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Madí, Vendrell y Soler, figuras clave del núcleo oculto que organizó el 1-O

Barcelona, 28 oct (EFE).- David Madí, Xavier Vendrell y Oriol Soler, detenidos hoy por la Guardia Civil, fueron tres figuras clave, a diferentes niveles, para la organización clandestina del referéndum unilateral del 1 de octubre de 2017, desde un núcleo de decisión bautizado como "estado mayor del procés".

En septiembre de 2016, el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, solemnizó desde el atril del Parlament su intención de convocar un año después un referéndum vinculante sobre la independencia de Cataluña, a poder ser pactado con el Estado.

Tras ese anuncio -que cogió a contrapié a ERC, ya que Puigdemont encargó sin previo aviso la organización del referéndum al vicepresidente, Oriol Junqueras-, fueron pasando los meses sin que hubiese avances efectivos: postconvergentes y republicanos se miraban de reojo, recelosos unos de otros, evitando dar pasos adelante por las consecuencias judiciales que podía comportar.

Finalmente, en abril, un grupo de personas externas al Govern, sin cargo institucional ni orgánico pero con influencia en sus espacios políticos -algunos habían sido dirigentes de CDC y ERC una década atrás-, idearon una fórmula para desbloquear el referéndum y poner a trabajar, unidos y sin excusas, a Puigdemont y Junqueras.

En ese núcleo inspirador que propuso crear un "estado mayor" secreto paralelo al Govern, para externalizar los preparativos logísticos del referéndum, se encontraban Madí, Vendrell y también el presidente de la Plataforma Pro Selecciones Deportivas Catalanas, el empresario Xavier Vinyals, también investigado.

Puigdemont compró la idea, con la esperanza de que así podría atar en corto a ERC y forzarla a remar a favor del referéndum; Junqueras también dio su visto bueno, convencido de que el problema no era Esquerra, sino que el freno de mano lo estaba accionando el partido del president, el PDeCAT.

El "estado mayor del procés" empezó a reunirse a partir de la segunda mitad de abril, con Puigdemont y Junqueras a la cabeza, acompañados de Jordi Sànchez (ANC) y Jordi Cuixart (Òmnium) y de los principales responsables del PDeCAT y ERC, así como el expresident Artur Mas y otros nombres menos estables, pero el factor novedoso en ese cerebro oculto del 1-O eran los perfiles externos.

Madí, pese a ser uno de los inspiradores, no participó luego en el día a día de las reuniones -varias a la semana, bajo la más estricta confidencialidad y sin presencia de teléfonos móviles-, en las que sí tomaban parte Vendrell, Vinyals y, una vez incorporado, Soler.

Curiosamente, Madí y Vendrell habían sido años atrás rivales estratégicos en la escena política catalana, uno como principal estratega y mano derecha de Artur Mas en CDC, el otro como hombre fuerte del aparato de ERC e incluso conseller con el tripartito.

Madí, cercano a la figura de Jordi Sànchez desde los tiempos de la Crida a la Solidaritat en Defensa de la Llengua en los años 80 y 90, se forjó políticamente en la etapa final de Jordi Pujol en la presidencia de la Generalitat, como uno de los valedores -junto a Oriol Pujol, Germà Gordó y Francesc Homs- de Artur Mas como sucesor.

En 2003 tuvo un primer contratiempo: tuvo que dimitir como secretario general de Comunicación de la Generalitat por un caso de sondeos presuntamente manipulados.

Entre bambalinas, y con cargos de responsabilidad en temas de comunicación y estrategia en Convergència, Madí siguió siendo el más influyente de los asesores que rodearon a Mas en su travesía por el desierto de la oposición en los años del tripartito.

Cuando en 2010 CiU ganó las elecciones y Mas fue investido president, Madí dio por cumplida su misión y se retiró al mundo de la empresa privada, donde ha seguido hasta hoy, si bien nunca ha dejado de ejercer su influencia en la sombra, también en el desarrollo de JxCat, dadas sus conexiones con Sànchez y Puigdemont.

Mientras Madí ayudaba a Mas a alcanzar el Palau de la Generalitat, en la otra trinchera del soberanismo Vendrell ejercía con autoridad como secretario de organización y finanzas de ERC, desde donde en 2006 protagonizó una polémica al enviar cartas financieras a cargos designados por los republicanos -fuesen afiliados o no- para que contribuyesen con sus aportaciones a las arcas del partido.

Vendrell, que en los años 80 perteneció al Moviment de Defensa de la Terra -organización política cuyo brazo armado era Terra Lliure-, estuvo estrechamente ligado a Joan Puigcercós, uno de los cabezas visibles de ERC en la primera década del siglo XXI, enfrentado a Josep Lluís Carod-Rovira.

Xavier Vendrell protagonizó uno de los pasos más efímeros por el Govern: el 20 de abril de 2006 fue nombrado conseller de Gobernación y Administraciones Públicas en sustitución de Joan Carretero, en la primera remodelación del gobierno tripartito, pero tres semanas después el president Pasqual Maragall destituyó a los seis consellers de ERC por su posición contraria al nuevo Estatut.

En los años posteriores, ERC impulsó una renovación interna y Vendrell salió de la primera línea política para dedicarse a la esfera privada.

También es empresario Oriol Soler, impulsor de la editorial Ara Llibres y la revista de historia Sàpiens, experto en cuestiones de comunicación y que en las semanas posteriores al 1-O saltó a los medios de comunicación al trascender su visita, en la embajada de Ecuador en Londres, al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, que había apoyado el referéndum unilateral en Cataluña.

Por su parte, Xavier Vinyals es el menos mediático de los cuatro y no se prodiga en apariciones públicas, aunque sí es el responsable de la Plataforma Pro Selecciones Deportivas Catalanas.

Por Roger Mateos

(c) Agencia EFE