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Asúmelo, lo más probable es que tu también te infectes de Covid-19

Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minesota, durante una conferencia en 2016. (Imagen Creative Commons vista en Flickr).
Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minesota, durante una conferencia en 2016. (Imagen Creative Commons vista en Flickr).

El hombre de la foto superior se llama Michael Osterholm y es un prestigioso epidemiólogo estadounidense que dirige el Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas en la Universidad de Minesota. Desde el 9 de noviembre de 2020, forma parte del consejo asesor de Covid-19 del presidente Joe Biden.

Osterholm tiene un mensaje para ti que seguramente ya has escuchado, o que probablemente ya hayas deducido por ti mismo a la luz de las sucesivas olas infecciosas a las que nos ha sometido el SARS-CoV-2. ¡Tú también vas a infectarte!

Mientras leía sus opiniones al respecto, no he podido evitar estar de acuerdo al 100% con su opinión. Después de todo, yo también he superado el Covid-19 recientemente. Afortunadamente ya estaba vacunado cuando lo contraje (Janssen), y aunque mi hija adolescente también había recibido la pauta completa (Pfizer en su caso) el virus se cruzó en su vida (y de rebote en la mía) con consecuencias leves para ambos, afortunadamente.

Lo mismo se puede aplicar a cualquier otro ciudadano. Puede que no sea hoy ni mañana, tal vez no sea la semana que viene, este mes, este año o incluso en 2022. Pero todos debemos asumir que en algún momento de nuestras vidas nos vamos a infectar con el dichoso coronavirus de Wuhan, en cualquiera de las variantes que el futuro nos depare. No importa que lleves la mascarilla, desinfectes los alimentos que compras, o evites los ambientes cerrados. Con el tiempo, es muy probable que el SARS-CoV-2 te alcance como me sucedió a mi. ¡Este coronavirus no va a desaparecer de la noche a la mañana!

En este sentido, Osterholm no puede ser más claro – desmoralizante pensarán algunos - cuando se dirige a sus conciudadanos:

Vamos a tener que lidiar para siempre con este virus. Las vacunas son seguras y efectivas, y serán muy importantes, críticas incluso, en la lucha contra el virus, pero el mundo experimentará los efectos del covid-19 hasta el final de los tiempos. Es imposible que en estos momentos logremos vacunar a los 8.000 millones de humanos que habitan la Tierra. Tenemos que hacernos a la idea de que habrá que enfrentarse a este virus durante al menos, el resto de nuestras vidas”.

Entrevista tras entrevista, Osterholm ha venido soltando perlas de sabiduría como las mencionadas desde el inicio de la pandemia. Muchas de ellos resultaron proféticas, y lo siguen siendo ahora. En febrero de este año por ejemplo, declaró en Nature lo siguiente: “erradicar ahora de la faz de la Tierra a este virus es como intentar construir un camino de piedras que llegue a la luna, simplemente impracticable”.

Y lo cierto es que podríamos decir que su opinión es prácticamente la norma en todo el mundo científico. En enero de 2021, la revista Nature realizó una encuesta entre más de 100 expertos en el coronavirus. La pregunta tenía que ver con las posibilidades de erradicarlo. ¿El resultado? Nueve de cada diez expertos afirmaron que era “probable” o “muy probable” que el coronavirus continuara circulando entre la población humana como cualquier otra enfermedad endémica.

La mayoría de esos científicos imaginaban al covid-19 transformándose en algo parecido a la gripe (enfermedad con la que, por cierto, nos contagiamos de media una vez cada cinco años). Se este es el escenario, queda claro que necesitaremos vacunas periódicas a modo de prevención.

Otros imaginan que se unirán al bloque de coronavirus que circulan periódicamente entre nosotros provocando infecciones respiratorias, como algunos de los causantes de eso que hemos dado en llamar “resfriado común”. Si este último es el escenario que termina por imponerse, entonces el enunciado de este artículo debería añadir que a lo largo de tu vida te infectarás de covid-19 varias veces.

Pero tranquilo. Lejos de ser alarmista, en el fondo el mensaje de Osterholm (o los científicos encuestados por Nature) es simplemente realista. La mayoría de esos coronavirus que hoy en día provocan el 20% de los resfriados (pon gamos por ejemplo el conocido como 229E) probablemente irrumpieron en la vida de los humanos generando una pandemia. Hoy, sin embargo, el coronavirus 229E es tan común que el 65% de los niños de tres años ya se ha infectado con él. Por tanto, es razonable creer que dentro de unos años, el SARS-CoV-2 sea tan prevalente – si no más – que el 229E, y que incluso los vacunados vuelvan a infectarse en algún momento de sus vidas.

Existe la esperanza de que las vacunas de ARN mensajero que hemos empleado en combatir el covid-19, como las de Pfizzer o Moderna, garanticen en futuras revisiones la ansiada inmunidad esterilizante (es decir que lleguen a evitar la infección). Pero lo más probable es que los anticuerpos que generan se desvanezcan con el tiempo, o que se hagan menos efectivos contra las futuras variantes.

Sea como sea, la buena noticia es que las vacunas han cumplido con creces su función protectora contra el desarrollo de casos graves que requieran hospitalización, y por supuesto también han evitado muchísimas muertes. Lo estamos viendo ahora en España con esta quinta ola, que está provocando muchas menos hospitalizaciones o decesos que las primeras, gracias especialmente al efecto protector de las vacunas suministradas a los integrantes de los grupos de riesgo. Así pues, si en el futuro podemos seguir vacunándonos con dosis de “recuerdo” (o "boosters" como dicen los anglosajones) parece razonable pensar que nuestra inmunidad nunca desaparecerá del todo.

En fin, saber que en algún momento de nuestras vidas terminaremos por enfrentarnos al virus no debería paralizarnos ni atemorizarnos. Como hemos visto, contamos con herramientas para evitar los daños más severos de la enfermedad y eso debería ayudarnos a mitigar el miedo. Además, es probable que con el tiempo las fórmulas de las vacunas se perfeccionen aún más, elevando sus ya de por si altos niveles de eficacia.

Así pues, como también dijo Osterholm en una entrevista en mayo de este año: “si te has vacunado celébralo, bien sea en un domicilio privado o en cualquier otro lugar. Disfrútalo, te lo has ganado. Puedes sentirte a salvo al hacerlo. De hecho, eso es justamente lo que tenemos que intentar hacerle entender a la gente”.

Me enteré leyendo un artículo de Ross Pomeroy para Real Clear Science.

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