Mafalda: la nena de mirada crítica que saltó los límites de la historieta argentina y conquistó el mundo

Se opuso a las guerras, al rearme nuclear y a la injusticia. Como a muchos niños, no le gustaba la sopa y amaba los panqueques. Fue fan de los Beatles y su sueño, tan idealista visto hoy a la distancia, era trabajar como intérprete en las Naciones Unidas para contribuir a la paz mundial. "Mi periodo de mayor optimismo fue en los años sesenta, cuando parecía que el mundo iba a cambiar para bien", decía Quino, el padre de la criatura, que murió hoy en Mendoza a los 88 años.

Un día antes de la muerte de su creador se cumplió un nuevo aniversario de la publicación, en 1964, de la primera historieta protagonizada por la niña más famosa de la Argentina: Mafalda. El 29 de septiembre de ese año, en la revista Primera Plana, el dibujante y humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado Tejón, "Quino", presentó en sociedad a su personaje más famoso. La historieta se publicó luego en el diario El Mundo y en la revista Siete Días Ilustrados hasta el 25 de junio de 1973 y se convirtió en un éxito internacional que se tradujo a más de treinta idiomas. Según el prólogo de Toda Mafalda, de Ediciones de la Flor, el personaje tomó su nombre de un bebé que aparecía en el film Dar la cara, de José Martínez Suárez.

Mafalda, como indicó la escritora Patricia Suárez, nació hablando. "Fue un encargo de una agencia de publicidad -reveló Quino en una entrevista-. Me la encargaron para una línea que iba a sacar la empresa Siam con el nombre Mansfield, por eso busqué nombres que se le parecieran, como Mafalda. Después, no sé por qué la campaña no se hizo, ni salieron esos productos, ni nada. Yo me quedé con doce tiras que había hecho, con esa familia tipo que era una mezcla de Blondie con Peanuts". Quino dejó de dibujar a Mafalda en pleno éxito.

Pacifista y de mirada critica, Mafalda se opuso también, en el plano local, a las dictaduras desde el golpe de Estado de Juan Carlos Onganía, en junio de 1966. "Tenemos hombres de principios, lástima que nunca los dejen pasar del principio", dijo.

Para Umberto Eco, Mafalda no era un personaje más del universo del cómic sino "el" personaje de historieta de la década de 1970. "Charlie Brown es norteamericano; Mafalda es sudamericana -escribió el autor de El nombre de la rosa en el prefacio de la primera edición italiana de una recopilación de las aventuras intelectuales de Mafalda-. Charlie Brown pertenece a un país próspero, a una sociedad opulenta a la que busca desesperadamente integrarse mendigando bienestar y solidaridad. Mafalda pertenece a un país lleno de contrastes sociales que, sin embargo, quiere integrarla y hacerla feliz. Pero Mafalda resiste y rechaza todas las tentativas". También fue calificada de esnob y "pequeñoburguesa".

En una investigación para su libro Mafalda inédita, la periodista Sylvina Walger enumeró algunas de las cuestiones primordiales de esa tira gráfica. Además de la situación política de la Argentina y el mundo, con el ascenso del autoritarismo y las reivindicaciones sociales, Mafalda, sus padres y el grupo de amigos debatían sobre las ansias de figuración y otras manías de los argentinos, la situación de las mujeres y el feminismo, la educación, la influencia de la televisión (que Mafalda condenaba) y el amor a los libros (excepto los manuales de lectura escolares, a los que describía como vacíos de imaginación). "Vivir sin leer es peligroso, te obliga a creer en lo que te digan", le advertía a su amigo Felipe.

A partir de 1965, empezaron a aparecer otros personajes en la tira. Felipe, Susanita, Manolito, Guille y la pequeña y punzante Libertad, además de los padres de la nena, ayudaron a la creación de un mundo propio. "Padecí de niña mi pelo inflado, hasta que conocí a Mafalda y su pelo inflado -dice la dibujante y periodista Maia Debowicz-. Mafalda y sus amigos fueron ese puente para que nos conozcamos de otra manera". Los escenarios de veredas, plazas y calles plácidas de Mafalda evocan una ciudad que casi no existe. "Cuando yo hice Mafalda vivía en San Telmo, en Buenos Aires, y más o menos copié la geografía del barrio en que yo vivía. Las empalizadas de los baldíos, con las plantitas que crecen en las cornisas, los adoquines", respondió Quino cuando le preguntaron porque no se veía el paisaje mendocino en su tira.

Cuando en 2014 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades,Quino reveló que tenía que calcar el personaje de la niña contestataria y ávida lectora de diarios. En una conversación que mantuvo en Rosario con el periodista y escritor Reynaldo Sietecase, estimó que, por sus opiniones y actitud rebelde, Mafalda hubiera sido una desaparecida más durante la última dictadura militar. También en 2014, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM) inauguró la muestra Mafalda en su sopa, al cuidado de Judith Gociol, donde además de libros y viñetas, se expusieron cartas de los lectores a Quino y afiches con campañas públicas de salud, promoción de la lectura y derechos humanos con la imagen y la palabra de Mafalda. Para esta investigadora del Archivo de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la BNMM, el relato humanista del personaje infantil es lo que explica su vigencia.

Libros e historietas de Mafalda, publicados en el país por Ediciones de la Flor, son, año a año, best sellers en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En 2014, cuando Mafalda hubiera cumplido cincuenta años, Quino fue elegido para inaugurar la 40ª edición de la Feria y mantuvo una conversación los periodistas Cristina Mucci y Carlos Ulanovsky que se puede ver en este enlace.