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Miami Heat-Boston Celtics: Bam Adebayo, el gigante de los Picapiedras que dormía en una casa rodante y llegó a la final de la NBA

Apenas tenía un año y su mamá, Marilyn Blount, se quedaba sin palabras. El pequeño Edrice levantó una mesa y la puso patas para arriba. Imposible dimensionar que ese niño tuviera tanta fuerza. Todo resultó sincronía, ingenio y la más dulce complicidad. En ese momento de destreza del pequeño, en la TV emitían un capítulo de Los Picapiedras, unos dibujos animados que le encantaban a él y su mamá. Inmediatamente, Marilyn "bautizó" a su niño como Bam, en referencia a Bam-Bam Rubble, el hijo de Pablo Mármol. Quedó marcado a fuego, porque así eran esa largas jornadas entre ellos. Ese chico que se crió en una casa rodante, en Plymouth, Carolina del Norte, hoy ya tiene 23 años, se restriega los ojos húmedos y mira a su mamá que pudo comprarse unos jeans cuando él cobró su primer cheque como jugador de básquetbol profesional. Edrice Femi Bam Adebayo se roba las luces de Miami Heat, encanta con la potencia Shaquille O'Neal, deslumbra con el juego de Hakeem Olajuwon y deja sin aliento a la leyenda de los Heat, Dwayne Wade.

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Es extrovertido el gigante de 2.06 metros y una envergadura de 2,17 metros. Desplegó sus alas en el último juego ante Boston Celtics y llevó a los Heat hasta la fina de la NBA, un lugar al que no accedía la franquicia de Miami desde hace 6 años. Fue una producción que sacó de enfoque al rival y resultó imposible de contener para los Celtics: 32 puntos, 14 rebotes y 5 asistencias. "Se convertirá en uno de los grandes ganadores de la historia solo porque es muy competitivo. Mueve la aguja todos los días. No se le puede poner analítica a su juego. Compite en cada posesión. Realmente está asumiendo un papel de liderazgo. Mucho más allá de sus años. Su juego ofensivo crece día a día", dijo Erik Spoelstra, el entrenador los Heat que tiene más de 20 años de experiencia en la competencia.

Su máximo objetivo es devolverle a la madre las horas y horas de esfuerzo que realizó por él. Marilyn trabajaba como cajera en un supermercado de carnes (Meat Farm), se levantaba todos los días a las 5.45 y le dejaba el desayuno caliente a su hijo. Lo crió sola, porque John, el padre de Bam, los abandonó. Los 12.000 dólares que ganaba al año su mamá no alcanzaban para mucho, no les permitía salir de la casa rodante. Sin embargo, él nunca se desenfocó: quería tener un futuro mejor. Buen estudiante en Northside High School, educado con sus maestros, fue estudiante de honor en la secundaria y miembro del club de poesía.

No lo encandilan las luces, ni el piso 48 que ahora alquila en un rascacielos en Miami, ni el que tiene su madre en el piso 5 del mismo edificio. Ella todavía conserva un recibo de sueldo del supermercado (240 dólares mensuales) y Bam una foto de la casa rodante en la que vivieron. Aquel recuerdo fue el motor de todo. La unión de Marilyn y su hijo fue la fuerza. Tanto que John Calipari, el renombrado entrenador de Kentucky, cuando los conoció a Bam y su mamá recuerda que pensó: "Tenemos que hacer que esto funcione porque esta mujer se lo merece".

Así fue que ingresó Adebayo a la Universidad, que empezó a mostrar su talento, que encendió las luces de todos y que cuando desembarcó en Miami, empujó a Pat Riley, el general manager de Miami Heat, a decir cosas como: "Él es el Zo [Alonzo Mourning]. Él es el UD [Udonis Haslem]. Él es el Dwyane [Wade]. Eran abanderados. Bam es esa persona. Él es el verdadero negocio".

Nunca perdió de vista cuál es su origen, no quiere permitirse semejante cosa. En Kentucky, a Adebayo se le podía ver en el fondo de pantalla de celular -según explicó en alguna entrevista ese aparato es su debilidad- una foto de la casa rodante en la que vivía. En Miami colgó esa foto en su espacio para cambiarse dentro del vestuario y en la parte inferior dice: "Nunca olvides de dónde vienes y nunca pierdas la vista a dónde vas...". Incluso, hasta escribió la dirección de la calle en la que estaba la casa rodante en sus zapatillas de juego.

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No se detiene, no quiere hacerlo. Contagia por su energía y sus compañeros valoran cada gota de sudor que él derrama, porque los impulsa. "Eso es lo que hacen las estrellas. Encuentran una forma de ganar. Impactan ganando. Es lo que hizo todo el año. Me encanta estar cerca de él, es un buen tipo, se preocupa por ganar, se preocupa por sus compañeros de equipo. Es el corazón y el alma de esto, realmente lo es. Lo sigo diciendo, va a ser la razón por la que vamos a ganar un campeonato", dijo Jimmy Butler.

En una entrevista con ESPN, Adebayo fue concreto y puso en palabras cómo es que llegó hasta aquí y recuerda que le daba un poco de vergüenza que lo dejaran en la puerta de su casa (el trailer en el que vivía) cuando era chico: "No quería que me vieran como un niño por debajo del umbral de la pobreza. Pero ahora creo que esa casa rodante es donde obtuve la ambición. La ira. Si hubiéramos tenido una vida mejor, no estaría aquí. Esa casa rodante me hizo".

Quizá de esa forma es que en la primera gran prueba que tuvo en los Heat (no confiaban demasiado porque en Kentucky defendía bien, pero su trabajo ofensivo no era consistente) se animó a desafiar al propio Pat Riley y dejó a Spolestra con los ojos abiertos por su atrevimiento. Lo presionaban para que atrape pelotas y ensaye lanzamientos y él no retrocedió: insultó varias veces al aire y les preguntó "¿Es todo lo que tienen?". Eso generó que Riley dijera sin dudar: "Es un jugador para los Heat".

"No tiene límites, es un talento", asegura su compañero esloveno Goran Dragic. Edrice Bam Adebajo, el factor Heat para que Miami busque un nuevo anillo.