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Los niños que no duermen lo suficiente envejecen más rápido a nivel celular

Dormir las suficientes horas no solo sirve para que tengamos más energía y para que estemos de mejor humor. También ayuda a consolidar la memoria, ha reorganizar la información y los datos más relevantes de lo que hayamos aprendido, también a parecer más atractivos (porque parecemos más saludables), a controlar la obesidad, a mejorar la circulación sanguínea, a mejorar nuestra capacidad para controlar el estrés y la presión…

A esta larguísima lista de beneficios hay que sumar todos los efectos positivos que el descanso correcto tiene a nivel celular. Al dormir se ponen en funcionamiento mecanismos de limpieza que eliminan las toxinas acumulas en nuestros tejidos. Y ahora, se ha conocido que también sirve para alargar nuestra vida.

Los niños que no duermen las suficientes horas envejecen más rápido (Understood.org)
Los niños que no duermen las suficientes horas envejecen más rápido a nivel celular (Understood.org)

Según un estudio publicado en la revista Journal of Pediatrics, los niños que no han dormido las suficientes horas tienen un ADN más frágil cuando son adultos. Esta fragilidad supone que se degrade con mayor rapidez que aquellos que sí tuvieron buenos hábitos de descanso en su infancia.

Ya existen otros trabajos científicos que relacionan la falta de sueño con el envejecimiento. En ellos se analizan la longitud de los telómeros, una secuencia de ADN situada en los extremos de los cromosomas, y que tienen una importante función: proteger la integridad del ADN celular de lo que le rodea y también impiden que se fusionen con cromosomas que estén cerca.

A medida que envejecemos, los telómeros se van acortando, lo que ha llevado a que sean conocidos como ‘los relojes de arena’ de nuestra existencia: cuanto más cortos son, menos nos queda de vida. Además, se ha descubierto que en esta situación es más probable que suframos un problema cardiaco, desarrollemos un cáncer o tengamos un problema neurológico o psicológico grave.

Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) ha descubierto que que este fenómeno del acortamiento se puede encontrar en niños de 9 años y lo han relacionado con la falta de sueño.

A esa edad, los pequeños deben dormir entre 10 y 11 horas al día. Y según han encontrado los investigadores de Princeton, cada hora que les falta para cumplir esta regla, les hace perder 1,5% de longitud de sus telómeros. Es decir, que están envejeciendo de manera más rápida.

En las conclusiones del estudio se señala que al ser tan jóvenes, ese acortamiento de los telómeros no supone un aumento de probabilidades de morir a corto plazo por desarrollar una enfermedad como el cáncer, pero sí que predice que su salud será más frágil cuando sean adultos.