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Mercenarios sirios y libios apoyados por Turquía avivan las llamas del conflicto en Nagorno-Karabaj

PARÍS.- En una fulminante expansión del conflicto, mercenarios sirios y libios, aparentemente contratados por Turquía para reforzar las fuerzas azeríes, combaten en Nagorno-Karabaj, teatro de la nueva explosión de violencia que libran Azerbaiyán y los separatistas proarmenios de esa provincia. Los enfrentamientos militares continúan a pesar del llamado a la paz lanzado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Moscú confirmó la presencia de esos combatientes extranjeros, pertenecientes a grupos armados ilegales, en la región del Alto Karabaj. Sin precisar sus acusaciones, Rusia exhortó a los países implicados en el conflicto a evitar el empleo de "terroristas extranjeros y mercenarios" y se declaró "profundamente preocupado por procesos susceptibles de provocar una escalada de las tensiones".

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Por lo menos tres mercenarios sirios murieron en los combates de las últimas horas en la región del Alto Karabaj, según una investigación del periódico británico The Guardian. Por su parte, dos fuentes cercanas a los insurgentes sirios que combaten el régimen del presidente Bashar al-Assad, declararon a la agencia Reuters que Turquía había enviado rebeldes para apoyar a las fuerzas azeríes.

Esa información parece confirmar las denuncias lanzadas por las autoridades armenias que, el lunes pasado, indicaron la presencia de unos 4000 miembros de esas milicias en la región, enviados directamente por el gobierno turco. La declaración fue desechada y calificada de "absolutamente insensata" por Azerbaiyán.

"Armenia no soporta la solidaridad de Turquía con Azerbaiyán e inventa mentiras contra nuestro país", dijo a su vez Omer Çelik, vocero del partido del presidente turco Recep Tayyip Erdogan , quien promete, desde que comenzaron los enfrentamientos, que "hará todo lo posible" para terminar con la "ocupación" armenia del Karabaj.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ya había confirmado el domingo la presencia de mercenarios, pertenecientes a facciones apoyadas por Ankara y Siria, enviados a Azerbaiyán para combatir junto a las fuerzas azeríes.

La presencia de esos mercenarios, aparentemente empleados de empresas de seguridad turcas, a quienes se les habrían prometido salarios del orden de los 2000 dólares, también parece confirmar la estrategia regional cada vez más agresiva de Ankara y justificar los temores de que la crisis degenere en un conflicto internacional de imprevisible envergadura.

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Según los especialistas, la intervención de Turquía en ese conflicto secular que las potencias extranjeras siempre intentaron pacificar, significa un nuevo factor de desestabilización y un riesgo de que los combates se prolonguen y sean mucho más cruentos.

Las ambiciones de poder del presidente turco, que no parece dudar en abrir un tercer teatro de conflicto con Rusia, después de Siria y Libia,también consiguieron despertar la inquietud de Irán. Ese otro gran vecino regional llamó a los beligerantes a cesar los enfrentamientos en las últimas horas.

Turquía es la única potencia regional que no llamó a un cese del fuego. Por el contrario, las declaraciones de Ankara siguen alentando a su aliado azerí a recuperar, por la fuerza, el control del Alto Karabak, que perdió en 1991 cuando esa provincia, mayoritariamente armenia, declaró su independencia.

El consejo de Erogan no cae en oídos sordos. El presidente azerí, Ilham Aliyev, aseguró que seguirá combatiendo contra las fuerzas armenias hasta recuperar el Alto Karabaj. "Solo ponemos una condición: que las fuerzas armadas armenias dejen nuestra tierra, en forma incondicional, completa e inmediata", advirtió.

La comunidad internacional multiplicó en las últimas horas los llamados al cese de hostilidades y a la negociación.El presidente francés, Emmanuel Macron , cuyas relaciones con Ankara son cada vez más tensas, se declaró "extremadamente preocupado por los mensajes guerreros que Turquía profirió en las últimas horas con el fin de desinhibir a Azerbaiyán ante una eventual reconquista del Alto Karabaj. Nosotros no lo aceptaremos", declaró el mandatario, cuyo país acoge una importante comunidad armenia.

El ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu, calificó esas declaraciones de "apoyo a la ocupación" armenia de un territorio azerí.

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El canciller ruso propuso ser sede de negociaciones de paz. Sergei Lavrov confirmó por teléfono a los beligerantes "la disponibilidad de Moscú para organizar los contactos necesarios, incluido un encuentro". Pero Ereván juzgó la idea prematura.

"Es inapropiado hablar de una cumbre Armenia-Azerbaiyán-Rusia mientras persisten intensos combates", explicó el primer ministro, Nikol Pachinian, pocas horas después de un voto unánime del Consejo de Seguridad de la ONU, que llamó al fin de hostilidades y a "retomar las negociaciones sin tardar".

Según cifras oficiales -y seguramente parciales- los enfrentamientos armados dejaron desde el domingo un saldo de 98 muertos, entre ellos 81 combatientes separatistas armenios y 17 civiles en ambos lados del frente. Azerbaiyán no comunicó, por su parte, ninguna pérdida militar. Ambos beligerantes se siguen acusando mutuamente de haber iniciado las hostilidades.