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Maduro rechaza el pedido de la UE y fuerza la retirada electoral de Capriles

CARACAS.- La apisonadora chavista no tiene marcha atrás. Nicolás Maduro ha decidido mantener las elecciones fraudulentas montadas para el 6 de diciembre, pese al pressing conjunto para retrasarlas del dirigente opositor Henrique Capriles y la Unión Europea (UE).

"Se llevará adelante, de manera libre y soberana, la 25ª elección en 20 años de revolución bolivariana. El Estado venezolano no admitirá injerencias o pretendidos tutelajes externos de ninguna naturaleza", concluyó la cancillería chavista en un comunicado dirigido a Bruselas, cuya misión diplomática de última hora no consiguió otra cosa que las críticas y regaños tanto de los bolivarianos como del sector radical de la oposición.

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El gobierno "lamentó" la posición "sesgada" de la UE, "un acto inadmisible" que desconoce los supuestos esfuerzos y su "amplio margen de garantías electorales". La posición inmovilista del chavismo, que sabe que en unas elecciones libres recibiría otra sonora bofetada del país, también provocó el descuelgue de Capriles. "Estas elecciones deben ser postergadas, exigimos que sean postergadas", clamó el excandidato presidencial a través de sus redes sociales.

La Fuerza del Cambio, partido creado en el entorno de Capriles, comunicó al Consejo Nacional Electoral (CNE) que no será de la partida en unos comicios hechos a la medida del chavismo, que competirá contra la alianza de grupúsculos colaboracionistas y contra la lista de los partidos fake de la oposición, intervenidos por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y entregados a personajes cercanos al poder.

"No se trata de tener unos carguitos por aquí, de tener unos curules (escaños). Se trata de tener una elección que le sirva a Venezuela", acotó el exgobernador de Miranda, que con el respaldo de Josep Borrell, alto representante de la UE, negoció con Maduro, arrancando la liberación de 50 presos políticos y el perdón para 60 dirigentes perseguidos o exiliados.

El régimen bolivariano también entregó un "regalo" envenenado al dirigente opositor: la liberación parcial de su partido, Primero Justicia, intervenido por el chavismo y entregado a unos políticos al servicio del Palacio de Miraflores y vinculados económicamente con el millonario colombiano Alex Saab, testaferro de Maduro que espera en Cabo Verde su extradición a Estados Unidos.

"Sentimos que hemos avanzado por una difícil ruta, seguiremos luchando por ella. Uno de los logros es la libertad de algunos compañeros de lucha y otro es la visita de la UE al país. Lamentablemente, el régimen se niega a una elección que les sirva a los venezolanos", explicó el diputado Stalin González, mano derecha de Capriles.

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El exgobernador de Miranda provocó el mes pasado un cisma en el seno de la oposición al subirse a la carrera electoral del 6-D, apoyado por un pequeño grupo de diputados y de forma indirecta por la Iglesia Católica y los empresarios, todos ellos a favor de luchar contra el chavismo en el ruedo electoral. O, al menos, de intentarlo.

Es un desenlace que refuerza la posición de la mayoría opositora, quien no se ha movido un centímetro desde la firma del pacto unitario por 37 partidos, la inmensa mayoría del espectro antichavista. "La fuerza es la unión, si estamos unidos, organizados y orientados en una misma ruta podemos vencer a la opresión", insistió Juan Guaidó , que fue objeto de críticas muy fuertes de Capriles ("juega a ser presidente en internet"). Este último a su vez fue acusado por dirigentes opositores de intentar legitimar las elecciones de Maduro.

"Capriles rectifica a tiempo y se da cuenta de que solo, como un llanero solitario, no iba a conseguir nada. Para él cualquier resultado de unos pocos diputados no significa nada, le interesaría formar un grupo parlamentario grande, pero solo no puede. Así deja de ser una comparsa legitimadora y se pone a tono con la corriente mayoritaria de la oposición, que no quiere participar. Queda así con un nuevo perfil, deja de estar desaparecido para estar en el escaparate. Eso para él es positivo porque estaba en cero, estaba fuera del ruedo político", dijo a LA NACION el politólogo Luis Salamanca, exrector del Consejo Nacional Electoral.