“Los pequeños eventos suman”: las reuniones limitadas emergen discretamente como fuente de infección por coronavirus

Jorge L. Ortiz

“Los pequeños eventos suman”: las reuniones limitadas emergen discretamente como fuente de infección por coronavirus
Las cenas de Acción de Gracias, tradicionalmente motivo de encuentro y alegría familiar, podrían convertirse en una fuente de infección por COVID-19 este año.

Fotos de playas, lagos y bares llenos de gente han circulado por las redes sociales y medios tradicionales durante gran parte del verano, generando la indignación de quienes se preocupan por la propagación del coronavirus entre las multitudes.

Menos prominentes, pero también preocupantes, son los casos cada vez más numerosos de brotes que surgen en reuniones más pequeñas.

El rastreo de contactos está revelando información valiosa sobre las principales fuentes de infección a medida que Estados Unidos, que sigue siendo el líder mundial en casos y muertes por COVID-19, se esfuerza por descifrar cómo mantener a su población segura mientras apuntala una economía menguante. Más de 180 000 estadounidenses han muerto a causa de la enfermedad.

La reapertura apresurada de las empresas en buena parte del país tras el cierre en primavera fue en gran medida responsable del aumento de las infecciones en verano, aunque parece que las actividades sociales de diferentes tamaños entre familiares, amigos y compañeros de trabajo también han contribuido.

Los expertos en salud pública están haciendo sonar la alarma a medida que se acerca el fin de semana del Día del Trabajo.

“Las personas no ven de la misma manera un mitin del presidente Trump en Tulsa que los grupos en la playa o en los bares, pero esas pequeñas reuniones también suman, aunque son invisibles”, dijo el doctor Peter Chin-Hong, profesor de medicina en la Universidad de California en San Francisco, especialista en enfermedades infecciosas.

No existe una definición extendida de “reunión pequeña”, ya que puede variar entre 5 y 30 personas, y la gran mayoría de estas actividades se desarrollan a puertas cerradas. Eso dificulta la recopilación de datos concretos.

A finales de julio, el gobernador de Maryland, Larry Hogan, dijo que el rastreo de contactos reveló que el 44 % de los positivos por el virus en el estado informaron haber asistido a una actividad familiar y el 23 % a una fiesta en una casa, aunque no se especificó el tamaño de dichas reuniones.

Aun así, existe mucha evidencia anecdótica que respalda la idea de que reunirse con personas externas al hogar, aunque sean muy pocas, puede provocar un brote de infección. Chin-Hong dijo que varios de los pacientes de COVID que ha tratado creen haberse contagiado en barbacoas.

Las bodas han sido aún más problemáticas, incluido un evento de 100 invitados en San Francisco a inicios de julio en el que al menos 10 personas contrajeron el virus, entre ellos, la novia y el novio.

Eventos más pequeños, como fiestas familiares, de oficina y de graduación, también han generado casos de COVID-19.

En Alabama, ocho de once familiares que fueron juntos a una casa en el lago en julio dieron positivo por coronavirus.

En el área de Washington, D.C., el anfitrión de una cena en un patio trasero en la que participaron unas 25 personas en junio fue diagnosticado con COVID-19, al igual que algunos de sus invitados.

Y en Houston, siete miembros de una familia que salieron a comer por el Día del Padre dieron positivo al COVID-19.

“Las reuniones pequeñas son motivo de preocupación, ya que se producen muchas. Pueden representar una proporción mucho mayor de los casos de lo que pensamos”, explicó el doctor George Rutherford, colega de Chin-Hong en la Universidad de California en San Francisco e investigador principal del programa de rastreo de contactos de California.

Rutherford enfatizó la necesidad de que quienes piensan asistir u organizar actividades el fin de semana del Día del Trabajo mantengan el distanciamiento social y usen mascarillas tanto como sea posible, aunque teme aún más por lo que puede suceder el Día de Acción de Gracias.

Es tradición que las familias extensas se reúnan ese día festivo, a menudo viajan desde lejos y se sientan juntos durante largos períodos de tiempo, ya sea comiendo o viendo partidos de la NFL en la televisión. Las cenas casi siempre se realizan en interiores, donde la escasa ventilación facilita la propagación del virus.

“Todo el mundo estará con el cinturón y el botón superior de sus pantalones desabrochados, aburridos y tumbados sin mascarillas viendo el fútbol en una habitación pequeña”, dijo Rutherford. “No es una imagen bonita. Podría dispararse la transmisión. Y la Navidad va a ser exactamente igual. Es lamentable, pero este no es el mejor año para celebrar reuniones familiares”.

Sin embargo, dada la naturaleza humana, es casi imposible prevenir esta situación.

“Los pequeños eventos suman”: las reuniones limitadas emergen discretamente como fuente de infección por coronavirus
Las cenas de Acción de Gracias, tradicionalmente motivo de encuentro y alegría familiar, podrían convertirse en una fuente de infección por COVID-19 este año.

El doctor Matt Lambert, médico del servicio de urgencias con sede en Washington, D.C., dijo que desaconseja cualquier reunión de más de 25 personas, que no sea lo suficientemente pequeña como para que los anfitriones les pregunten sobre los síntomas a sus invitados antes del evento.

Recomienda que quienes quieran reunirse para celebrar una ocasión especial tomen medidas extremas, como la pareja que celebró su boda en un zoológico para que el personal hiciese cumplir el distanciamiento, según supo Lambert.

Incluso así, es difícil separar a las personas.

“No estamos diseñados así”, dijo Lambert. “Solemos acercarnos mucho a nuestros seres queridos, sobre todo en una boda, y seguramente habrá algunos abrazos”.

Lambert dijo que ha tratado a pacientes que contrajeron el virus en una cena con solo ocho personas, aunque señaló que la fiesta se llevó a cabo en un interior y que los invitados se sentaron cerca los unos de los otros.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y la Organización Mundial de la Salud han publicado pautas para celebrar reuniones, y Chin-Hong dijo que se pueden realizar barbacoas relativamente seguras si tanto los anfitriones como los invitados toman precauciones.

Señaló que, además del uso de mascarillas, los principales determinantes del riesgo cuando las personas se reúnen son el tamaño del grupo, el tipo y la duración de la actividad, dónde se realiza (dentro o fuera), si se sirve alcohol, si se grita o canta y el vínculo entre los participantes.

Chin-Hong sugirió no invitar a más de dos o tres grupos, cada uno de un mismo hogar, y que se queden en sus propios “grupos”, al menos a dos metros de distancia del resto de participantes. El evento debe celebrarse al aire libre, debe haber desinfectante de manos disponible y un anfitrión con mascarilla debe servir la comida o los miembros de cada grupo deberán servirse ellos mismos mientras mantienen la distancia del resto. Cualquiera que use el baño debe llevar mascarilla.

“No pasa nada por hacer una barbacoa, siempre que lo hagas de manera modesta y pienses en los riesgos que implica no mantener a las personas separadas”, dijo Chin-Hong. “No estoy en contra de las barbacoas, pero puedes hacerlas de manera más segura si no invitas a mucha gente. Este no es el momento de organizar una barbacoa para reunir a toda una clase”.

Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por USA Today