El mapa, los problemas y la incumbencia favorecen a los demócratas

El presidente Joe Biden da un discurso antes de firmar una orden ejecutiva en la Casa Blanca, en Washington, el 21 de abril de 2023. Biden anunció el martes 25 de abril que buscará la reelección. (Michael A. McCoy/The New York Times)
El presidente Joe Biden da un discurso antes de firmar una orden ejecutiva en la Casa Blanca, en Washington, el 21 de abril de 2023. Biden anunció el martes 25 de abril que buscará la reelección. (Michael A. McCoy/The New York Times)

Casi siete de cada diez estadounidenses creen que su país va por “mal camino”. El presidente en funciones tendrá 81 años el día de las elecciones en 2024. Más de la mitad de los electores en su propio partido no quieren que vuelva a contender a la presidencia para reelegirse.

No obstante, a medida que el presidente Joe Biden se embarca en su campaña por un segundo mandato, los funcionarios demócratas creen con convicción que el martes comienza su candidatura desde un terreno mucho más sólido de lo que indica su posición personal. La unidad demócrata ha sofocado incluso el atisbo de una insurgencia al interior del partido. Los temas que dominan la política nacional han favorecido en gran medida a los demócratas. Y un campo de batalla que se ha reducido a un puñado de estados significa, al menos por ahora, que la campaña de 2024 se desarrollará en terreno demócrata favorable.

“Siempre me va a preocupar, porque estamos en un país muy dividido y las contiendas presidenciales van a ser cerradas, sin importar quiénes sean los candidatos”, comentó Anne Caprara, quien ayudó a dirigir el supercomité de acción política de Hillary Rodham Clinton en 2016 y ahora es jefa de gabinete del gobernador demócrata de Illinois, J. B. Pritzker. “Pero, por primera vez en mi carrera, pienso que los republicanos se han colocado a sí mismos en una posición terrible. Están perdiendo y no parece que se den cuenta de ello”.

No hay duda de que las responsabilidades personales de Biden están desatando las trilladas preocupaciones de los demócratas. A pesar de que el desempleo es bajo, de una economía sorprendentemente resiliente y de un historial envidiable de logros legislativos en sus dos primeros años, el presidente octogenario nunca ha acabado de ganarse a la nación o ni siquiera a los votantes de su partido. Según una nueva encuesta de NBC News, Biden pierde frente a cualquier candidato presidencial republicano, por 47 contra 41 por ciento de los votos.

“El presidente Biden se encuentra en una situación muy débil para un titular que se presenta a la reelección”, afirmó Bill McInturff, un encuestador republicano veterano que codirige el sondeo de NBC News.

Los republicanos planean usar esas incertidumbres, insistir en la edad y la fragilidad de Biden y pintarlo como el presidente en funciones más débil que se presenta a la reelección desde que Jimmy Carter lo intentó hace 44 años. La campaña del expresidente Donald Trump ya está pensando más allá de la próxima lucha por la candidatura republicana para contrastar lo que considera la fuerza de la personalidad de un agresivo aspirante frente a un mandatario vulnerable.

El presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden asisten a la ceremonia del Maestro Nacional del Año en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington, el 24 de abril de 2023. (Doug Mills/The New York Times)
El presidente Joe Biden y la primera dama Jill Biden asisten a la ceremonia del Maestro Nacional del Año en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington, el 24 de abril de 2023. (Doug Mills/The New York Times)

“Se trata de una elección entre Joe Biden y Donald Trump”, explicó Chris LaCivita, asesor principal de la campaña de Trump, y agregó: “Si piensan que esa es su mayor fortaleza, van a tener un año largo y miserable”.

Pero los cimientos políticos parecen mucho mejores que la aprobación de Biden mismo.

Dado que evitará un desafío serio en las primarias, Biden no pasará el próximo año luchando con miembros de su propio partido en temas difíciles como la inmigración, la delincuencia, el género y el aborto, de manera que podría alejar a los electores indecisos. En lugar de eso, puede esperar su momento mientras asiste a inauguraciones de carreteras y puentes, plantas de semiconductores, fábricas de vehículos eléctricos y proyectos de energía solar que se derivan de sus tres mayores logros legislativos: el proyecto de ley de infraestructura, la ley “chips y ciencia” y la Ley de Reducción de la Inflación, con sus enormes incentivos fiscales para la energía limpia.

Para Jim Messina, quien gestionó la última campaña de reelección presidencial exitosa, la de Barack Obama en 2012, la sola presencia de Trump en las elecciones primarias republicanas está ayudando a los demócratas a hacer de la campaña del 2024 una elección entre los dos partidos, no un referendo para el presidente en turno, lo cual sería un desafío mucho más difícil para el partido en el poder. Las primeras encuestas, tanto en los estados clave como Wisconsin y a nivel nacional, dan a Biden una ligera ventaja sobre Trump, pero a la par o por debajo de Ron DeSantis, gobernador de Florida.

El control republicano de la Cámara de Representantes por un estrecho margen también le da a Biden un punto de apoyo en los meses previos a que surja un candidato presidencial republicano, así como a Obama le ayudó que el Congreso fuera republicano.

Y luego tenemos el mapa.

Las elecciones legislativas de medio mandato de 2022 deberían haber sido un desastre para un presidente con bajos índices de aprobación. En cambio, en dos estados críticos, Pensilvania y Míchigan, el Partido Demócrata reforzó bastante su poder y su infraestructura electoral, pues tuvieron victorias en las elecciones a gobernador en ambos estados, la Cámara de Representantes de Pensilvania se volvió demócrata y la legislatura de Míchigan quedó en manos demócratas por primera vez en casi 40 años.

Al comienzo de la campaña de 2024, dos tercios del “Muro Azul” del Medio Oeste Alto que Trump destrozó en 2016 y Biden reconstruyó en 2020 parecen favorecer a los demócratas.

A medida que el partidismo se intensifica en los estados demócratas y republicanos, campos de batalla como Florida, Ohio e Iowa se han inclinado con firmeza hacia los republicanos, pero en otros estados disputados como Colorado, Virginia y Nuevo Hampshire parece que ganarán los demócratas sin problemas.

Todo esto ha hecho que un puñado de estados se consideren determinantes para el próximo año: Wisconsin, el tercer ladrillo del “Muro Azul”; Georgia, antes un estado republicano; Arizona, y Pensilvania, sobre todo si los vientos políticos cambian a favor de los republicanos. Si Biden logra imponerse en Pensilvania, solo necesitaría ganar uno de los otros estados en disputa (Wisconsin, Georgia o Arizona) para obtener los votos necesarios en el Colegio Electoral en 2024. Aunque perdiera Nevada, seguiría ganando siempre que se asegurara de ganar Nuevo Hampshire y no se repartiera los votos del Colegio Electoral de Maine.

La erosión de los derechos al aborto tras la revocación de la Corte Suprema de Roe contra Wade ha seguido dominando los resultados electorales en estados clave como Wisconsin, Míchigan y Pensilvania. Y el aborto no está desapareciendo, en gran medida porque el núcleo socialmente conservador del electorado republicano sigue impulsando a los estados rojos y a los jueces conservadores a avanzar en las restricciones al aborto.

La tragedia de los tiroteos masivos también ha hecho que el control de las armas ocupe un lugar importante en la agenda política, una cuestión que los demócratas creen que les ayudará con los electores de los suburbios en los principales estados pendulares y que atrapará a los republicanos entre una base de votantes que no quieren hacer ninguna concesión en los derechos de las armas y un electorado más amplio que cada vez está más a favor de las restricciones.

También hay cuestiones que podrían favorecer a los republicanos. La delincuencia los ayudó a hacerse de curules en la Cámara de Representantes de Nueva York y California, lo cual les aseguró la mayoría estrecha en la Cámara Baja. Y la política trans podría ayudar a los republicanos con algunos electores indecisos. Una encuesta de National Public Radio del verano pasado encontró que un 63 por ciento de los estadounidenses se oponía a permitir que las mujeres y las niñas trans compitan en equipos que coinciden con su identidad de género, mientras que el apoyo general a los derechos del colectivo LGBT no ha hecho más que ganar terreno.

Pero es probable que unas primarias muy disputadas arrastren al posible candidato hacia la derecha, incluso en cuestiones que, de otro modo, podrían favorecer a su partido. DeSantis, considerado por muchos como el rival más serio de Trump, firmó una prohibición al aborto en su estado después de seis semanas, un límite en el que muchas mujeres todavía no saben que están embarazadas.

Sin embargo, el mayor problema podría ser la nube oscura en el horizonte que puede o no convertirse en tormenta: la economía. En 2020, Biden se convirtió en uno de los pocos candidatos presidenciales de la historia moderna en haber vencido al candidato que, según las encuestas, era más confiable en el tema económico.

Desde entonces, la oleada de creación de empleo desde el punto más bajo de la pandemia de coronavirus ha hecho trizas los índices mensuales de empleo, mientras que las tasas de desempleo (en particular, para los trabajadores de color) están en sus niveles más bajos de la historia o cerca de ellos. La inflación, que alcanzó un máximo del 10 por ciento, se sitúa ahora en torno al 5 por ciento.

Sin embargo, Biden sigue recibiendo bajas calificaciones en su gestión económica y esas notas podrían deteriorarse a medida que la Reserva Federal siga controlando la inflación con tasas de interés más elevadas, como advirtió Messina, el exdirector de campaña de Obama. Una nueva encuesta para la CNBC reveló que el 53 por ciento de los estadounidenses espera que la economía empeore, en comparación con el 34 por ciento cuando Biden asumió el cargo.

“Hoy, preferiría ser Joe Biden”, dijo Messina. “Pero me gustaría saber dónde va a estar la economía, porque es la única asignatura pendiente que nadie puede controlar”.

c.2023 The New York Times Company