intransferible para hacerse de dólares para pagarle al organismo.

“El mercado ya se dio cuenta de que el Gobierno dice una cosa y mientras tanto hace otra. Dijo que no le iba a pagar a Club de París, pero compró la mitad del volumen operado, que se pagó con más inflación y con menor nivel de actividad, ya que le restringió el acceso de compra a los importadores. No fue gratis. Si el Gobierno no llegara a un acuerdo con el Fondo antes que expire el plazo de gracia, podría pagarle, cuando hace tres o cuatro meses no existía esa posibilidad porque las reservas netas eran negativas. Por lo tanto, vamos descartando escenarios negativos, en default no vamos a entrar”, explica Caamaño.

En este sentido, Marull coincidió: “Entre la soja a US$600, el cepo, el Banco Central comprando dólares, y con los activos tan bajos, hubo señales de que hay una mejora en el margen, sobre todo en los primeros meses de 2021. Además, el Gobierno no se está peleando con el FMI y hubo una gira por Europa en busca de apoyo. Se confirma que hasta las elecciones no habrá otras crisis”.