Para dar marcha atrás a las políticas antimigratorias de Trump, tendremos que leer la letra pequeña

WASHINGTON — El afán de cuatro años del expresidente Donald Trump por construir un muro para no dejar entrar a los inmigrantes hizo que sus colaboradores revisaran la Forma N-648, en la que el médico de un solicitante de la ciudadanía por el proceso de naturalización declara que este no puede realizar las pruebas de civismo y de idioma debido a una discapacidad o deficiencia mental.

Vieron que la Forma N-648 ofrecía una oportunidad para que el médico de un inmigrante engañara al sistema. Así que, en julio del año pasado, la hicieron más difícil y aumentaron el número de preguntas que debe responder el médico, de 12 a 23, y añadieron preguntas maliciosas acerca de cómo esa discapacidad afectaba la vida cotidiana y si era consecuencia del uso ilegal de drogas.

La nueva versión de esta forma es una de las cientos de modificaciones, poco observadas pero trascendentales, a la maquinaria burocrática del sistema de inmigración de Estados Unidos que seguirá en marcha a menos que el equipo del presidente Joe Biden identifique los cambios y los elimine.

Esto fue revelado por Lucas Guttentag, profesor de Derecho en las universidades de Stanford y Yale que ha pasado los últimos cuatro años construyendo una base de datos de todos los cambios, sin importar cuánd pequeños sean, que hizo Trump al sistema de inmigración. Con la ayuda de 70 alumnos, Guttentag ha creado lo que, en palabras suyas, es una hoja de ruta en internet para detectar las minas que Biden deberá encontrar y desactivar si desea dar marcha atrás a la agenda antinmigrantes con la que hizo campaña Trump en 2016 y que, cuando fue presidente, hizo cumplir su asesor superior interno, Stephen Miller.

Y hay minas por todas partes.

En 2017, el memorando 2017-01 del Departamento de Seguridad Nacional dio instrucciones de que la Ley de Privacidad ya no se aplicara a los registros de las personas que no son ciudadanos ni residentes permanentes legales. En mayo de 2019, el Departamento de Estado actualizó la Forma DS-260 para garantizar que se recabaran en las redes sociales los nombres de usuario de los extranjeros que solicitaban visa y así poder analizar lo que publicaban. Y en diciembre de 2020, tan solo unas semanas antes de que Trump dejara el cargo, el Departamento de Justicia terminó los cambios radicales al Manual de Prácticas de la Junta de Apelaciones de Inmigración, mismos que dificultaban apelar ante las negativas de asilo y las órdenes de deportación.

Debido a pequeñas correcciones hechas por los funcionarios del gobierno de Trump, las mujeres embarazadas ya no califican de manera automática para ser liberadas de un arresto por parte de las autoridades de inmigración. Las parejas del mismo sexo de los diplomáticos estadounidenses no reciben visas de diplomáticos. Y en virtud de una actualización de 2017 al Volumen 12, Parte B del Manual de Políticas del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, los inmigrantes mayores de 75 años que solicitan un cambio de categoría ya no están exentos de los requisitos de huellas dactilares, como lo habían estado desde 1998.

“La reforma implica arrancar los tentáculos de todas las políticas y revertir hasta los últimos vestigios de la agenda Trump-Miller”, señaló Guttentag. “Pueden estar enterrados bajo una capa tras otra de medidas burocráticas y luego prácticamente arrasar con el sistema de modos indescriptibles que no se descubren sino hasta que las políticas se aplican en casos concretos”.

Para nada se trató de ocultar la iniciativa “Estados Unidos primero” del expresidente mientras este estuvo en el cargo. Con la asesoría de Miller, Trump dio lugar a un encabezado tras otro al pretender construir “un muro alto y hermoso” a lo largo de la frontera suroccidental, separó a los niños migrantes de sus padres, trató de retirar la protección a los “Dreamers” y prohibió la entrada de personas procedentes de países predominantemente musulmanes.

Biden ha pasado sus primeros días en el cargo empezando a desembrollar esos cambios tan conocidos. Emitió un decreto para cancelar la restricción de viajes y formó un equipo de trabajo para reunir a las familias separadas en la frontera. Otro decreto detuvo la construcción del muro. Y otro prometió reforzar el programa de la era de Obama para los Dreamers, conocido como Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés).

No obstante, apenas están comenzando a buscar los cambios más pequeños que siguen ocultos. Los funcionarios de la Casa Blanca les dijeron a los defensores de la inmigración que tardarán mucho tiempo en desenmarañar todo lo que Trump y Miller hicieron para volver el sistema de inmigración contra los inmigrantes.

“Noventa y nueve punto nueve por ciento de esos cambios fueron diseñados para dificultar la inmigración y disminuir el número de inmigrantes que llegan a este país”, señaló Todd Schulte, presidente de FWD.us, un grupo en defensa de los derechos de los inmigrantes.

Schulte afirmó que era importantísimo que Biden aprovechara su considerable poder sobre la inmigración y no solo se concentrara en los cambios de gran repercusión mediática hechos por su predecesor, sino también en los más pequeños, en las modificaciones menos radicales que pudieron haber escapado al escrutinio público.

El director fundador del Proyecto de los Derechos de los Inmigrantes de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles y su dirigente durante más de dos décadas, Guttentag se unió al gobierno de Obama en 2014 como alto asesor del secretario de seguridad nacional. Luego de que Trump resultó electo, Guttentag comenzó a recopilar las medidas del presidente relacionadas con la inmigración en una base de datos que a la larga se convirtió en el Proyecto de Rastreo de Políticas de Inmigración.

Este proyecto documenta 1064 cambios independientes relacionados con la inmigración realizados por el gobierno de Trump de 2017 a 2021. Estos incluyen 163 cambios a las formas y a la recopilación de información; 106 cambios a las reglas oficiales; 416 disposiciones de la agencia; 57 decretos presidenciales; 301 cambios en la práctica por parte de las agencias y sus empleados; 16 cancelaciones de programas; 40 modificaciones a los datos y los informes; 29 cambios formales a la manera en que se juzga la ley de inmigración; y seis propuestas legislativas.

Según Guttentag, en muchos casos, el gobierno de Trump atacó algunas partes del sistema de inmigración en una diversidad de maneras, y publicó directrices de las agencias, cambió las disposiciones, modificó la documentación y anunció directrices presidenciales.

“Según mis cuentas, el desmantelamiento del sistema de protección de asilo se llevó a cabo mediante casi 30 medidas sucesivas y acumulativas”, afirmó. “Se tiene que abordar y revertir cada una de ellas”.

El rastreador hace un listado de los cambios a la política de inmigración en los departamentos de Estado, del Trabajo, de Seguridad Nacional, de Salud y Servicios Humanos, de Justicia y de varios más.

En el Departamento de Justicia, uno de los cambios más importantes tuvo que ver con las nuevas reglas del gobierno de Trump para los jueces que trabajaban en la Junta de Apelaciones de Inmigración que restringían sus facultades para abrir o cerrar casos y hacían más difícil que los inmigrantes cuestionaran la deportación o rebatieran las decisiones relacionadas con el asilo.

Las nuevas reglas han afectado a Delfin Polanco, un inmigrante de República Dominicana que padece una enfermedad respiratoria crónica y un trastorno de estrés postraumático después de trabajar durante dos años para limpiar la zona del World Trade Center tras los atentados del 11 de septiembre.

Luego de que se disolvió su matrimonio, se ordenó la deportación de Polanco en 2011; su abogado señaló que las reglas del gobierno de Trump les impiden a los jueces de la Junta de Apelaciones de Inmigración reabrir el caso de su cliente para evitar su deportación.

“A pesar de haber servido a este país, está expuesto a ser detenido y deportado”, comentó Jonathan Langer, el abogado de los servicios a la comunidad de Catholic Charities en Nueva York que representa a Polanco. “Esto afecta a decenas de miles de personas, o tal vez más, a las que no se les da ninguna opción”.

Durante su mandato, Trump atacó tanto a la inmigración legal como a la ilegal y trató de reducir la afluencia de visitantes extranjeros legales así como de disminuir la cantidad de personas que viven en Estados Unidos sin autorización legal.

Gran parte de la atención de Trump se centraba en la frontera suroccidental. Pero las autoridades también dificultaron las cosas para los inmigrantes de otras partes del mundo, casi siempre sin hacer mucho alboroto.

El 2 de octubre, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración emitió una nueva directiva de alerta titulada “Inadmisibilidad Basada en la Afiliación a un Partido Totalitario”. Algunos abogados especialistas en inmigración afirmaron que, al parecer, la nueva directiva tenía por objetivo desalentar a los ciudadanos chinos a que solicitaran la categoría de permanencia al dificultarles la autorización por ser miembros del Partido Comunista de China.

Incluso los miembros del Ejército fueron afectados por las modificaciones al sistema de inmigración hechas por Trump.

Durante más de 200 años, el Congreso ha recompensado a las personas que no poseen la ciudadanía pero que han prestado su servicio al Ejército en tiempos de guerra con una vía rápida para obtener su ciudadanía. Desde los atentados del 11 de septiembre, se han naturalizado más de 100.000 personas por haber prestado su servicio militar.

Sin embargo, en octubre de 2017, el gobierno de Trump instauró cambios que privaban de esta vía a los miembros del Ejército al impedir que obtuvieran de manera rápida su forma N-426 —una certificación de servicio honorable— que es un requisito para solicitar la naturalización. Anteriormente, los miembros del Ejército obtenían esas certificaciones tan pronto como se presentaban al entrenamiento básico, de tal modo que podían ser ciudadanos mediante el emplazamiento.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company