Putin y Lukashenko confían en que los problemas en Bielorrusia se resolverán pronto

El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, en una reunión sobre la industria de la construcción en Minsk, el 14 de agosto de 2020

MINSK/MOSCÚ, 15 ago (Reuters) - Los líderes de Rusia y Bielorrusia estuvieron de acuerdo el sábado en que los problemas de Bielorrusia se resolverían pronto, dijo el Kremlin, mientras decenas de miles de personas salieron a las calles de Minsk una vez más para instar al presidente Alexander Lukashenko a dimitir.

Acusado de amañar las elecciones del pasado domingo, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, dijo el sábado que quería hablar con el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtiendo que las protestas callejeras no eran sólo una amenaza para Bielorrusia.

Lukashenko se enfrenta al mayor reto en sus 26 años de gobierno y a la amenaza de nuevas sanciones occidentales.

Los lazos entre los dos tradicionales aliados estuvieron bajo presión antes de las elecciones, ya que Rusia había reducido los subsidios a Minsk.

Rusia, pese a todo, ve a Bielorrusia como un amortiguador estratégico contra la OTAN y la UE.

Las declaraciones de ambas partes contenían una referencia puntual al "estado de unión" entre los dos países, una entidad supranacional que comprende a la Federación Rusa y Bielorrusia. Lukashenko ha rechazado anteriormente los llamamientos de Moscú para estrechar lazos económicos y políticos por considerarlos un asalto a la soberanía de su país.

"Ambas partes expresaron su confianza en que todos los problemas que han surgido se resolverán pronto", dijo el Kremlin en un comunicado después de que Lukashenko y Putin hablaran por teléfono.

"Estos problemas no deben ser explotados por fuerzas destructivas que buscan dañar la cooperación mutuamente beneficiosa entre los dos países en el marco del estado de la unión", añadió.

La Unión Europea se está preparando para imponer nuevas sanciones a Bielorrusia en respuesta a la violenta represión por parte de Minsk, que se ha saldado hasta el momento con dos manifestantes muertos y miles de personas detenidas.

En una visita a la vecina Polonia, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, dijo que Washington estaba siguiendo de cerca la situación. Los líderes de Estonia, Letonia y Lituania pidieron a Bielorrusia que llevara a cabo nuevas elecciones "libres y justas".

Lukashenko dijo que no necesitaba gobiernos extranjeros o mediadores para resolver la situación en Bielorrusia, según informó la agencia de noticias estatal Belta.

"No le entregaremos el país a nadie", dijo.

Decenas de miles de personas salieron a las calles de la capital el sábado, con multitudes concentrándose para depositar flores en el lugar donde uno de los manifestantes fue asesinado esta semana, agitando banderas y cantando "váyanse" y "Lukashenko es un asesino".

"INTROMISIONES EXTERNAS"

Lukashenko ha acusado a los manifestantes de ser criminales y de estar confabulados con patrocinadores extranjeros. Antes de su conversación con Putin del sábado, sugirió que el impacto de las protestas podría extenderse más allá de las fronteras de Bielorrusia.

Moscú esta semana también acusó a países no identificados de "interferencia externa" en Bielorrusia.

"Hay una necesidad de contactar con Putin y que pueda hablar con él ahora, porque esto ya no es una amenaza sólo para Bielorrusia", dijo Lukashenko según la agencia de noticias Belta.

"Defender hoy a Bielorrusia significa ni más ni menos que defender todo nuestro espacio, el estado de la unión, y es un ejemplo para los demás ... La mayoría de los que deambulan por las calles no entienden esto".

La candidata opositora Sviatlana Tsikhanouskaya, que huyó a la vecina Lituania el martes, ha hecho un llamamiento para que prosigan las protestas y se realice otro recuento de votos.

Su dirección de campaña anunció que estaba empezando a formar un consejo nacional para facilitar la transferencia de poder.

El viernes, Lukashenko advirtió a los bielorrusos que se quedaran en casa para evitar convertirse en "carne de cañón".

Rusia ha sido cautelosa con los disturbios en sus fronteras desde que cayera el gobierno de Georgia, en la Revolución de las Rosas de 2003, el de Ucrania, en la Revolución Naranja de 2003-04, y las protestas de Maidán de 2014, eventos en los que, según Moscú, Occidente apoyó a los manifestantes.

Lukashenko, de 65 años, se ha enfrentado a una creciente ira por su gestión de la pandemia y por una economía y unos derechos civiles en decadencia.

El resultado oficial de las elecciones le dio una victoria aplastante, con el 80% de los votos, en comparación con el 10% que obtuvo Tsikhanouskaya. Washington dijo que los comicios "no fueron ni libres ni justos".

"El ex presidente de #Bielorrusia ahora le pide ayuda a Putin. ¿Contra quién? ¿Contra su propia gente que lleva flores en las calles?", tuiteó el ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Linas Linkevicius.

(Información de Polina Devitt y Darya Korsunskaya en Moscú; Andrius Sytas en Vilna y Ilya Zhegulev en Kyiv; escrito por Matthias Williams; editado por John Stonestreet y Giles Elgood; traducido por Andrea Ariet en Gdansk)