Los turistas espaciales enfrentan riesgos únicos para la salud

Por Rob Goodier (Reuters Health) - En breve, los turistas espaciales estarán desembolsando números de seis cifras para comprar un pasaje a una órbita de la baja atmósfera, pero antes deberían saber que podrían existir riesgos para la salud. Especialistas aseguran que un viaje de ida y vuelta al espacio incluye algunos peligros potenciales, desde el aumento de las fuerzas gravitacionales durante la aceleración hasta la enfermedad del espacio, que afecta en la gravedad baja y cero. Fuera de la magnetósfera protectora de la Tierra, la radiación del espacio sería riesgosa, posiblemente para los dispositivos médicos implantados. Y una amenaza oculta serían las reacciones impredecibles de las personas encerradas en un espacio reducido como una nave. ¿Cuál es el mensaje de los investigadores? Que existe muy poca información para responder definitivamente quiénes son los más aptos para estos viajes. "No contamos con una lista de requisitos, pero las enfermedades sin controlar (ya sea hipertensión o enfermedad cardíaca o enfermedad pulmonar u otras más), serían un motivo de preocupación y de descalificación", dijo la doctora Tarah Castleberry, profesora asistente de medicina aeroespacial del Centro Médico de University of Texas, Galveston. Con su equipo integra una red académica creada por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos para evaluar los desafíos del turismo espacial. Recientemente, en New Space, los investigadores publicaron una descripción de lo que habría que hacer para conocer cuáles son los riesgos para la salud (ver http://bit.ly/1rNwwjF). Hasta ahora, la mayoría de la información disponible sobre los riesgos de los vuelos espaciales proviene de los astronautas profesionales. Pero los turistas espaciales serían un grupo con más diferencias y más enfermedades. Este año, integrantes del equipo de Castleberry convocaron a 335 voluntarios, que pasaron por una máquina centrífuga que simula las fuerzas de aceleración durante un vuelo al espacio. La mayoría tenía una de cinco enfermedades: hipertensión, diabetes, problemas de espalda y cuello, cardiopatías o enfermedad pulmonar. Ninguno tuvo complicaciones significativas con la experiencia, según publicaron los autores en julio en Aviation, Space and Environmental Medicine. La queja más común fue la visión borrosa, un precursor de la amnesia transitoria, que afectó a más de dos tercios de los voluntarios, el 20 por ciento tuvo náuseas y el 6 por ciento sintió molestias en el tórax. Con datos históricos tan limitados, los autores aseguran que es difícil realizar predicciones. Por eso realizaron una lista de herramientas que podrían responder algunas de estas preguntas. Incluyeron estándares clínicos para la tripulación de los vuelos y el diseño de sistemas de entrenamiento y manejo de los riesgos, además de la creación de una base de datos para registrar la información de la salud de los turistas, que podrían utilizar dispositivos de monitoreo, aunque la mayoría de los productos disponibles no son los más adecuados. Los dispositivos a desarrollar deberían monitorear la frecuencia cardíaca, la respiración, la temperatura de la piel y otras determinaciones útiles para comenzar a completar el vacío en el conocimiento médico. "La medicina aeroespacial es uno de los campos más pequeños y con menos publicaciones en la literatura científica", escriben en un editorial de New Space las doctoras Natacha Chough y Rebecca Blue, del Centro Médico de University of Texas. A la falta de datos hay que sumarle las altas expectativas sociales asociadas con la seguridad de esos vuelos. "La única referencia real actualmente son los vuelos comerciales y estamos limitados por sus excelentes medidas de seguridad", dijo el doctor Clay Cowl, responsable de la División de Medicina Preventiva, Ocupacional y Aeroespacial de la Clínica Mayo, Rochester, Minnesota, y que no participó del estudio de Castleberry. "Mi temor es que la tolerancia pública de un mal resultado no sea la misma que cuando se presentaron los vuelos regulares en un avión con alas fijas. Existieron muchos riesgos para la salud hasta el desarrollo de las cabinas presurizadas, antes de encontrar la manera de mitigar los problemas con el vuelo a altitud", explicó Cowl por vía telefónica.