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Los niños que llevan la contraria tienden a convertirse en adultos exitosos

Los “niños respondones” son todo un clásico con el que lidian padres y madres de todo el mundo.

¡No soportas esos momentos en los que tu hijo o hija empieza a refunfuñar y a replicar! Mantener la calma en esas situaciones a veces es difícil, pero ya debes saber que –al menos en teoría– una respuesta tranquila es lo mejor para todos (también para tu salud).

¿Pero qué pasaría si –imaginemos eso por un momento– el que tus hijos te contesten y te lleven la contraria fuera algo realmente positivo para ellos?

Los expertos coinciden en que este comportamiento en realidad es positivo para los niños. El psicólogo clínico Kelly M. Flanagan explica que “la incapacidad de decir ‘no’, es decir, la incapacidad de fijar límites personales, es una de las causas más comunes de sufrimiento humano”.

Por su parte, el psicólogo Joseph P. Allen, responsable de un estudio para la Universidad de Virginia, explica: “Les decimos a los padres que se tomen estos argumentos no como un problema, sino como una posibilidad para fomentar un pensamiento crítico en su hijo”.

En esencia, cuando los niños replican la autoridad, están intentando ejercer un cierto control sobre sus propias vidas. Están practicando esa habilidad –entrenando ese músculo– contigo.

¿No sería mejor que primero tu hijo aprenda a negociar contigo, en lugar de seguir la corriente de lo que dicen otros padres? Muchas veces dicen: “Venga, todo el mundo lo hace”. ¿Vas a seguir ciegamente las indicaciones de otros adultos y perjudicar a tu hijo?

Concéntrate en cómo te responden

A todos los padres les preocupa que sus hijos desarrollen la capacidad de resistir a las presiones de los grupos o a afrontar decisiones difíciles.

¿Has pensado en que tu propia capacidad para aceptar la independencia de tu hijo o hija puede ser la clave para enseñarle a pensar y actuar de forma crítica? De esta forma, podrá decir “no” a las drogas y esperar más tiempo para tener relaciones sexuales.

Lo cierto es que su reacción contestataria no va dirigida directamente a tu autoridad. Son niños, y es normal que lleven la contraria. Es así. Por lo que lo único que puedes hacer es evaluar cómo replican y cómo debes responder tú.

¿Tu hijo está aprendiendo a desafiarte guardándote el respeto? ¿Estás pensando en soluciones para comunicarte de forma constructiva? ¿Ayudas a tus hijos a entender y a hacerse cargo de las consecuencias de sus actos?

La capacidad de reaccionar positivamente a situaciones adversas o arriesgadas mejora mucho si enseñas a tus hijos a ejercitar la autoconciencia, el respeto, la tolerancia y la serenidad.

¿Al fin y al cabo, quién lo puede controlar todo?

Es normal que queramos sentir que somos buenos padres. Los niños de dos años dicen “no” todo el tiempo, los de nueve preguntan “por qué tengo que hacerlo”, y los de 14 te dicen “no estás siendo justo”. Sin duda todo esto nos genera inseguridad, ya que no sabemos si estamos actuando correctamente.

Solemos sentir que debemos mantener un mínimo de autoridad, en parte porque ese es el modelo en el que hemos crecido (por ejemplo: “¡Jamás hubiese hablado así a mis padres!”), y en parte porque queremos controlar a nuestros hijos. La vida es más fácil, a corto plazo, cuando hacen lo que les decimos que deben hacer. No obstante, en última instancia, realmente no ejercemos ningún tipo de control sobre ellos.

Los niños vienen al mundo con todo un camino por recorrer. Desde muy pequeños comienzan a clamar de alguna forma por su independencia, nos dicen que tienen una voluntad propia, que no es una cuestión de lo que quieren sus padres. Lamentablemente, muchas veces tardamos años en darnos cuenta de esto, si es que lo hacemos.

Lo que tu hijo quiere que sepas

De diversas formas y en distintas fases del crecimiento el mensaje es el mismo:

Son independientes y tienen sus propias ideas, pensamientos y sentimientos. Siguen su propio camino. Y si bien tienes la fortuna de poder supervisarlo o acompañarlo, el viaje sigue siendo suyo, no tuyo.

Para que los niños crezcan de forma saludable y se conviertan en adultos independientes, necesitan practicar tomando decisiones por sí mismos, y pensando todo el tiempo en lo que quieren; incluso si su deseo parece absurdo a tus ojos. Porque no se trata de ti.

Si pueden llegar a un acuerdo para dar de comer al perro a las 7 PM en lugar de las 6:30 PM, en el futuro seguramente estarán mejor preparados para negociar con sus profesores en la universidad, con su jefe en el trabajo y con su pareja.

Recuerda: estás criando a futuros adultos

La idea de criar un niño preparándolo para su independencia casi parece un oxímoron, pero te puede ayudar mucho el hecho de pensar que estás criando a un futuro adulto o adulta.

Así que la próxima vez que vuelvas a oírte diciendo algo del tipo: “Que sea la última vez que me hablas así” o “te he dado una orden y quiero que la cumplas”, en ese momento reflexiona sobre el mensaje que estás enviando a tus hijos y pregúntate qué puedes hacer para ayudarlos.

¿Cómo puedes mantener la autoridad sin necesidad de ejercer el control sobre la situación?

Por ejemplo, si te habla con un tono y un lenguaje inapropiados, prueba con responder: “¿Puedes decírmelo de otra manera?

O si quieres conseguir que cumpla sus obligaciones, ofrécele la oportunidad de decidir cuándo hacerlo: “Me gustaría que los platos estén recogidos antes de la cena y hoy es tu turno. ¿Cuándo puedes hacerlo?, ¿quieres que te lo recuerde?”

Recuerda que se trata de un proceso largo y que tendrás que armarte de paciencia. Unas preguntas bien hechas no van a cambiar de forma mágica la relación que hayáis construido previamente. Pero un paso en este sentido, con amabilidad, apoyándolo y comprendiéndolo, será muy positivo para la independencia de tu hijo. En definitiva en eso consiste ser padre o madre.

Elaine Taylor-Klaus y Diane Dempster

(Foto: Corbis Images)

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