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Medio Oriente se recalienta tras el asesinato del cerebro nuclear iraní

PARÍS.- Medio Oriente se instaló otra vez al borde de una explosión geopolítica tras el asesinato de Mohsen Fakhrizadeh, científico iraní considerado el cerebro del programa atómico de su país. Teherán acusa por el crimen a Israel, con la complicidad de Donald Trump y de Arabia Saudita, y afirma su intención de vengarse.

"Caeremos como el rayo sobre los asesinos de nuestro mártir y les haremos lamentar su acción", afirmó en un tuit Hossein Dehghan, comandante militar y consejero militar del líder supremo, Alí Khamenei.

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Mohsen Fakhrizadehcayó en una emboscada en la ciudad de Absard, 70 kilómetros al este de Teherán, y murió poco después en el hospital. Según testigos, cuatro agresores abrieron fuego contra su vehículo después de una fuerte explosión, que hirió también a su guardaespaldas. "Por desgracia, el equipo médico no consiguió reanimarlo. Hace pocos minutos, después de años de esfuerzo y de lucha, el director y científico alcanzó el grado máximo del martirio", informó el Ministerio de Defensa en un comunicado oficial.

El canciller iraní, Mohamad Javad Zarif, acusó a Israel: "Los terroristas asesinaron hoy a un eminente científico iraní. Esa cobardía, con serias indicaciones del papel jugado por Israel, muestra un belicismo desesperado de los autores. Irán llama a la comunidad internacional y en particular a la Unión Europea (UE) a poner fin a su vergonzoso doble juego y condenar este acto de terrorismo de Estado", tuiteó.

El crimen se produce en momentos de gran tensión en Medio Oriente, cuando Irán en retorsión por las sanciones aplicadas por Estados Unidos desde la llegada de Trump al poder, sigue aumentando su producción de uranio enriquecido, componente vital para la fabricación de energía con fines tanto civiles como militares.

Considerado el principal responsable del programa nuclear iraní, Fakhrizadeh era general de brigada en el cuerpo de Guardianes de la Revolución y profesor de Física en la Universidad Imam Hussein de la Guardia. El hombre estaba rodeado por el misterio. Hasta abril de 2018 nadie había visto una foto suya. Y después de la muerte de otros científicos nucleares, un manto aún mayor de secreto se erigió en torno suyo con el objeto de protegerlo contra las operaciones israelíes.

Fakhrizadeh asumió la dirección del Centro Iraní de Investigación en Física en 2018. Después se convirtió en jefe de la investigación en el Instituto de Física Aplicada, donde nació el programa nuclear secreto iraní.

En 2018, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo había identificado públicamente como el director del proyecto de armas nucleares de Irán: "Recuerden ese nombre, Fakhrizadeh", declaró.

Desde entonces, Netanyahu acusa a Irán de ocultar y extender su savoir-faire en materia de armas nucleares, mientras se multiplican las acciones israelíes encubiertas para detener ese proceso. El Mossad, los servicios de inteligencia israelíes, penetraron en un sitio secreto y se apoderaron de media tonelada de archivos nucleares iraníes, mientras comandos enviados por Tel Aviv han dado muerte a numerosos científicos involucrados en el programa nuclear.

En plena confusión desatada por el atentado, fuentes iraníes afirmaron que esos servicios secretos habrían recibido luz verde incluso para atacar las instalaciones nucleares iraníes antes de que Donald Trump deje el poder.

Venia de Trump

El régimen iraní está convencido de que Trump, en colaboración con Israel y Arabia Saudita, está decidido a debilitar el país antes del traspaso de poder en Estados Unidos, el 20 de enero.

"En los últimos días de la vida política de su gran aliado, los sionistas tratan de intensificar y aumentar la presión sobre Irán para que nos haga una guerra total. Pero la noche es larga", declaró Hossein Dehghan, antes de proferir amenazas de venganza.

Esas acusaciones no parecen sin fundamento. El asesinato se produce 15 días después de que los consejeros de Trump consiguieran a duras penas disuadirlo de su intención de atacar el sitio nuclear iraní de Nataz antes de enero, a riesgo de desencadenar un conflicto de proporciones regionales. Poco después, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, viajó a Israel y a Arabia Saudita, donde -junto con el primer ministro israelí- mantuvo una reunión secreta con el príncipe heredero, Mohammed ben Salman, otro feroz enemigo de Teherán.

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Desde que Trump despidió a su secretario de Defensa Mark Esper y a otros cuadros del Pentágono, responsables militares de Estados Unidos temen que el presidente lance operaciones públicas o secretas contra Irán antes de partir. Otros creen que Netanyahu, que siempre tuvo la tentación de atacar los sitios nucleares iraníes, aproveche para hacerlo mientras Trump está en la Casa Blanca.

Trump decidió retirarse en 2018 del Acuerdo Nuclear que varios países occidentales firmaron con Teherán y aplicarle sanciones. Principales enemigos de Irán en la región, tanto Israel como Arabia Saudita pretenden que Estados Unidos permanezca fuera de ese pacto y continúe con la política de draconianas sanciones económicas que están asfixiando al país.

El presidente electo, Joe Biden, declaró su intención de regresar al acuerdo y levantar las sanciones, en la medida en que Irán vuelva a respetar los términos de ese pacto. En particular, Teherán deberá destruir sus stocks excedentarios de uranio enriquecido. Un eventual enfrentamiento regional podría complicar seriamente esa futura política demócrata.