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México un país herido, pero con una industria poderosa

La Argentina y México anunciaron ayer que participarán en conjunto, en colaboración con la Fundación Carlos Slim, en la producción y distribución para América Latina (menos en Brasil) de la vacuna de AstraZeneca contra el coronavirus.

Particularmente, la Argentina producirá la sustancia activa de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y comercializada por la farmacéutica británica AstraZeneca y México será el encargado de envasarla y completar el proceso de producción.

Segundo mercado farmacéutico de América Latina

El rol de México en este proceso no es sorprendente ya que el país representa el 15% del mercado farmacéutico de América Latina, lo que lo convierte en el segundo más importante de la región, después de Brasil, y está entre los primeros 15 del mundo, según la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (Amelaf).

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Asimismo, este sector representa el 1,2% del PBI nacional. Y de acuerdo con Ricardo Romay, director de Amelaf, el mercado farmacéutico en México tiene un valor aproximado de 14.500 millones de dólares anuales, el segundo más importante del país después del automotriz.

Y aunque el PBI de México se contrajo 2,2% interanual durante el primer trimestre de 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la industria farmacéutica trabaja a todo vapor. Es una de las actividades que no ha detenido su producción al ser considerada esencial frente a la pandemia, por lo que prevén un crecimiento en sus ventas de entre 6 y 7% al cierre del año a diferencia de otras industrias que ya resienten los efectos de la crisis sanitaria.

En el territorio mexicano, la industria farmacéutica genera impacto directo en 161 ramas de la actividad económica, de un total de 259 en las que se clasifica la matriz de insumo producto, que incluye ramas del sector primario, del secundario y de comercio y/o servicios. Las empresas farmacéuticas en México generan cerca de 75.000 empleos directos y poco más de 320.000 indirectos, según el informe "La industria farmacéutica mexicana. Actualidades", elaborado por KPMG en 2019.

Desde hace años México se ha convertido en un destino atractivo para invertir en la industria farmacéutica debido al mejoramiento del marco regulatorio y al aumento en las certificaciones de calidad.

"Buena parte de los esfuerzos actuales de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), la entidad reguladora de la industria farmacéutica mexicana, están orientados a establecer regulaciones para que el país sea más competitivo y cumpla con las regulaciones internacionales en esta materia para acceder a otros mercados", explicó en la revista Código Jorge Arturo Castillo, director editorial de Mundofarma.

Relación estrecha con Estados Unidos

Además, el sector tiene una relación fuerte, estrecha y profunda con Estados Unidos, debido a que desde la Unión Americana se importa poco más del 20% de los productos y se exporta más del 26% de la producción nacional, según información de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma).

Entretanto, a principios de julio, luego de 26 años de regir el comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) dio paso a su nueva versión: el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que eliminó la protección de exclusividad por 10 años a las biomedicinas. Esta cláusula solamente beneficiaba a las grandes farmacéuticas, según sus críticos.

El gobierno de México celebró esta decisión, pues la norma local actual establece ese periodo de exclusividad por solamente 5 años, lo que permite una introducción más rápida de versiones genéricas del mismo medicamento y, por tanto, el abaratamiento de los precios en el país

El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que el nuevo pacto traerá más inversión extranjera, más empleos y "bienestar" al país. "Es muy oportuno, porque estamos por salir de la pandemia y necesitamos reactivar la economía", dijo.

Industria Maquiladora de Exportación

La instalación de la Industria Maquiladora de Exportación (IME) en la frontera norte del país, resultado de un programa pactado en un comienzo entre los gobiernos de México y los Estados Unidos, también supone una ventaja porque permite al país la capacidad de desarrollar procesos de producción de clase mundial, según indicó un estudio de la Cepal.

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Originalmente, estas operaciones industriales formaron parte de una estrategia temporal del gobierno mexicano, para abatir el desempleo en la zona fronteriza con Estados Unidos; sin embargo, con el paso del tiempo se convirtieron en una pieza fundamental de la política industrial, y adquirieron una importancia enorme para la economía mexicana. Para las empresas extranjeras, que establecieron operaciones de maquila en México, este esquema resultó muy ventajoso, ya que les permitió reducir drásticamente sus costos laborales, al instalarse en una región geográfica cercana y pagar salarios bajos, según el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación.

Inicialmente, estas plantas se dedicaban a actividades intensivas en mano de obra, operaban con tecnologías rudimentarias y en condiciones precarias. Sin embargo, desde mediados de los años ochenta, muchas introdujeron tecnologías de punta, una organización moderna y fuerza de trabajo bien capacitada, lo que le permitió a México ser socio estratégico de Estados Unidos en sectores como el aeroespacial, médico, automotriz y electrónico.

Así, se han instalado en el país a lo largo de los años compañías farmacéuticas de primer nivel, entre las que se encuentran Pfizer, Novartis, Roche, Bayer, Sanofi, AstraZeneca, GSK, Eli Lilly And Company y Genomma Lab.