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El "milagro" de las gemelas siamesas que conmueve a Italia

ROMA.- Algunos lo llaman un milagro, otros un cuento con final feliz. Las protagonistas se llaman Ervina y Prefina, dos gemelas centroafricanas siamesas de dos años, unidas por la cabeza, que lograron ser separadas gracias a una intervención quirúrgica sin precedente -la primera de su tipo en el mundo-, que tuvo lugar en el hospital del Papa, es decir, en el instituto pediátrico Bambin Gesú, propiedad del Vaticano, uno de los mejores de Europa.

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La foto de las dos gemelas finalmente separadas, en brazos de su más que sonriente mamá, estuvo hoy en la tapa de todos los diarios italianos. Las chiquitas habían nacido por cesárea el 29 de junio de 2018 en un pueblo a 100 kilómetros de Bangui, la capital de República Centroafricana, uno de los países más pobres del mundo, que el Papa visitó a fines de septiembre de 2015 -en plena guerra civil- para inaugurar allí el Jubileo de la Misericordia.

Unidas por la nuca y consideradas un caso desesperado, las bebas fueron trasladadas al centro pediátrico de Bangui, que justo en esos días milagrosamente estaba visitando Mariella Enoc, presidenta del Bambin Gesú, para controlar las obras de ampliación iniciadas allí por voluntad de Francisco, que en su momento había visitado el lugar.

"Entonces me mostraron a las gemelas siamesas, que tenían cinco días, estaban unidas por la nuca, compartían partes del cráneo, cerebro, piel y sistema venoso", contó Enoc, que detalló que todos coincidían en que no sobrevivirían. Pero ella pensó que había que intentar hacer algo. "Cuando se encuentran vidas que pueden ser salvadas hay que hacerlo, no se puede mirar para otro lado", destacó.

Fue así que, junto a su mamá, Ervina y Prefina en septiembre de 2018 volaron hasta Roma, donde después de casi dos años de preparación, diversos estudios, terapias y tres intervenciones, la última, el 5 de junio pasado, el equipo médico el hospital Bambin Gesú hizo el "miracolo": logró separarlas con éxito.

Se trataba de una operación más que complicada. Para que sobrevivieran por separado era necesario estudiar cada aspecto, planificando el más mínimo detalle.

Las gemelas pertenecían a la muy rara categoría de gemelos siameses craneópagos "totales", es decir, unidos tanto a nivel craneal como cerebral. Para que pudieran sobrevivir, el Bambin Gesú formó un grupo multidisciplinario de neurocirujanos, anestesistas, neurorradiólogos, cirujanos plásticos, neurorehabilitadores, ingenieros, enfermeras de diferentes especialidades y fisioterapeutas, precisó Vatican News, el portal del Vaticano. La última operación, la separación definitiva, duró 18 horas y participaron más de 30 personas entre médicos y enfermeras.

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Se trata de la primera intervención de este tipo en Italia y probablemente en el mundo -en la literatura científica no existen descripciones de operaciones similares-, que costó 1 millón de euros y representa una esperanza para quien nace con este tipo de malformación. Hasta hace muy pocos años, el 40% moría al nacer o tenía una expectativa de vida de diez años.

En medio de los 600 días de preparación, los médicos del Bambin Gesú hasta montaron un espejo en su habitación para que las dos hermanitas unidas por la nuca, pudieran verse y conocerse.

El 29 de junio pasado Ervina y Prefina, que ya hablan algo de italiano, festejaron por primera vez su cumpleaños separadas, mirándose a los ojos y moviendo sus manitos. Por supuesto siguen internadas: tienen heridas que deben controlarse, tienen que hacer rehabilitación y llevar por algunos meses un casco protector. Pero los controles posoperatorios indican que todo salió muy bien y ya duermen en camas separadas.

La madre, Ermine, en una conferencia de prensa no ocultó su felicidad. No paró de agradecer a quienes salvaron a sus chiquitas, al equipo de médicos y al papa Francisco, que quiso ayudar a los niños de Bangui.

"Ahora pueden correr, reír y estudiar, como los chicos de su edad. Yo no estudié, pero espero que ellas puedan estudiar, tal vez convertirse en médicos y ayudar a otros chicos y adultos, así como ellas fueron ayudadas", dijo Ermine, que contó que su gran sueño ahora es que el Papa las bautice.