Minorías alientan esperanzas demócratas en elecciones

FULLERTON, California, EE.UU. (AP) — Compradores apurados empujan sus carritos en el mercado coreano, tomando kimchi embotellado y arrolladitos de primavera con algas marinas. En la misma cuadra, los clientes compran comida para llevar vietnamita. Y en la vereda del frente, la gente hace cola para comer tacos al pastor en un restaurante mexicano.

La escena refleja lo mucho que ha cambiado el condado de Orange, en California.

Por décadas, este condado al sudeste de Los Ángeles fue un modelo arquetípico de una comunidad de clase media conformista, con muchas carreteras y megaiglesias, y una población mayormente blanca que votaba por candidatos republicanos como Richard Nixon.

Los restaurantes coreanos y las panaderías mexicanas de la Avenida Orangethorpe en Fullerton son un símbolo de los cambios demográficos y políticos que alientan a los demócratas a buscar bancas en la Cámara de Representantes habitualmente ocupadas por republicanos. En Orange County, muchos distritos votaron por Hillary Clinton en las elecciones presidenciales del 2016 y esta región podría desempeñar un papel clave en los esfuerzos demócratas por arrebatar el control de la cámara baja a los republicanos en noviembre.

En una campaña marcada por las divisiones que inspiran el presidente Donald Trump y el movimiento #yotambién (#MeToo) contra los abusos sexuales, las evidencias más claras del cambio en marcha se encuentran tal vez en el distrito legislativo 39no.

La banca de ese distrito está desde hace tiempo en manos del republicano Ed Royce, bastión del establishment de Washington y quien, al igual que casi todos los líderes de la cámara baja, es blanco y de edad avanzada.

Royce no buscará un nuevo mandato y la contienda por su banca es entre Young Kim, una inmigrante sudcoreana republicana, y Gil Cisneros, un hispano demócrata.

Hispanos y asiáticos constituyen hoy la mayoría del condado de Orange, de 3,2 millones de personas. En 1980, el 80% de la población era blanca.

Kim aspira a ser la primera coreana que llega al Congreso. Es el tipo de candidata que los republicanos buscan desde hace años para adaptarse a las nuevas realidades demográficas.

Kim, de 55 años, nació en Corea del Sur y se crió en Guam. Cursó la universidad en California, abrió su propio negocio y fue elegida a la asamblea estatal.

Trabajó por años para Royce, pero su marcha hacia el Congreso se ve complicada por la impopularidad de Trump en un estado en el que los demócratas ocupan todos los cargos electivos a nivel estatal y tienen ventaja de 39-14 en la cámara baja.

Kim destacó la robusta economía en un reciente acto de campaña, pero también aseguró que tiene diferencias con la Casa Blanca en temas como el comercio. No ve con buenos ojos las tarifas a las importaciones que impuso el gobierno.

En ningún momento mencionó a Trump en su discurso.

“Soy una candidata distinta”, manifestó.

Cisneros, de 47 años, sabe que representa el cambio en un distrito tradicionalmente republicano, que abarca partes del norte del condado y algunos sectores de Los Ángeles y San Bernardino. Considera que los cambios demográficos lo favorecen: Las preferencias del electorado en su distrito se reparten por igual entre republicanos, demócratas e independientes, del mismo modo que en el plano demográfico la población se reparte mayormente entre asiáticos, hispanos y blancos.

Cisneros, un veterano de la Armada que militó alguna vez en las filas republicanas y que ganó 266 millones de dólares en la lotería, dice que su candidatura es parte de una progresión de servicio público que comenzó en las fuerzas armadas. Afirma que se alejó del partido Republicano porque se hizo demasiado conservador.

“Este no es el mismo distrito que hace 15 o incluso 10 años”, sostuvo.

El condado de Orange no asomaba como un eslabón clave en la lucha por el control de la cámara baja. Era una comunidad de gente rica que vivía en laderas con vistas al océano Pacífico.

Su pedigree político está claro: Sus suburbios de republicanos ricos son pilares del movimiento conservador moderno e impulsaron la revolución de Ronald Reagan.

Fullerton, al igual que el condado de Orange en general, supo ser conocido por sus naranjas Valencia y por el petróleo escondido en su subsuelo. Todo cambió con la llegada de la red de carreteras de California, que facilitó el transporte y dio paso a nuevos suburbios.

Después de la Segunda Guerra Mundial abundaron los puestos de trabajo en el sector industrial y militar. Hubo un gran crecimiento poblacional y muchos de los recién llegados eran gente del centro del país, conservadora.

Esos votantes, molestos con la propagación de las ideas liberales, “terminaron dando forma al movimiento de Reagan”, señaló Raphael Soneshein, director ejecutivo del Instituto Pat Brown de Asuntos Públicos de la Universidad Estatal de California con sede en Los Ángeles.

Varios factores hacen que el condado sea hoy más proclive a votar por los demócratas, según Paul Mitchell, de Political Data Inc., una firma analítica sin filiación política. Uno de ellos es el hecho de que muchos hispanos y asiáticos se registran como independientes y pocos como republicanos.

Esto puede ser atribuido en buena medida a que los jóvenes son cada vez más renuentes a definirse como de un partido o de otro.

Otro cambio importante son los hábitos del electorado asiático. Una fuerte ola inmigratoria del sudeste asiático ocurrida después de la Guerra de Vietnam trajo muchos votantes anticomunistas. Pero las nuevas generaciones de asiáticos se criaron en una era distinta.

Los millennials asiáticos “son algunos de los votantes más liberales del estado”, aseguró Mitchell.

Una tarde reciente, afuera de una biblioteca en Yorba Linda, la ciudad donde nació Nixon y donde se encuentra su librería presidencial--, Don Jacques, un programador de computadoras jubilado de 76 años, de Brea, dijo que le gusta la diversidad de las papeletas electorales. Demócrata que piensa votar por Cisneros, Jacques vive en el condado desde su infancia.

“Era hora de que se viniese este cambio”, comentó.