De Madrid a Miami, los opositores de Maduro en el exterior se alejan de las urnas

Un migrante de Venezuela vende ropa en un mercado en el distrito La Victoria en Lima, Perú, 10 de mayo, 2018. REUTERS/Guadalupe Pardo - RC17C142C940

Por Alexandra Ulmer, Angus Berwick y Mitra Taj

CARACAS/MADRID/LIMA (Reuters) - Llegando a menudo sin dinero y muy delgados a las capitales de América Latina tras largos viajes en autobús por el continente, muchos inmigrantes venezolanos culpan al presidente Nicolás Maduro de la crisis económica que los obligó a huir.

Pero, a pesar de su enojo, muchos en la creciente diáspora venezolana planean abstenerse en la votación presidencial del domingo porque la ven como una farsa diseñada para legitimar por otros seis años en el poder al gobierno de Maduro.

En decenas de entrevistas desde España hasta Estados Unidos, la mayoría de los venezolanos que vive en el exterior se muestra pesimista sobre la posibilidad de que Maduro acepte una derrota en las urnas.

Los pocos que sí quieren sufragar por el rival de Maduro, el exgobernador Henri Falcón, aseguran que enfrentan cada vez más obstáculos para registrarse y poder votar en los consulados, incluyendo el nuevo requisito: permiso de residencia en su país de adopción.

Algunos opositores y académicos dicen que hasta 4 millones de venezolanos -de una población de 30 millones de habitantes- se han ido del país en las últimas décadas. El gobierno considera esos cálculos como una exageración.

Sin embargo, pese a su creciente número, es poco probable que esos venezolanos en el exterior tengan un impacto real en el resultado de los comicios, que la coalición de partidos opositores está boicoteando y han sido condenados por Washington.

"No he escuchado que alguien intente registrarse. De hecho, ni siquiera he visto entusiasmo para hacerlo", dijo Garrinzon González, director ejecutivo de la Unión Venezolana en Perú, que brinda asistencia a los exiliados.

El Ministerio de Información de Venezuela no respondió a una solicitud de comentarios.

Los críticos dicen que Maduro utiliza la entrega de alimentos subsidiados por el Estado para influir en el voto de los venezolanos más pobres, quienes viven al día por la hiperinflación que destruye sus salarios.

El Consejo Nacional Electoral, descrito por los opositores como proclive al gobierno, y la prohibición que pesa sobre los principales líderes de la oposición de postularse, debería impulsar aún más a Maduro, un exconductor de autobús y exlíder sindical.

El gobierno venezolano dice que una serie de victorias en las urnas desde 1998 muestra que tiene apoyo popular. Los funcionarios aseguran que lo que va contra la democracia es el llamado opositor a abstenerse y que los rivales de Maduro temen ser derrotados.

No hay datos oficiales sobre el número de venezolanos que han emigrado desde que el carismático antecesor de Maduro, el fallecido presidente Hugo Chávez, inició su "revolución del siglo XXI" hace casi dos décadas en esta nación alguna vez próspera.

Según las Naciones Unidas, casi un millón de venezolanos se fue del país entre 2015 y 2017, y la tendencia parece haberse acelerado este año.

Una ola anterior vio a muchos profesionales emigrar en avión a Miami o Madrid con sus ahorros intactos.

Pero los venezolanos, cada vez más empobrecidos, ahora salen principalmente hacia América Latina en autobús o incluso a pie, con destinos como los vecinos Colombia y Brasil, Argentina, Chile y Perú, donde buscan empleos como camareros, trabajadores de la construcción o conductores.

Ignacio Ávalos, uno de los directores del grupo independiente de monitoreo del Observatorio Electoral Venezolano, calcula que menos del 10 por ciento de los venezolanos en el extranjero está registrado para votar.

Las autoridades no respondieron a consultas sobre cuántos venezolanos en el exterior están registrados para la jornada electoral. Hace un año, el registro incluía a unos 100.000 venezolanos, pero no hay datos más recientes disponibles.

El Observatorio Electoral Venezolano dijo en un informe este mes que los consulados tienen horarios de apertura cortos, atrasos y establecen condiciones que no son exigidas por la ley.

"Sin duda es el momento más difícil para votar afuera", dijo Ávalos, del Observatorio.

Maduro ordenó la reapertura del consulado de Venezuela en Miami que Chávez cerró en 2012, justo antes de su última elección presidencial. El consulado no respondió a una solicitud de información sobre si estaba abierto.

Varios venezolanos entrevistados en Madrid dijeron que el registro electoral no les permitía cambiar sus direcciones anteriores y que las citas en la embajada eran casi imposibles de conseguir.

"Nadie entra, ni Dios", dijo Vanessa Pineda, jefa de un grupo opositor venezolano con sede en España.

Según el canciller venezolano Jorge Arreza, Venezuela fue notificada el miércoles por Canadá de que no se permitirá la instalación de centros electorales en la embajada y consulados.

En Canadá hay inscritos en el registro electoral poco más de 5.000 venezolanos en las ciudades de Ottawa, Vancouver, Toronto y en Montreal.

"MILES DE OBSTÁCULOS" PARA VOTAR

Maduro a menudo menosprecia a los venezolanos que se van al exterior, acusándolos de ser parte de un complot de la derecha "escuálida" que trata de desacreditar su marca de "socialismo del siglo XXI" en el extranjero.

"No sabes cuanta gente está lavando pocetas (retretes) en Miami. ¿Tú te irías a lavar pocetas en Miami? ¿Tú te irías de tu patria amada?", dijo Maduro en abril durante un discurso en el estado Lara, al occidente venezolano. "Yo no me iría jamás".

Una minoría de las figuras de la oposición venezolana piensa que es un terrible error no luchar contra Maduro en las urnas, ya que eso garantiza esencialmente que se le otorgará un nuevo período de gobierno de seis años.

"Esta puede ser la última oportunidad de los venezolanos de poder frenar esta crisis que sigue expulsando a más y más venezolanos al exilio", dijo el abogado Víctor Sulbarán, de 28 años, quien en enero emigró al estado estadounidense de Georgia.

Activista de larga data del candidato opositor Falcón, Sulbarán estaba decidido a emitir su voto.

Pero cuando en marzo viajó al consulado venezolano en Nueva York, se le solicitaron recibos pagados de servicios públicos para demostrar que reside en los Estados Unidos. Finalmente consiguió uno, pero luego le dijeron que los sistemas internos estaban caídos.

Fue solo en su tercer intento de este mes que los funcionarios consulares le dijeron que se había registrado con éxito, pero aún no recibió una notificación formal del cambio de residencia.

"Pusieron mil trabas para tratar de que no se hiciera posible el cambio de residencia", dijo Sulbarán, quien aún no sabe si podrá votar por Falcón el domingo.

Un exingeniero de la petrolera estatal PDVSA, quien pidió no ser identificado para evitar repercusiones contra su familia, que está en Venezuela, dijo que perdió el plazo para poder cambiar su centro de votación tras emigrar a Colombia en abril.

Pero el exgerente de nivel medio, que ahora trabaja en una tienda de autos usados ​​y motocicletas, dijo que no tiene interés en votar.

En las pasadas elecciones en Venezuela, el ingeniero dijo que recibía mensajes de texto y llamadas de PDVSA para que votara por el gobierno, una táctica común que enfrentan los aproximadamente 2,8 millones de empleados estatales del país.

"El Gobierno está apoderado de todos los entes públicos y tiene el control del CNE, por esta razón no creo que haga ninguna diferencia si votamos o no", dijo el exgerente, quien ahora gana en un mes 28 veces más de lo que ganaba en su país.

"Estoy haciéndome un nuevo camino, comenzando nuevamente desde abajo para ir subiendo poco a poco y quiero dejar a Venezuela en el pasado", agregó.