La lucha de Halle Berry por la silla de directora

Halle Berry en Los Ángeles, el 25 de agosto de 2021. (Adrienne Raquel/The New York Times)
Halle Berry en Los Ángeles, el 25 de agosto de 2021. (Adrienne Raquel/The New York Times)

Halle Berry, de un modo u otro, ha luchado toda la vida. Ya sea por un papel en una película codiciada, por las víctimas de violencia doméstica como ella o por manifestarse en contra de la percepción de que su belleza física la ha librado de luchar; siempre se ha visto a sí misma como quien lleva las de perder. Y ahora, en su primera película como directora también se incluyó en el reparto.

En “Bruised” (que se estrenará en los cines estadounidenses el 17 de noviembre antes de poder verse en Netflix una semana después), Berry estelariza a Jackie Justice, una luchadora de artes marciales mixtas que ha sido humillada y está desesperada por regresar al cuadrilátero. Este es el papel más demandante físicamente que ha interpretado: ahora, a sus 55 años, tuvo que entrenar de cuatro a seis horas para aprender boxeo, muay thai, judo y jiujitsu, además de refrescar la práctica de la capoeira que aprendió para “Catwoman”.

Luego, pasaba el resto del día haciendo el trabajo de directora: buscando locaciones en Newark, Nueva Jersey; desarrollando un guion que en un principio se centraba en una mujer blanca irlandesa y católica de veintitantos años; coreografiando complicadas escenas de combates y colaborando con su elenco de actores de varias generaciones. Para una cineasta que hace su debut, esa combinación por sí misma es una hazaña.

Sin embargo, con Justice, Berry interpreta a uno de sus personajes más complejos: además de haber sido campeona de artes marciales mixtas, Jackie es una madre negra de mediana edad que lucha para cuidar de su hijo de 6 años, Manny (Danny Boyd hijo), después de abandonarlo cuando era un bebé.

“Entendí quién es este personaje de Jackie Justice y de dónde había salido”, dijo Berry en una videollamada en la que estaba sentada en el patio trasero de su casa de Los Ángeles. Y después de esperar seis meses para que Blake Lively (a quien le ofreció el papel originalmente) decidiera si lo quería —al final decidió que no— Berry buscó hacer ese papel con todas sus fuerzas.

“Me encantó porque luchar es algo de lo que sé mucho en lo personal y en mi carrera. Sé lo que es luchar y que te ignoren”, afirmó Berry. “Entiendo el trauma de la vida que te hace querer luchar, necesitarlo y tener que hacerlo”.

No solo ganó ese asalto, sino que además parece que Netflix estaba en su esquina, ya que pagó más de 20 millones de dólares por la película, según informes de la transacción.

Halle Berry en Los Ángeles, el 25 de agosto de 2021. (Adrienne Raquel/The New York Times)
Halle Berry en Los Ángeles, el 25 de agosto de 2021. (Adrienne Raquel/The New York Times)

Claro está que lo que distingue a Jackie es que ella es una luchadora de verdad. Y para Berry, ese hecho, vinculado a la motivación maternal de su personaje, hizo que tuviera más matices y fuera más novedoso. La actriz había dado inicio a la conversación preocupada por haber enviado a sus dos hijos a la escuela y ahora explicaba que Jackie “hace lo impensable, que es dejar a su hijo sin un motivo apremiante, pero emocionalmente, no puede quedarse y ser mamá”.

Ese acto siguió a Justice hasta el cuadrilátero, e incluso le hizo perder un combate por el título cuando pidió que la dejaran salir de la jaula de combate. Como explicó Berry, Jackie había quedado tan marcada “que el miedo y la culpa la noquearon en su siguiente pelea y no pudo continuar. No pudo enfrentarse a ello. Ya no era la luchadora que solía ser”.

Para prepararse para el papel, Berry no se limitó a ver combates (es una aficionada al boxeo de toda la vida), sino que también preguntó a las luchadoras de esta disciplina por qué habían elegido este deporte.

“Ahora bien, esto no siempre es así en todos los casos, pero mi investigación me enseñó que los hombres y las mujeres suelen luchar por razones muy distintas”, dijo Berry. “Muchas veces los hombres luchan como carrera para cuidar de su familia, ser el sostén de la familia, para salir de la pobreza. Y las mujeres suelen luchar para recuperar su voz”.

Y añadió: “Como muchas de ellas sufrieron algún tipo de abuso en la infancia, la lucha se convirtió en su única manera de recuperar el sentido de sí mismas y su poder y seguridad en el mundo”.

Hay dos escenas que sobresalen en las que Berry no solo estaba haciendo referencia a sus películas anteriores, sino que era evidente que estaba analizando la mirada masculina tradicional. Al principio de la película, una discusión entre Jackie y su pareja y mánager, Desi (Adan Canto), desencadena una escena de sexo, y su intensidad y tosquedad me recordaron un momento de “El pasado nos condena” cuando su personaje, Leticia Musgrove, y Hank Grotowski (Billy Bob Thornton) desarrollan una tipo de conexión igualmente desesperada y violenta. En “Bruised”, esa escena no es solo climática, sino que se ve interrumpida abruptamente por el argumento más extenso en el que el hijo de Jackie regresa.

Después, nos damos cuenta de que el encuentro entre Jackie y Desi también está ahí para servir de contraste con el intercambio más amoroso entre Jackie y su nueva entrenadora, Bobbi “Buddhakan” Berroa (Sheila Atim). Berry no solo dirige la cámara para que se acerque más y muestre por mayor tiempo las caricias entre las mujeres, sino que la pasión es catártica y realmente sanadora para ambas.

Para encarnar la metamorfosis de Jackie, Berry se transformó por completo. Sus ojos están hinchados casi todo el tiempo, sus labios sangran y usa pantalones amplios y trenzas sin ningún atisbo de glamur.

Cuando le dije a Berry que la apariencia de su personaje me recordaba el rostro desfigurado de Brad Pitt al final de “El club de la pelea”, ella no estuvo de acuerdo, y luego me di cuenta de que tal vez mi mirada estaba distorsionada por ideas preconcebidas sobre ella y su carrera. En otras palabras, ella quería interpretar a Jackie porque veía fragmentos de sí misma —del pasado y del presente— en la historia de esta mujer y su lucha por tener más.

“Esta es otra batalla que he peleado toda mi vida: la de que porque me veo de cierta manera no he pasado ninguna penuria. He experimentado mucho dolor y muchas pérdidas a lo largo de mi vida. He sufrido maltratos”, recordó, en referencia a, entre otras cosas, la violencia física en sus relaciones de la que ha hablado en el pasado. “Me siento muy frustrada cuando la gente piensa que porque me veo cierta manera no he tenido ninguna de esas experiencias de la vida real, porque te aseguro que sí las hay”.

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