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México: el miedo de muchos a los hospitales frena la lucha contra el virus

CIUDAD DE MÉXICO.- Un auto Suzuki gris se detuvo frente al Hospital General de México y de ahí bajó Víctor Bailón, que llegó a la entrada respirando con dificultad. Durante días se negó a ir al hospital, convencido de que los médicos mataban a los pacientes que tenían coronavirus . Cuando entró arrastrando los pies a la zona de triage y se desplomó, ya era demasiado tarde.

"¡Papito, respira!", gritó su esposa. "Por favor, respira". Al cabo de una hora, Bailón estaba muerto.

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México lucha contra uno de los peores brotes de coronavirus en el mundo, con más de 54.600 muertos (solo superado por Estados Unidos y Brasil).Su lucha se ha dificultado aún más debido a un fenómeno generalizado: un miedo a los hospitales profundamente arraigado.

El problema afectó desde hace mucho tiempo a las naciones azotadas por enfermedades desconocidas. Durante la epidemia del ébola en 2014, muchas personas en Sierra Leona creían que los hospitales se habían convertido en trampas mortales inútiles, lo cual provocó que los enfermos se quedaran en casa y contagiaran a sus familias y vecinos sin darse cuenta.

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En México se está produciendo un círculo vicioso similar. A medida que la pandemia destroza un sistema de salud ya debilitado, en el que los cuerpos se acumulan en camiones refrigerados, muchos mexicanos ven el pabellón de Covid-19 como un lugar que debe evitarse a toda costa porque ahí solo los espera la muerte. Los médicos, enfermeras y secretarios de Salud afirman que las consecuencias de estas ideas son graves. Los mexicanos esperan mucho tiempo para buscar atención médica y acuden cuando sus casos son tan graves que los médicos ya no pueden hacer mucho para ayudarlos.

Según los datos del gobierno, miles de personas mueren antes de ser ingresadas a un hospital y sucumben ante el virus durante su traslado en taxi o en la casa donde han convalecido.

Combatir la enfermedad en casa no solo puede propagar la enfermedad más, de acuerdo con los epidemiólogos, sino que también oculta el verdadero daño de la epidemia, pues una cantidad incalculable de personas fallece sin haberse hecho la prueba del coronavirus y, por lo tanto, no se contabiliza como víctima por Covid-19.

Muchos mexicanos aseguran que tienen razones válidas para desconfiar de los hospitales: según los datos del gobierno, en Ciudad de México (el epicentro del brote), muere casi el 40% de las personas hospitalizadas con Covid-19, una tasa de letalidad elevada incluso si se compara con algunos de los peores focos de infección de coronavirus en todo el mundo. Durante el pico de la pandemia en Nueva York, menos del 25% de los pacientes con coronavirus murió en los hospitales, según algunos estudios.

Si bien la estadística puede ser imprecisa debido a la cantidad reducida de pruebas, los médicos e investigadores confirmaron que una cantidad sorprendente de personas está muriendo en los hospitales de México. Durante una ola de casos en mayo, aproximadamente la mitad de todos los pacientes con Covid-19 en Ciudad de México fallecían dentro de las 12 horas siguientes a su llegada al hospital, dijo Oliva López Arellano, secretaria de Salud de la capital del país.

En Estados Unidos , los que murieron por lo general lograron pasar cinco días internados en el hospital.

Retrasos

Los médicos afirman que los pacientes podrían aumentar sus posibilidades de sobrevivir si buscaran ayuda antes. Argumentan que retrasar el tratamiento solo provoca más fallecimientos en los hospitales, lo cual genera aún más miedo a estos lugares.

La desconfianza es tan pronunciada que los familiares de los pacientes en Ecatepec, un municipio del Estado de México situado a las afueras de la capital, irrumpieron en un hospital en mayo, atacaron a sus empleados, se grabaron junto a bolsas de cadáveres y les dijeron a los periodistas que la institución asesinaba a sus seres queridos.

"Después de ver en TV y videos lo que le pasa a la gente allá adentro, ¡a la chingada con eso!", dijo José Eduardo, el hermano de Bailón, que recientemente había pasado 60 días en casa recuperándose de su propio episodio de lo que él cree que fue coronavirus. "Mejor prefiero quedarme en mi casa y morirme ahí".

Sin embargo, a muchas personas en México que pierden la vida en su casa, o incluso camino al hospital, nunca se les hace la prueba del virus, por lo que no se incluyen en el recuento de víctimas por Covid-19. Más bien, caen en un agujero negro de las estadísticas de muertes que no están vinculadas a la pandemia de manera oficial.

Incluso con el recuento oficial, México ya es el tercer país con más muertes por coronavirus, y el gobierno afirmó recientemente que, durante los últimos meses, hubo 71.000 fallecimientos más de los esperados, en comparación con años anteriores, un indicador de que el virus se cobró muchas más vidas de lo que sugiere el recuento.

Para aumentar la confusión, los líderes políticos, como en muchos países, sembraron una amplia gama de dudas acerca del virus y la necesidad de buscar atención médica. El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que utiliza amuletos religiosos y una conciencia limpia para protegerse del coronavirus, y defendió la idea de luchar contra la pandemia en casa, con la ayuda de las familias, en lugar de en los hospitales.

En una encuesta publicada el mes pasado, casi el 70% de los mexicanos aseveró que se sentiría "inseguro" si llevara a sus seres queridos al hospital durante la pandemia. Una tercera parte dijo que preferiría cuidar de sus familiares por su cuenta.

Ahora, los principales funcionarios de salud comenzaron a suplicarles a los mexicanos que dejen de resistirse a la atención médica. "Es muy importante que la muerte no este contribuida por una atención tardía", dijo el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, que lidera la respuesta del país ante el virus.

The New York Times