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María José y su lucha desde niña contra la ansiedad que la llevó a tocar fondo

La cantante María José en un espectáculo en Palco Tecate, en Monterrey. (Photo by Medios y Media/Getty Images)
La cantante María José en un espectáculo en Palco Tecate, en Monterrey. (Photo by Medios y Media/Getty Images)

Detrás del maquillaje y el body de lentejuelas con que suele subir al escenario para cantar temas Adelante corazón, No soy una señora, Te besé o Ese hombre no se toca, la cantante mexicana María José o La Josa, como también le suelen decir, es una mujer que a sus 46 años ha tenido que aprender a convivir con una afección mental que la ha llevado hasta el punto de no querer vivir.

María José Loyola Anaya no solo se reconoce como una artista con un carisma singular y con canciones que la mantienen, una y otra vez, entre los favoritos del público mexicano, sino también como una paciente que arrastra desde hace más de dos décadas un trastorno de ansiedad que tuvo como detonante los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 a las torres gemelas de Nueva York.

Así se lo confesó la intérprete mexicana a Yordi Rosado en su canal de YouTube, durante una entrevista de más de una hora, en la que se reveló como una persona que día a día debe controlar un padecimiento mental, que siempre la acecha y puede sorprenderla hasta en el mismísimo escenario.

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La cantante, quien en 1992 con 16 años debutó en el grupo Kabah, considerado una de las agrupaciones más representativas del pop mexicano de los años 90, al contar a Rosado sobre el impacto que sintió cuando compartió escena con Miguel Bosé, le confesó que ella desde muy pequeña solo podía calmar su ansiedad cuando escuchaba las canciones del intérprete español.

"Para que entiendas el impacto que él ha tenido en mi vida. Y he estado en momentos bien cagados. Porque curiosamente, yo sufro de ansiedad. Soy una mujer superansiosa. Así soy yo, y mis hermanas también. Así somos las tres. A mí me gusta mucho el orden y vivimos en un país muy desordenado", le reveló la intérprete de Adelante Corazón sin ambages desde el inicio de la entrevista con Rosado, en la que dedicó buen tiempo a contar sobre su padecimiento, una enfermedad considerada todo un desafío a largo plazo, porque interfiere en cada actividad de quien la padezca.

El atentado terrorista que cambió la vida de María José

"Cuando era chiquita una vez estábamos en Acapulco, y cuando no podía dormir en la noche, me ponía mis Walkman y oía a Miguel Bosé, y así me dormía. Yo era chiquitita. Pero, después, curiosamente en el 2001, empiezo con los ataques de ansiedad. Se me detonó, y no sé por qué, justo después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York", comentó la cantante al presentador en su canal de Youtube.

María José recordó que por esa fecha su mamá vivía en Nueva York, pero que a su juicio ese no fue el factor desencadenante de los ataques de pánicos que padece desde hace más de 20 años.

"Yo creo que vi tanto, ¿no?... Estábamos tan atontados viendo lo que había pasado y fue tanta información, tan horrorosa, que me detonó un rollo de ansiedad horrible, horrible, horrible. De chiquita era como ansiocita, pero se me quitaba. O sea, nunca fue un tema ya serio hasta en ese momento", confesó.

Relató que ella tenía pasaje para ir a Nueva York el 12 de septiembre de 2001, pero el viaje lo pospuso hasta octubre de ese mismo año, tras regresar a su madre a México.

María José en el Auditorio Nacional. (Photo by Medios y Media/Getty Images)
María José en el Auditorio Nacional. (Photo by Medios y Media/Getty Images)

"En Nueva York empiezo a sentir miedo. Dije, ‘qué cosa tan extraña, por qué tengo miedo’. Entonces, yo empecé a pensar que iba a caer un avión por la noche sobre mi hotel, pero amanecía y se me quitaba. Yo decía, ‘qué pendeja’. En la noche me estaba ahogando en un vaso de agua, y al amanecer todo se aclaraba, pero después me voy a Noruega con Kabah, a grabar el disco La vida que va, y en el mismo viaje apareció ese pánico", relató La Josa.

La cantante dijo que desde que se subió al avión comenzó a sentir “una ansiedad horrible”. Pensaba que en cualquier momento iba acabar sobre el Pentágono. "No sé, como que se me quedó muy clavado ese rollo, y me la pasé muy mal en Noruega, muy mal. Nada me tranquilizaba, porque no entendían lo que me pasaba".

Recordó que para sus compañeros era como si ella se estuviera volviendo loca cuando la veían que salía hacer muñequitos de nieve bajo un frío congelante.

"Ahí no había nada, ni un chupe, nada. Todo estaba cerrado. No se me ocurría hacer nada, porque no tenía idea de lo que me estaba pasando. Al regresar, ya era una cosa descontrolada. Hasta que me encuentro con un amigo, que ya se murió, y me dice que lo que tengo es ataque de ansiedad, y dije, ‘ah, gracias, no me estoy volviendo loca’, y entonces fui al siquiatra y empezaron a darme mis pastillas", relató en la entrevista.

Pero después de diagnosticada, dijo, pasó otro proceso para regular los medicamentos que debía tomar para controlar esos ataques de pánico. "Cuando íbamos a las presentaciones del disco que grabamos en Noruega, me ponía mis lentes oscuros, porque literal me estaba durmiendo. Era muy raro, porque mi mente estaba despierta, pero las pastillas me hacían jetearme".

María Jose en La Maraka en la Ciudad de México.  (Photo by Medios y Media/Getty Images)
María Jose en La Maraka en la Ciudad de México. (Photo by Medios y Media/Getty Images)

No quería vivir así

Aunque podría dar miedo el efecto de los ansiolíticos, María José aseguró que en ese tiempo ella se sentía tan mal que si le hubieran dicho que tomara veneno de rata, ella lo hacía.

"Si también me hubieran dicho toma pipí caliente de perro todos los días, yo me lo tomaba, porque yo estaba tan mal, que la verdad… Es que es miedo al miedo. Es horrible. No puedes ver noticias, no puedes ver Bambi. No puedes ver nada que te detone esa tristeza. Entonces, literal, estás todo el tiempo viendo qué te hace feliz, porque la tristeza te está llevando a la chingada, y no puedes controlarlo, porque es una cosa química", le cuenta a Rosado.

Incluso, dijo, que llegó al punto de que tuvo ganas de "mentarle la madre a quien me motivara, porque estaba encabronadísima conmigo. Porque no me quería morir, pero me quería morir, ¿me entiendes? No me quería cortar las venas, pero no quería vivir así".

María José recordó que por esa época tampoco comía, aunque eso la ponía peor y no podía salir del círculo vicioso en que estaba, hasta que un día dijo "me vale gorro si me pongo bien, y voy a estar gorda o flaca. Lo que sea, porque yo quiero estar bien en todos los sentidos. Por fuera, por dentro, en el medio, acullá y más allá".

La intérprete de No soy una señora le contó a Rosado que después de un tiempo logró regular el efecto de los ansiolíticos, aunque tomó antidepresivos por cuatro años seguidos, además de hacer terapia. Después de todo eso pudo dejar los medicamentos y hacer su vida normal por un tiempo.

Sin embargo, sus trastornos de ansiedad regresaron cuando se convirtió en mamá en 2014. "Volvieron los ataques de ansiedad de diferentes formas, como si me mareara o me fuera a desmayar. Me hice hasta tomografía del cerebro, porque pensaba que algo estaba muy mal, pero era de nuevo mi ansiedad. Como que cambió, mutó desde que fui mamá. Sí, la ansiedad regresó cuando fui mamá. Y claro, es de miedo ser mamá. Era justo estrés", dijo en la entrevista con Rosado, a quien le confesó también que ha sufrido esos ataques en medio de un show.

Contó que durante un espectáculo empezó a sentirse mareada. “Era un lugar que estaba muy encerrado, con una sola salida. Tenía que entrar y salir por donde estaba la gente, y ahí me dio como claustro, y dije ‘ya valí’, porque hacía un calor horrible. Ese día me sentí muy mal, pero tomé agua, esperé y ya. Desde ese entonces, que ya son como cuatro años, sigo con mis dosis de antidepresivos, aunque no como antes. Es muy chistoso, porque la gente que tiene depresión, no es que esté triste o que esté deprimida, es un nombre que le pusieron a esa enfermedad, que es una reacción química, un rollo del sistema nervioso".

María José confesó, además, que ha tenido que aprender a vivir con su padecimiento. Apuntó que siempre va a terapia y hace meditaciones por lo que está mucho más controlada, porque ya sabe qué es su enfermedad.

"Cuando iba a dejar el antidepresivo, llega la pandemia y dije ‘no, ni madres’. Estoy feliz con mi pastillita, y puedo chupar. Qué maravilla, salud", dijo, e invitó a Rosado a brindar por todos los que batallan contra la ansiedad.

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