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Mattarella repite como presidente de Italia para evitar la incertidumbre

Roma, 3 feb (EFE).- El presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, juró hoy ante el Parlamento su reelección con objeto de evitar toda zozobra que amenace la recuperación de la pandemia, ya que los partidos no fueron capaces de encontrar un sustituto.

"Juro ser leal a la República y observar lealmente su Constitución", proclamó entre aplausos en la Cámara de Diputados, que congregó a los más de mil "grandes electores" que participaron en la votación en la que resultó reelegido.

La reelección para el próximo septenio de Mattarella, jurista del Tribunal Constitucional de 80 años, se hizo imperiosa el pasado sábado a su pesar, ya que él prefería descansar, pero los partidos políticos fueron incapaces de consensuar un nuevo jefe de Estado.

"UNA SEMANA COMPLICADA"

La distancia entre derecha e izquierda, condenados a entenderse, fue al final inabarcable y la solución pasó por que todo quedara como estaba, con Mattarella en el Palacio del Quirinal.

En cualquier caso, el presidente, conocido por su alto sentido del Estado, aceptó: "Os lo agradezco", sentenció ante el plenario, que le ovacionó, con un perceptible nudo en la garganta que le hizo carraspear en alguna ocasión.

Mattarella reconoció que sigue en el cargo para evitar cualquier incertidumbre que ponga en riesgo la recuperación, aunque fue una semana complicada: "También para mi", confesó, un desahogo raro en él, siempre discreto y formal.

La meta esencial de la política debe ser "la construcción" de la Italia pospandémica y esas "expectativas", subrayó, se habrían visto "fuertemente amenazadas por un escenario de incertidumbre política", minando las perspectivas de un país que se esfuerza en dejar atrás la crisis.

"Esa es la razón de mi 'sí' y estará al centro de mi labor", prometió.

En el plano internacional, Mattarella defendió el proyecto de la Unión Europea, aunque pidió que no "huya de sus retos" como la paz en el Mediterráneo, y animó a "no aceptar" que "se alce de nuevo el viento del desencuentro" en un continente como Europa, en medio de las tensiones entre Ucrania y Rusia.

Elogió también al primer ministro, Mario Draghi, a quien encargó el Gobierno hace un año para afrontar la pandemia y que está apoyado por todos los partidos del Parlamento, salvo los ultras de Hermanos de Italia.

Y ensalzó además al papa Francisco, a la actriz Monica Vitti, muerta la víspera, o a las víctimas de la mafia, un drama que él conoce bien, pues recogió con sus propios brazos el cadáver de su hermano Piersanti, presidente de Sicilia, asesinado en 1980 por Cosa Nostra.

UNA LITURGIA LAICA

La ceremonia de juramento del décimotercer presidente de la República, desde que ésta se proclamara en 1946, sigue una liturgia laica que transcurre por las calles de Roma, con algunos curiosos en sus aceras, aunque sin las muchedumbres del pasado.

Tras su extenso discurso, Mattarella abandonó el palacio de Montecitorio, sede de la Cámara Baja, y fue recibido por un piquete de honor que entonó el himno nacional para después poner rumbo al Altar de la Patria y rendir tributo al "soldado desconocido".

Acompañado en todo momento por Draghi a bordo de un descapotable escoltado, ambos acudieron después a la residencia presidencial, el Palacio del Quirinal.

Mientras, un cañón disparaba veintiuna salvas desde lo alto de la colina del Gianicolo.

UN AÑO ELECTORAL

La repetición del mandato de Mattarella evidencia la división que reina entre los partidos políticos, a pesar de que casi todos se sienten en el Consejo de Ministros de Draghi.

La situación, en efecto, no es nueva, pero sí extraña, pues es la segunda ocasión en la que el jefe del Estado debe repetir en el cargo.

La otra vez fue en 2013, cuando Giorgio Napolitano tuvo que seguir debido al impás surgido de las elecciones generales de ese año. Solo logró dimitir en 2015, cuando fue elegido Mattarella.

En la infructuosa búsqueda de un sustituto para Mattarella pesó el temor a que el bloqueo y los movimientos entre las distintas instituciones derivara en un adelanto electoral, un extremo que solo quieren los ultras de Giorgia Meloni, solos en la oposición y a quienes los sondeos ponen ya como segunda fuerza.

En cualquier caso Draghi se mantendrá en el Ejecutivo con la tarea de dar estabilidad política al país y agotar la legislatura en la primavera del 2023. Pero la campaña ya ha empezado y las tensiones entre los partidos de la coalición irán seguramente "in crescendo".

El gran interrogante es si Mattarella agotará su mandato hasta 2029, cuando cumplirá 87 años, o si, como Napolitano, optará por abandonar antes, cuando las aguas de la política se hayan calmado, para descansar al fin.

Gonzalo Sánchez

(c) Agencia EFE