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Mariano Puerta, tras el retiro: problemas económicos, por qué se aisló y la oportunidad en Estados Unidos

El esfuerzo de Mariano Puerta en la final de Roland Garros 2005: tras la sanción por doping volvió al tour en 2007 y se retiró en 2009.

El último partido oficial de Mariano Puerta fue en Lima, en el challenger de la capital peruana, en noviembre de 2009. A los 31 años y siendo el 285° del ranking derrotó, en la primera ronda, al brasileño Joao Souza por 6-3 y 6-0. Luego no se presentó en los octavos de final frente al local Iván Miranda. Cuando cumplió la sanción por el doping en la final de Roland Garros 2005 y regresó al circuito en junio de 2007, ya no tenía fuerza para competir, sólo ganó un challenger (en Bogotá 2008) y los problemas lo abrumaban. Un mes después de retirarse solicitó su propia quiebra en un juzgado de la Ciudad de Buenos Aires y, salvo por una exhibición con sus compañeros de la Legión en Cariló durante el verano de 2014, prácticamente no se lo volvió a ver en el mundo de las raquetas.

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¿Qué tan mal estuvo económicamente? "Tuve que devolver toda la plata de Roland Garros y de ese semestre de 2005 [NdR: US$ 887.000]. Si no devolvía, no podía jugar. Y jugué tres años más [NdR: reapareció en junio de 2017]. Después ya no me daba más la cabeza para viajar, no tenía energía. Es imposible jugar y rendir cuando no tenés todo en su lugar. Económicamente fue un problema, se me movió todo y en esos tres años no me fue bien. Financieramente fueron años de pérdida", le contó Puerta a LA NACION.

En los dos años y medio que Mariano Puerta jugó tras la segunda sanción por doping, ganó solamente un challenger: en Bogotá 2008.

Jean-Daniel Mondin, el dueño de Guinot-Mary Cohr, una compañía de artículos de belleza popular en la industria del tenis porque suele patrocinar con parches en las mangas a los jugadores que actúan en la cancha central de Roland Garros, fue una de las personas que sostuvo económicamente a Puerta luego de la sanción por doping. "Le dijo a mi manager [NdR: Jorge Brasero] que me ayudaría a cambio de que yo usara la marca en mis mangas cuando volviera a jugar. Y así pasó", comentó Puerta.

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En su momento, se indicó el gobierno de San Luis lo había apoyado a cambio de que Quique Estevanez, su ex suegro, hiciera ficción en esa provincia. "Se trató, tuvimos reuniones, fuimos para allá, estuve con Quique y con Rodríguez Saá -reconoció Puerta-. También había un proyecto para que una vez que yo me retirara manejara parte del tenis de la provincia. Estuvimos dos veces allá, pero no se concretó. Me hubiera encantado".

Mariano Puerta en la actualidad, en Miami; está radicado en EE.UU. desde 2014, da clases de tenis y se dedica al rubro inmobiliario.

¿Qué hizo Puerta después de retirarse? "Estuve haciendo nada. Fueron años que los usé para desconectar. Viajé mucho, estuve varios años de novio. Y un año de esos estuve trabajando con Brian Dabul, diez meses, nos fue bien; cuando comenzamos él estaba en el puesto 130 o 140 y después de esos meses llegó a tocar el ranking 82. Él terminó con dolores en la nuca, se casó y decidió no jugar más. Ahí empecé a ver qué hacer, no hice mucho, hasta que recibí el llamado desde Dallas para trabajar", apuntó Puerta, ahora desde Miami.

-¿Cómo llegaste a EE.UU.?

-En Dallas viven chicos que se llaman Rodrigo Cerdera e Ignacio Irigoyen. Con Rodri he jugado un Mundial representando a Argentina en Nueva Zelanda, cuando teníamos 16 años. Recibo un llamado para hacer un trabajo de cuatro semanas. Rodrigo, que hacía varios años que estaba en Dallas, estaba con mucho trabajo, no tenía tiempo libre y me terminó recomendando. Era para ir a entrenar cuatro semanas, me mandan el pasaje con vuelta y todo. A los tres o cuatro días yo ya estaba volando a Dallas, porque no tenía ningún compromiso. Cuando estoy en la semana tres, más o menos, me dicen que estaban contentos, si me podía quedar cuatro semanas más. Me cambian la fecha del pasaje. Me quedo. Estaba con un solo chico, entrenándolo entre tres y cuatro horas diarias; en ese momento, este chico, Artem Baradach, tenía cinco puntos de ATP. Cuando estaba terminando, él se iba a competir y yo tenía todo para volver a Argentina. Esto era mediados de 2014. Una familia me ofrece entrenar a su hijo, en Boston. Me fui ahí dos años. Me pagaron bien. Claro, había mucha gente que no entendía qué estaba haciendo yo allá y decían pelotudeces. Escuché que nadie sabía adonde estaba. Había periodistas que me llamaban y no contestaba. Seguí en contacto con los chicos. Fue todo rápido. Apliqué para tener los papeles y poder trabajar. Estuve muy ocupado acá, con muchos cambios.

-Hace unos años le pregunté por vos a un destacado integrante de la Legión y dijo que estabas en EE.UU., pero que no te iba a encontrar porque te habías ido por deudas de dinero y apuestas.

-(Sonríe) Andá a saber qué le pasaba a esa persona ese día. Pero no es así. Yo hablaba con Gastón [Gaudio], con [Mariano] Zabaleta, con Toto Squillari. Estados Unidos, de cierta manera, me sanó. Me demostró como que la final de Roland Garros fue real. Me alejé mucho de Argentina, salí del tenis, no fui más a un club, salí del ambiente y por eso debe haber sido un poco chocante. ¿Cuántos chicos de mi camada o de la anterior ves que hayan actuado como yo? La mayoría sigue yendo a los torneos, les gusta seguir estando, que los vean, siguen teniendo ese dejo de ego. Yo no soy así, me chupa un h... Tenés futbolistas como Batistuta, que de vez en cuando da una nota, o lo tenés a Ruggeri, que está todos los días en TV. Tenés tipos como Chelita, Zabaleta, Pico Mónaco, por ejemplo, que hasta tuvieron sus programas, o después me tenés a mí.

-¿Actuaste así, en parte, por sentirte juzgado tras el doping?

-Sí, hubo mucho de eso. Tampoco es fácil. Todos reaccionamos de manera diferente. Lo que para alguien puede ser dañino, para otro no. Y a mí esto me afectó mucho. Fui inestable en mi carrera. Me casé y me divorcié. Si ves un poco, he tenido inestabilidad en algunas áreas. El año pasado tuve la chance de volver al país y no me animé. Soy una persona que tuvo tres episodios de robo a mano armada. Esa fue una de las cosas por las que no volví. Después, en Estados Unidos construí una cierta estabilidad, una línea. Siento que si vuelvo a Argentina la puedo perder. Hace casi tres años que no voy.

Mariano Puerta, desde EE.UU.: "Me alejé mucho de Argentina, salí del tenis. Hoy financieramente, estoy parado; estuve mal".

-¿Cómo estás hoy económicamente?

-Hoy, financieramente, estoy parado de nuevo. Estuve mal. Quebré hace once años. La vida no se terminó ahí. Tuve momentos durísimos. En mi carrera, honestamente, tuve entre cuatro y cinco años buenos. Nada más. ¿Cuánta te pensás que gasté en viajes, entrenamientos, en el equipo? Un montón. Tuve el problema del doping, teniendo que pagar abogados. Entonces, cuando la gente se cree que gané millones de dólares, no es así. Lo que yo hice con el tenis no me salva ni a mí ni a nadie. Jamás tuve millones de dólares en mis cuentas. Somos argentinos y lo que era contratos de ropa o garantías, nos daban el 10% de lo que le daban a un norteamericano o a un europeo; es así, eh.

-¿Tuviste adicción al juego?

-Eh..., no, no, nunca. A veces cuando íbamos a un torneo en el que había casino íbamos a jugar. Pero después, para nada. Tuve años difíciles porque no sabía qué hacer, no sabía qué rumbo tomar, me desordené, no sabía para dónde ir. Cuando recibo la propuesta de trabajo de Estados Unidos para mí fue un 'sí' instantáneo. Porque pensé que podía ser algo bueno. Dejé de competir y durante cuatro años no hice nada, no se vive del aire. Entonces, claro, empezó a llegar el momento en el que tenía que ver cómo generar, qué hacer. Yo fui un chico que siempre había jugado al tenis nada más, no sabía hacer otra cosa.

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Puerta hace una pausa. Reconoce que estuvo "aislado" y que rechazó una innumerable cantidad de pedidos de entrevistas. "Estuve tratando de solucionar y entender algunas cosas. Fue duro poder aceptar esto. Pero hay que frenar, aceptar que te equivocaste y ya está. Estuve haciéndome daño, pero siento que la vida me da otra oportunidad -relató-. Podría haber tenido otra carrera y por no ser lo suficientemente responsable, fue accidentada, lejos de terminar bien financieramente. Y más teniendo en cuenta el potencial que tenía. Estoy mejor que hace seis años, pero voy a tener que trabajar toda mi vida".