Los osos polares está perdiendo la batalla contra el clima

En los últimos años – décadas, incluso – las noticias no son nada buenas para los osos polares. Pero aún más preocupante es la situación cuando surgen juntos dos estudios, como los aparecidos en artículos recientes. Porque los osos polares se están quedando sin su hábitat favoritos – las placas de hielo que cubren, o mejor dicho cubrían, el Ártico – y los terrenos que les quedarían no son suficientemente buenos.

El primero de los dos artículos se centra en el impacto que la pérdida de hielo tiene sobre las poblaciones de osos polares. Que no es un sólo conjunto de individuos, si no 19 grupos relativamente aislados. Y este es un factor muy importante.

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Que se está perdiendo hielo en el Ártico no es ningún secreto. La cantidad de agua congelada cada año es menor, y el tiempo que permanecen las placas empieza más tarde y termina antes. Esto afecta a los osos polares de manera importante, ya que utilizan estas plataformas heladas para cazar.

Pero además lo emplean para comunicar las poblaciones. Gracias a las plataformas de hielo, los osos polares de distintos grupos “familiares” se encuentran y forman parejas. De esta manera se asegura un flujo genético – una mezcla entre poblaciones – que resulta fundamental para la conservación de la especie.

Un factor importante, sí, pero que tal vez se pueda paliar de otra manera. Claro, mientras los osos polares sobrevivan. Aquí es donde entra en juego el segundo artículo. Porque, en contra de lo que se pensaba, las zonas continentales no ofrecen suficientes recursos para mantener a los osos polares.

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Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han seguido una estrategia interesante. En varias zonas de Canadá se han creado refugios para los osos polares, para evitar el contacto con poblaciones humanas y los conflictos que surgen en esos casos. La idea es que luego puedan vivir en libertad, así que evitaban alimentarlos de manera natural, dejando que ellos mismos obtuviesen su comida

Esta situación permitía estudiar a los osos en condiciones óptimas. Dentro de las reservas, los animales eran fácilmente localizables. De esta manera, podían realizar una serie de mediciones y obtener datos de, por ejemplo, peso y talla. Y compararlos con los de otros osos polares que viven en libertad. En concreto con la población de la Bahía de Hudson, que lleva años siendo estudiada por el mismo equipo de investigación.

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La idea de la que se partía era simple: los osos que vivían en la reserva perderían menos peso que los que viven en libertad. Esencialmente, porque los de la Bahía de Hudson están afectados por la pérdida de hielo, y de oportunidades para cazar y alimentarse.

Por desgracia, no fue así. Los osos de la reserva perdían aproximadamente un kilogramo al día, la misma cantidad que aquellos de vida en libertad. En ambos casos, una pérdida por encima de lo que sería deseable. Y aún peor era la situación en los “sub-adultos”, los osos jóvenes que prácticamente han terminado su desarrollo, aquellos que deben mantener la especie. Los que dependían únicamente de recursos del continente – los de la reserva – perdían más peso y de manera más rápida.

Viendo los dos nuevos estudios en conjunto, el resultado de la batalla contra el cambio climático de esta emblemática especie parece claro. Y no serán los osos quienes la ganen.

Crédito de la imagen superior: Brian Battaile/Servicio Geológico Federal de Estados Unidos vía AP, Archivo