Massa tomar distancia y le deja a Fernández la relación con Venezuela

El embajador argentino Oscar Laborde presentó sus cartas credenciales ante Nicolás Maduro como nuevo representante en Venezuela
El embajador argentino Oscar Laborde presentó sus cartas credenciales ante Nicolás Maduro como nuevo representante en Venezuela - Créditos: @Cancillería

“Todos saben mi opinión, creo que Venezuela tiene la condena y el informe de Michelle Bachelet porque no cumplió con los derechos humanos”, dijo Sergio Massa hace menos de dos años, cuando el gobierno chavista era condenado, una vez más, ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.

De todos modos, y más allá de este antecedente, el gobierno de Nicolás Maduro debería estar tranquilo. Enfrascado en la frenética búsqueda de fuentes de financiamiento, freno al gasto público y combate a la inflación, el flamante ministro de Economía y erigido como hombre fuerte de la administración no piensa en inmiscuirse en este vínculo, que quedará (al igual que las relaciones con otros países conflictivos del continente) en manos del presidente Alberto Fernández y la diplomacia que encabeza el canciller Santiago Cafiero.

“Va a seguir todo igual, con mucho pragmatismo. Sergio hoy necesita dólares e inversiones, con lo otro no se va a meter”, coinciden voces massistas y albertistas vinculadas a la política exterior. El histórico y fluido vínculo del kirchnerismo con Venezuela se vio tensado por las reiteradas denuncias contra el régimen de Maduro, a quien Massa alguna vez calificó de “dictadura”, pero mejoró de manera notable a partir del estallido de la guerra en Ucrania. Y sumó a esa nueva situación el acercamiento que el propio Estados Unidos hizo con Caracas para conseguir fuentes alternativas de combustible ante la escasez mundial. La relación bilateral tiene, no obstante, un lunar que se resiste a ceder: el avión de bandera venezolana retenido hace dos meses en Ezeiza, con cinco de sus 19 tripulantes (varios de ellos venezolanos), aún investigados por posibles conexiones con el terrorismo.

El también flamante embajador en Caracas, Oscar Laborde, fue recibido con honores por el presidente venezolano días atrás, al presentar las cartas credenciales en el palacio de Miraflores. Allí, Maduro habló al pasar de un “avión secuestrado” antes de continuar la charla con el nuevo embajador, un equilibrista en sus vínculos con Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner. Esta semana, el presidente venezolano sólo pidió, aunque con tono enojado, la “solidaridad del pueblo argentino” para recuperar la aeronave de la empresa Emtrasur, sin acusar al Gobierno por el episodio. Y prefirió cargar las tintas en el interés norteamericano, a través de su departamento de Justicia, por incautar e investigar el avión y sus tripulantes, sobre todo los iraníes, eventualmente miembros de la Fuerza Quds que responde a la Guardia Revolucionaria iraní.

“Con Maduro hay una relación de necesidad mutua. Ellos necesitan mostrar que hay una fisura en el bloqueo diplomático que sufrían hasta hace poco. Y a nosotros nos puede beneficiar estar cerca para conseguir beneficios de la mejora en la economía venezolana”, comentó a LA NACION una alta fuente diplomática, que agregó que en referencia al escándalo del avión retenido “Venezuela sabe que mucho no podemos hacer, es ahora un tema de la Justicia, que investiga ciudadanos venezolanos, no al gobierno de ese país”, completaron.

Laborde, de hecho, trabaja por estos días en un ambicioso acuerdo de asistencia energética para el país (que ahorraría cuantiosos dólares de las reservas internacionales) a cambio de alimentos para el país caribeño. Tendría para ello el aval inicial de Venezuela y el obvio respaldo del Presidente, quien desde la presidencia de la Celac dará en los próximos meses un mayor impulso a la institucionalización de ese conglomerado de 32 países (Brasil se autoexcluyó), que tiene a Venezuela como “ordenador” de muchas naciones caribeñas, a Cuba y la díscola Nicaragua de Daniel Ortega.

Equilibrio

Más allá de los gestos mutuos con Maduro, y a diferencia de otros embajadores “políticos” alineados con el cristinismo, Laborde ya se reunió con sectores y líderes opositores, como los empresarios nucleados en Fedecámaras y el dirigente Oscar Ronderos (MUD), a quien conoce de su paso común por el Parlasur. Tal vez olfateando sobre la necesidad de ampliar horizontes, con Massa a la cabeza de las discusiones con los organismos internacionales en búsqueda de fondos.

Desde el massismo festejaron la charla virtual del jueves que Massa sostuvo con el titular del BID, Mauricio Claver-Carone, renuente a enviar fondos y siquiera a dialogar con el Frente de Todos, desde su tenso primer encuentro con el entonces presidente electo Fernández, en México, hacia noviembre de 2019. “Con (Gustavo) Beliz estaba todo mal, y ahora se inicia una nueva etapa. Quedaron en verse en las próximas semanas”, contaron cerca del tigrense, contentos por anotar el diálogo con el funcionario norteamericano (cercano a Donald Trump) entre sus primeros éxitos en materia de política exterior, lejos de la pelea abierta entre Claver-Carone y Beliz, quien poco después de asumir como secretario de Asuntos Estratégicos de Fernández quiso disputarle al cubano nacionalizado estadounidense ese mismo lugar en el banco más cercano a las necesidades del continente.

“Massa se ocupará de la economía, y de esos vínculos para conseguir fondos. No se va a meter en todos los demás problemas”, reiteran desde la cancillería a modo de conclusión.