No solo es cerveza y tequila: El resurgimiento de la antigua tradición del vino mexicano

Grapes are seen as a worker collects grapes during a harvest at Casa Madero vineyard in Parras de la Fuente municipality, in Coahuila state, Mexico, August 4, 2017. REUTERS/Daniel Becerril
Cosecha de la uva en Casa Madero, la bodega más antigua de México, en la municipalidad de Parras de la Fuente, estado de Coahuila. . REUTERS/Daniel Becerril

La historia del vino mexicano comenzó poco después de la llegada de los españoles a América.

Los colonizadores estaban buscando oro, pero lo que encontraron fueron uvas silvestres en esos vastos territorios que llamaron el Virreinato de Nueva España y que hoy ocupa los Estados Unidos Mexicanos. Y aunque la exuberancia de la flora mexicana aportó al mundo deliciosos aguacates, jobos, guayabas, mameyes, piñas, papayas y tunas, las uvas nativas no lograban alcanzar la calidad de la uva europea.

Pero los españoles necesitaban vino para calmar a sus tropas y para celebrar las eucaristías. Así que el conquistador Hernán Cortes emitió ordenanzas en 1524 en las que promocionaba el cultivo de las vides silvestres injertadas con las cepas españolas.

El emperador Carlos I de España y V de Alemania también hizo su parte por fortalecer la producción de cultivos europeos en Nueva España y ordenó a los barcos que atravesaban el Atlántico que transportaran plantas de uva y olivos.

Los principales propagadores de esas especies fueron los evangelizadores, quienes cultivaban viñedos alrededor de los monasterios y conventos porque el vino es un elemento imprescindible en los ritos católicos.

Los registros apuntan que el primer vino americano fue creado por un grupo de colonizadores españoles en 1574 en el Valle de Parras, en lo que es hoy el estado de Coahuila, en la frontera norte colindante con Texas.

“Ellos, al ver los manantiales de agua y la profusión de parras silvestres de la región, decidieron establecerse en el valle y fundar la Misión de Santa María de las Parras, en donde elaboraron el vino con las uvas cosechadas de las parras silvestres de la región”, escribió Miguel Guzmán Peredo en la publicación A Fuego Lento.

(Video) Estos son los mejores vinos mexicanos del 2021

Pero el entusiasmo de los españoles por el éxito de la vitivinicultura de Nueva España duró poco. Los productores hispanos rechazaron los viñedos mexicanos cuando advirtieron una disminución de las exportaciones del vino andaluz hacia el Nuevo Mundo.

Le tocó entonces a Felipe II revertir las medidas de incentivo a la producción que hizo su padre, Carlos I. Para 1595 ya había prohibido los nuevos cultivos de vides en todos los territorios americanos bajo dominio español y, para arrancar de raíz el conflicto, ordenó destruir las granjas vitícolas y prohibir las importaciones de vino americano.

Dos siglos de restricciones fueron más que suficientes para truncar el desarrollo de la industria del vino en México.

Pero el veto tuvo sus excepciones. En 1597, un decreto real autorizó a Don Lorenzo García a producir vino y brandy en la Hacienda San Lorenzo, que hoy se conoce como Casa Madero.

A pesar de las excelentes condiciones climáticas de algunas regiones mexicanas para la producción de vino, el levantamiento de la prohibición y la independencia de México de España no reanimó la vitivinicultura.

“Nadie deseaba invertir en viñedos hace 20 años”, dijo Francisco Rodríguez al diario The Guardian.

El presente y el futuro

Pasaron los años y la historia vinícola mexicana era un recuerdo lejano. Los únicos que no perdieron el interés en los viñedos fueron los más recientes propietarios de Casa Madero, quienes a finales del siglo XX enviaron a Rodríguez a estudiar producción de vinos en Francia para reactivar el mercado.

El comienzo fue difícil y no bastaron los buenos deseos. Los mexicanos desconfiaban de la calidad de sus vinos, acostumbrados a una industria licorera de excelencia del tequila, el ron y la cerveza.

Pero la vieja bodega no se dio por vencida y se aferró a una arriesgada estrategia: posicionarse en los mercados internacionales y, con ese prestigio, regresar a conquistar el mercado nacional. Y para diversificar la oferta, Casa Madero también ofreció asistencia técnica a los nuevos productores.

Uno de los primeros en abrir el camino del nuevo vino mexicano fue la Bodega Don Leo, llamada en honor de David Mendel, quien huyó de la Alemania Nazi y se estableció en México en 1938. Sus viñedos se encuentran en el Valle del Tunal, una zona a 2.100 metros sobre el nivel del mar que permite cultivar unas cepas gran calidad. “El valle es difícil, pero la calidad que obtienes aquí compensa las dificultades”, dice el fundador David Mendel.

Y con el establecimiento de nuevas bodegas con prestigiosas marcas, el receloso público mexicano ha comenzado a disfrutar de sus vinos.

El presidente de la asociación mexicana de sommeliers, Manuel Negrete, dijo que, aunque el consumo de vino todavía es bajo ha aumentado mucho en una década. “Lo bueno de los vinos mexicanos es que estamos enfocados en la calidad no en la cantidad”.

Se calcula que en15 años, el mercado del vino mexicano se multiplicó seis veces y pasó de consumir anualmente 180 mililitros a 1,2 litros per cápita.

Los expertos aseguran que hace 25 años era imposible conseguir un vino mexicano en la carta de un restaurant en México y ahora están en primera fila, aunque son bastante costosos por la baja producción y la falta de apoyo gubernamental, dijo a Líder Empresarial Hans Backhoff, presidente del Consejo Mexicano Vitivinícola y Director General de Monte Xanic.

En la actualidad hay unas 3.350 hectáreas cultivadas de Vitis Vinífera que producen unas 27.000 toneladas anuales. Con esa materia prima, las bodegas mexicanas han conseguido unos 1.500 premios en reconocidos concursos internacionales de vinos.

Para todos los gustos

La riqueza de suelos del territorio mexicano permite la producción de uvas con sabores únicos y diversos.

Coahuila favorece la producción de vinos dulces debido a la calidez del clima. Algunas bodegas almacenan en barricas de roble francés y lo añejan en cavernas subterráneas, evitando alteraciones en la ecología de la zona.

Los componentes y minerales de Zacatecas y la gran altitud de los viñedos dan como resultado uvas de gran calidad. Si visitas algunos de los viñedos del estado, te mostrarán los campos de cultivo, el proceso de fermentación, barricas y cavas.

Querétaro se especializa en vinos blancos como el macabeo, el chardonnay y también por los vinos espumantes.

Baja California es una de las regiones vitivinícolas más importantes de México, pues su altitud y clima, que dan lugar a vinos con tonos frutales y tonos salados. Allí se genera el 75% de la producción nacional.