Mario Duarte, quien le dio vida a Nicolás Mora de Yo Soy Betty la fea

CIUDAD DE MÉXICO, junio 2 (EL UNIVERSAL).- Veintitrés años después de que terminara la teleserie "Yo soy Betty, la fea", en la que Mario Duarte le dio vida a Nicolás Mora, el entrañable amigo de Betty, su principal confidente y aliado, el actor colombiano, hoy de 57 años de edad, encarna un papel completamente diferente y sorprendió a toda una generación por su increíble cambio físico.

En esta oportunidad, Mario Duarte se pone en la piel de Pablo Emilio, el financista y aliado del malvado Iván Vallejo en la teleserie de Netflix, "Café con Aroma de Mujer". El actor dejó atrás su cabello negro azabache liso y engominado que tanto caracterizaba a Nicolás, y lo ha reemplazado por un cabello con tonalidades grises, y una descuidada barba de varios días, uno de los fuertes del ambicioso Pablo Emilio.

El actor también usa sus canas en la vida fuera de las cámaras, y es así que se lo puede ver con un look más distendido en sus redes sociales. Duarte, además de actor es músico y acaba de relanzar una versión de su tema "Golpe de ala", que ya está disponible en varias apps de música.

"Yo soy Betty, la fea" es una de las teleseries más queridas de Latinoamérica. Actualmente disponible en Amazon Prime Video, el programa lanzó a la fama mundial a sus protagonistas Ana María Orozco, en el papel de Beatriz "Betty" Pinzón Solano, y Jorge Enrique Abello, quien interpretó al galán Armando Mendoza.

La serie, que se transmitió originalmente entre el año 1999 y 2000, sigue los pasos de Betty, una brillante y joven economista de Bogotá, que decide buscar empleo como secretaria en la empresa Ecomoda, que en ese momento estaba presidida por Armando Mendoza. pese a tener un currículo profesional mucho más extenso y que la capacitaba para un cargo de mayor responsabilidad en las finanzas de la empresa, Betty queda prendada de Armando y acepta ser su asistente.

La fealdad de Betty es la piedra angular de toda la historia, pero al final, al mejor estilo de un cuento de hadas, la protagonista sorprende a todos al demostrar que no se puede juzgar a nadie por cómo se ve.