Los tesoros mexicanos que no están en México... ¿deben regresar?
México es el país americano con el mayor número de objetos expuestos en Europa. Y eso puede ser bueno o malo, dependiendo del punto de vista. Algunos preferirían tenerlos en casa, pero otros creen que es mejor dejarlos donde están, pues son una muestra representativa en el mundo de la cultura mexicana, de las civilizaciones antiguas y un pasado glorioso.
Si bien muchos objetos valiosos se enviaron a Europa durante la conquista, otras reliquias fueron trasladadas ya entrado el siglo XIX, por lo que se diluye la percepción de que todas esas reliquias salieron de México por el expolio.
Sería muy bueno que diplomáticamente se devuelvan a México los códices faltantes, más otros que están en otros países como el penacho de Moctezuma. Le pertenecen a nuestra nación.
— Raymundo Rosales Mtz (@raymundorm) October 22, 2018
El investigador Miguel Gleason, quien ha dedicado su vida a construir un inventario de los tesoros prehispánicos que se encuentran en el viejo continente en su libro ‘México en Europa’, considera que esos objetos no necesariamente tienen que regresar a México, y que bien pueden permanecer donde están siempre que se mantengan bien expuestos y conservados.
Para Gleason la devolución no tiene sentido, pero ciertamente admite que es un tema delicado que toca el orgullo nacional, como bien lo explica en una entrevista hecha por Radio Net.
El también periodista rechaza el relato de que México haya sido saqueado después de la Colonia para extraer parte de su arte. Por las excavaciones que se hicieron durante la primera etapa del México independiente por parte de países como Holanda, Inglaterra o Francia, era muy fácil comprar los objetos que se hallaban en esas exploraciones: “La gran mayoría fueron vendidos, y en todo caso tanto pecó el europeo que los compró como el ancestro mexicano que los vendió. Eso digo cuando me encuentro con este tipo de discurso”.
“(Los objetos) son buenos representantes culturales de México. Imagínate si regresan todo eso, el país no estaría representado (…) Sin hablar de la fragilidad de algunas reliquias que se verían afectadas con un simple traslado. Se trata de un patrimonio que no solo pertenece a México sino que le pertenece a la humanidad. Por eso no me molesta que estén distribuidos en los museos del mundo”, dijo en esa entrevista radial.
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La curadora mexicana Ana Samohano Eres, del British Museum muestra cautela al mencionar a Yahoo el asunto de la devolución: “La repatriación (de las reliquias) es un tema complicado que habrá de ser considerado cuidadosamente por todas las partes implicadas”.
Un largo inventario
En su investigación Gleason ha registrado 9,000 objetos que por su singularidad vale la pena resaltar, aunque son muchísimos más. En su inventario suman más de 100,000 piezas que tienen cierto valor por lo que pueden comunicar sobre la cultura mexicana antes de la conquista y después de que llegaran los españoles.
Al revisar la lista resalta un dato curioso: Alemania es el país donde se encuentra la mayor cantidad de objetos prehispánicos provenientes de México. La joya allí es sin duda el códice de Dresde, exhibido en la biblioteca de la ciudad. Ese manuscrito maya es reconocido como el más antiguo escrito en América.
La versión oficial dice que el códice de Dresde fue comprado en 1739 a un propietario privado de Viena. Pero nadie sabe como llegó a Europa, aunque al parecer pudo haber sido enviado por Hernán Cortés en 1519 como homenaje al rey de España.
Otro de los centros que tiene piezas invaluables de arte mexicano es el Museo Británico de Londres.
La sala 27 del Museo Británico
La sala 27 del Museo Británico, el segundo más visitado del mundo después del Louvre de París, es una recreación para la vista. La galería está repleta de reliquias prehispánicas.
Contiene cerámicas, máscaras y ornamentos vinculados con el florecimiento de culturas desde 2,000 años AC hasta la conquista española, desde los olmecas hasta los aztecas. Pero tres piezas son las más valoradas, según explica la curadora Samohano: la serpiente bicéfala, Los dinteles 24 y 25 de Yaschilán y el Códice Zouche-Nuttall.
Serpiente bicéfala
La llamada serpiente bicéfala ‘Xiucoatl’ elaborada en mosaico turquesa es quizás la pieza más emblemática del recinto londinense, un adorno pectoral del siglo XV. Se cree que fue un obsequio de Moctezuma a Hernán Cortés.
La curadora Samohano Eres cuenta que el pectoral de serpiente bicéfala fue comprado en 1894 por la duquesa Massimo, pasando después a ser propiedad del museo de Bloonsbury.
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El pectoral está hecho en madera y ha sido decorado con más de 2,000 piezas de mosaico de turquesa. Las piezas de mosaico de las cabezas, en cambio, están realizadas en conchas de gran valía, como el Spondylus princeps.
“Estos materiales, que le otorgan un alto valor estético a la pieza, habían de ser obtenidos de lugares muy remotos a Tenochtitlan: la turquesa procedía del norte de México y el sur de Estados Unidos, más allá de los límites de Mesoamérica, y el Spondylus princeps había de ser recolectado en la costa”, explica la curadora.
Dinteles de Yaxchilán
Uno de los dinteles más representativos es el dintel 25 tallado en piedra caliza, que muestra a K’ab’al Xook en la parte inferior derecha del panel.
“Apreciamos a K’abal Xook con una vasija a sus pies que contiene tiras, posiblemente de papel, empapadas en la sangre que acaba de obtener de su lengua. Sobre la vasija se aprecia el producto del autosacrificio: una serpiente emerge y un personaje (posiblemente un antepasado) surge del interior de sus fauces”, describe Samohano.
La narrativa continúa en el dintel 26, actualmente resguardado en el Museo Nacional de Antropología de México.
Los dinteles de Yaxchilán fueron llevados a Inglaterra por el viajero y explorador Alfred Maudslay tras su expedición a Centroamérica en 1881-1882, pasando a formar parte de la colección del Victoria and Albert Museum. En 1923, en cambio, fueron transferidos al Museo Británico, junto a una enorme colección de moldes de yeso que Maudslay realizó de otros monumentos mayas procedentes de diversas ciudades.
Códice Zouche-Nuttall
Es uno de los cinco códices prehispánicos mixtecos que se conservan. Tiene un gran valor histórico, porque narra la vida y conquistas del gobernante Ocho Venado, así como la genealogía e historia de las ciudades de Tilantongo y Teozacoalco.
Fue llevado a Europa en algún momento posterior a la conquista. Samohano cuenta que en 1845 se encontraba en el monasterio de San Marcos en Florencia, de donde fue adquirido en 1859 por el político inglés John Temple Leader. Este se lo envío a su amigo Robert Curzon, decimocuarto barón Zouche, poseedor de una colección de antigüedades. Tras su muerte, su colección fue cedida al Museo Británico en 1876 por su hijo.
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Hasta ahora no hay nada sobre la mesa que lleve a inferir que estos tesoros serán devueltos. Sin embargo, se trata de un debate que siempre está encendido, basta con revisar las redes sociales para comprobar que es un tema muy polémico. La discusión eterna de los que están a favor de que se devuelvan esos tesoros y los que prefieren que se queden donde están.
“@Cuauhtemoc_1521 Máscara de Xiuhtecuhtli ubicado en el British Museum. Esta deidad conocida como el “señor de las turquesas” estaba asociado al fuego y a la guerra. Protegía al Huey Tlahtoani de Tenochtitlán.
Turquesas, madera y piezas de concha y obsidiana pic.twitter.com/ixDPv92CSi— Roy Campos (@RoyCampos) November 15, 2018
Tampoco hay que olvidar que el famoso Museo Británico tiene una larga lista de peticiones de devolución de reliquias como la Piedra Roseta de Egipto, o las estatuas del Partenón de Grecia o el Moái de Chile que siguen sin ser atendidas. Así que un requerimiento así sería muy difícil de concretar.
El otro penacho
Como vemos existen muchas reliquias que se encuentran en Europa y que causan fascinación, pero sin duda unas de las más enigmáticas es el penacho de Cuauhtémoc.
Uno de los objetos más enigmáticos que se han descubierto fuera del país Merece una investigación mucho más profundahttps://t.co/OknlBy0nIw pic.twitter.com/Rb78Zf31Cx
— Miguel Gleason (@GleasonMiguel) January 10, 2017
El penacho -aún falta verificar su origen- pasó desapercibido durante décadas, hasta que hace dos años el investigador Gleason descubrió que estaba en una bodega del Museo Quai de Branly de París. La pieza fue descrita por el anticuario francés Eugene Boban como un “objeto que le perteneció al último emperador de México, Cuauhtemoctzin, ofrecido a Maximiliano por el emperador de Austria para el Museo Nacional de México”. Sin embargo, Gleason considera que realmente podría tratarse de un objeto ornamental más que un penacho debido a sus dimensiones.
En todo caso, el valor de este objeto radica en que solo existen siete reliquias de arte plumario que se han podido preservar en el mundo, dos están en México y cinco en Europa. El supuesto penacho -hecho con plumas que representan flores- sería el octavo, por eso su valor real y simbólico.
¿Y el de Moctezuma, al final regresará o no a México?
Como bien ha repetido Gleason es la pregunta del siglo. En su opinión si se deteriora en su traslado es mejor no llevarlo. Porque es tan frágil -dicen los especialistas austríacos- que probablemente no resistiría el viaje. También se había hablado de un ‘préstamo’: “Entonces en este caso para mí sería una vergüenza que viniera y se tuviera que regresar, si así fuera la condición, mejor que ni venga”.
Otra posibilidad era un acuerdo con Austria para que hubiera una especie de intercambio: el penacho a cambio de una carroza que perteneció a Maximiliano y un escudo azteca que curiosamente antes estaba en Austria y que el mismo Maximiliano regresó a México. Pero nada de eso se ha concretado.
Lo importante, más allá del debate sobre si las obras deben o no volver a casa, es que mientras estos tesoros estén bien expuestos y preservados las culturas de México estarán bien representadas en el mundo. Al final de cuentas, como dice Gleason: “Son patrimonios de la humanidad”. O ¿se devolverían todos los tesoros no mexicanos que están en México?