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Los tuits más sonados de Trump en el 2017

Durante su primer año en la Casa Blanca, Donald Trump ha usado la red social Twitter con más avidez que cualquier otro presidente, no sólo para emitir opiniones sobre política y anunciar decisiones, sino también para atacar despiadadamente a sus enemigos. De hecho, el término “tweetstorm” o “tormenta de tuits” está muy vinculado a sus ráfagas de mensajes en Twitter.

Reuters
Reuters

2017 nos deja una muy variada y peculiar colección de tuits presidenciales. Echamos un vistazo a los más controversiales:

En septiembre, Trump atacó públicamente a la alcaldesa de San Juan por el manejo de la ayuda federal tras la devastación causada por el huracán María.

“Un liderazgo tan pobre por parte de la alcaldesa de San Juan y otros en Puerto Rico, que no no son capaces de hacer que sus trabajadores ayuden”, escribió, en momentos en que Carmen Yulín, como millones de puertorriqueños, enfrentaban uno de los peores momentos de sus vidas.

“Ahora que los tres jugadores de baloncesto salieron de China y se salvaron de años en la cárcel, LaVar Ball, el padre de LiAngelo, no acepta lo que hice por su hijo y que robar en tiendas no es un gran error. Debí haberlos dejado en la cárcel!

“No fue la Casa Blanca, no fue el Departamento de Estado, no fueron los supuestos contactos que tiene LaVar en China los que salvaron a su hijo de una larga condena en prisión. FUI YO. ¡Qué pena! LaVar es una versión pobre de Don King, pero sin el pelo.”

El tuit fue uno de varios publicados por Trump luego de interceder por tres jugadores de baloncesto universitario detenidos en China por robar en una tienda. Pero LaVar Ball, padre del más conocido de ellos, se enfrascó en una disputa pública con el presidente, diciendo que no había ayudado a la liberación de su hijo y restándole importancia al delito.

En julio, Trump sorprendió al alto mando del Pentágono con este mensaje:

“Tras consultar con mis generales y expertos militares, por favor estén avisados de que el gobierno de Estados Unidos no aceptará ni permitirá que las personas transgénero participen en ninguna capacidad en el Ejército de EEUU. Nuestras Fuerzas Armadas deben estar enfocadas en victorias decisivas y abrumadoras, y no se pueden cargar con los tremendos costos médicos y los problemas que causarían los transgéneros. Gracias”.

De este modo anunciaba su decisión de prohibir por decreto a los transgéneros en el ejército, una prohibición que enfrenta un serio desafío en las cortes.

Pese a la oposición del presidente, un funcionario del Pentágono reveló a la prensa que las personas transgénero pueden enlistarse en las fuerzas armadas a partir del 1 de enero. La nueva política refleja las crecientes presiones legales y los difíciles obstáculos que tendría que cruzar el gobierno federal para implementar la demanda de Trump.

El enfrentamiento y los intentos de desacreditar a la prensa estadounidense fueron otra de las constantes de Trump, al punto de decir que son enemigos del pueblo.

Uno de sus tuits, sin embargo, se convirtió en una de las pocas tendencias simpáticas desatadas por sus mensajes en la red social. El 30 de mayo, al filo de la medianoche, el presidente escribía: “A pesar de la constante prensa covfefe, dejando a todos en Internet tratando de descifrar su significado.

Trump o sus asistentes borraron el tuit, pero horas después, y ante la popularidad del mensaje, el presidente escribió: “¿Quién puede descifrar el verdadero significado de “covfefe”? ¡Disfruten!

Con esa excepción, a lo largo del año, sus frecuentes ataques a la prensa fueron ácidos e incesantes.

“Los medios de NOTICIAS FALSAS (agonizantes @nytimes, @NBCNews, @ABC, @CBS, @CNN) no son mis enemigos, ¡son enemigos de los estadounidenses!”.

Incluso insinuó usar la violencia contra ellos, como cuando reprodujo este meme que lo muestra golpeando de manera ficticia a la cadena CNN:

Los líderes demócratas, en particular su rival en la elección presidencial Hillary Clinton y el ex presidente Barack Obama, también fueron blanco de ataques a lo largo del año.

En marzo, Trump llegó a acusar a Obama de espiar sus teléfonos, sin prueba alguna.

“Cuán bajo ha caído el presidente Obama para interceptar mis teléfonos durante el muy sagrado proceso electoral. Esto es Nixon/Watergate. Hombre malo (o enfermo)!”, escribió.

Su acusación fue desmentida por los organismos de seguridad, incluido el FBI.

En noviembre, retuiteó tres videos antimusulmanes del partido político Britain First, un grupo extremista de derecha que prohibió a las personas no blancas unirse hasta 2009 cuando se vio obligado a enmendar esa política a través de una orden judicial. Su desatino provocó incluso una dura crítica de la primera ministra británica Theresa May, quien dijo que era “errado” por parte del presidente haber reproducido los videos de la extrema derecha.

Trump no pudo quedarse callado:

… sólo que envió el tuit a la persona equivocada. Decía: “Theresa May, no te concentres en mí, concéntrate en el destructivo Terrorismo Radical Islámico en el Reino Unido. ¡A nosotros nos va bien!”

Y ya iniciado diciembre, dio el inusual paso de criticar a una de las instituciones del gobierno que dirige, el FBI.

“Después de años de Comey, con la investigación falsa y deshonesta de Clinton (y más), dirigiendo el FBI, su reputación está hecha jirones, ¡la peor en la historia! Pero no teman, lo devolveremos a la grandeza”, escribió.

Llegó diciembre y el espíritu navideño de paz parece no haber tocado el corazón del presidente Trump, quien dedicó un tuit ácido y machista a la senadora demócrata por Nueva York, Kirsten Gillibrand, cuando esta le exigió que renunciara por las acusaciones de abuso sexual en su contra.

“La senadora de poco peso Kirsten Gillibrand, una lacaya total de Chuck Schumer y alguien que vino a mi oficina ‘mendigando’ contribuciones de campaña no hace mucho tiempo (y haría cualquier cosa por ellas), ahora está en el cuadrilátero luchando contra Trump. ¡Muy desleal a Bill y la Corrupta [Hillary Clinton]!”.

El tuit, que insinuó que la senadora era capaz de prostituirse a cambio de contribuciones a su campaña, provocó una airada respuesta de la bancada demócrata, que lo consideró “repugnante”. El diario USA Today publicó un cáustico editorial diciendo que “un presidente que llama prostituta a la senadora Kirsten Gillibrand no es digno de limpiar los inodoros de la Biblioteca Presidencial de Barack Obama o de limpiarle los zapatos a George W. Bush”.