Los hogares latinos informan síntomas graves de COVID-19 casi el doble de veces, según una encuesta a 1,6 millones de personas

Kenny Jacoand Marco della Cava

En Wake Forest, Carolina del Norte, una ciudad de unos 40 000 habitantes cerca de Raleigh, una encuesta nacional exhaustiva sobre los síntomas de COVID-19 ha revelado una asombrosa división étnica.

Casi dos tercios de los hogares hispanos de Wake Forest encuestados reportaron sufrir la combinación de los síntomas relacionados de manera más estrecha con el coronavirus, en comparación con menos del 1 % del resto de los hogares.

Se cree que la encuesta, realizada por una compañía de investigación de mercado, es la más grande sobre los síntomas del virus. Desde el mes de marzo 1,6 millones de personas han respondido a una pregunta básica: ¿Alguien en su hogar está experimentando síntomas que van desde tos seca hasta dificultad para respirar?

En todo el país los hogares hispanos respondieron afirmativamente a los síntomas de COVID-19, la enfermedad pulmonar causada por el virus, lo que representa casi un tercio más que otros hogares, según un análisis de USA TODAY.

Cuando la lista de síntomas se redujo a lo que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) identificaron recientemente como las pares más graves de dolencias: tos seca y dificultad para respirar, o fiebre y pérdida de sabor u olfato, las diferencias fueron mucho más marcadas: la frecuencia con la que los hispanos experimentaron esos síntomas fue de casi el doble.

En general, 1 de cada 12 hogares hispanos dijo que alguien en su casa ha sufrido esas combinaciones al menos una vez desde finales de marzo hasta finales de mayo, en comparación con 1 de cada 21 hogares no hispanos.

Esos hallazgos tienen sentido para Clarissa Martínez de Castro, vicepresidenta adjunta del grupo de defensa latino sin ánimos de lucro más grande del país, UnidosUS.

“Ahora están apareciendo datos que coinciden con la realidad que estamos viendo”, dijo Martínez de Castro. “Existen muchos factores determinantes, pero uno de los más importantes es la representación excesiva de los latinos en trabajos de primera línea que no permiten trabajar desde casa”.

La brecha entre los hispanos y el resto de la población es aún mayor en los datos de síntomas reportados que en los casos confirmados de coronavirus en los 33 estados que desglosan sus recuentos por raza y etnia, según el análisis de USA TODAY.

Ese fenómeno también se apreció en el área de Wake Forest, donde la proporción de hispanos que informan síntomas supera con creces los casos de coronavirus, tanto a nivel local como estatal. Aproximadamente una décima parte de los residentes del condado de Wake y Carolina del Norte son hispanos, pero representan una cuarta parte de los casos en el condado y un tercio de los casos en todo el estado, según la portavoz del condado de Wake, Leah Holdren.

Esta imagen sombría “solo ha magnificado las desigualdades en términos de salud que conocemos desde hace mucho tiempo”, dijo José Cabanas, director de servicios médicos de emergencia del condado de Wake.

“Cuando me encuentro con pacientes en nuestra comunidad, es evidente que su trabajo les dificulta mantener la distancia social”, dijo Cabanas. “Si a eso le sumas la barrera del idioma y la necesidad de proporcionar refugio a familias numerosas, termina siendo difícil seguir las recomendaciones oficiales”.

A medida que la pandemia avanza, aumentan las evidencias de que el virus ha afectado más a las personas de color por motivos que incluyen desde problemas de salud crónicos hasta trabajos en el sector de los servicios. Sin embargo, la encuesta de síntomas ofrece una ventana única para ver la prevalencia oculta de la COVID-19, según expertos en salud pública.

USA TODAY obtuvo las respuestas, con la condición de mantener el anonimato de los encuestados, a través de un mapa de síntomas de COVID-19 creado por Dynata, una compañía internacional de datos e investigación de mercado. Dynata dijo que el objetivo es aprovechar la fortaleza de la compañía, que tiene un alcance de 62 millones de consumidores en todo el mundo reclutados para responder a sus encuestas, para contribuir a “resolver el mayor reto de nuestro tiempo”.

Los datos de los síntomas pueden ofrecer una imagen más completa del costo real del virus, dijo Daniel Lòpez-Cevallos, profesor asociado de Estudios Latinos/a/x, Estudios Étnicos y Estudios de Equidad en Salud en la Universidad Estatal de Oregón.

Dijo que la brecha entre los síntomas reportados y los casos sugiere que los latinos pueden ser menos propensos a hacerse pruebas por razones como la desconfianza en los sistemas de atención médica. En los hogares latinos donde algunos miembros de la familia son indocumentados hay que añadir el miedo a ser denunciado y monitoreado por las agencias gubernamentales.

“Ya hemos visto que todas esas barreras tienen una consecuencia clara: retrasar la atención hasta que sea absolutamente necesaria”, dijo Lòpez-Cevallos. “Esa misma lógica se aplica aquí”.

El residente de Wake Forest, Michael Torres, de 18 años, sus padres y su hermana de 12 años han logrado mantenerse sanos hasta ahora. Pero él está preocupado. Al igual que muchos otros hispanos de la zona, su familia no ha tenido el lujo de trabajar desde casa durante la pandemia.

Desde que a mediados de marzo cancelaran su último año de instituto, Torres ha estado trabajando a tiempo completo con su padre en su negocio de pintura y construcción para ayudarlo a pagar las facturas. Su madre es estilista y lleva dos meses sin trabajar.

“Me di cuenta de que esto es serio y de que así será la vida”, dijo Torres. “Ya no hay que levantarse para tomar el autobús, ver a tus amigos en la escuela y hacer los deberes todos los días. Ahora la única razón para levantarse temprano es trabajar e intentar mantener a mi familia”.

Torres piensa que puede contraer el virus cada vez que él y su padre acuden a realizar un trabajo o van a la tienda para recoger los materiales. Su madre está nerviosa por el regreso al trabajo, teme enfermarse y contagiar a otros en la casa.

A Torres no le sorprendió que las familias hispanas de Wake Forest hayan reportado síntomas graves a un ritmo mucho más alto que las familias no hispanas.

“Realmente no tenemos otra opción”, dijo. “La mayoría de la comunidad Latinx son indocumentados y trabajan en la construcción. No podemos recibir dinero del gobierno. Básicamente, no podemos obtener ayuda. Nos vemos obligados a salir a trabajar y nos arriesgamos a infectarnos”.

Los datos del virus se ponen al día con la realidad

La tasa de pares de síntomas graves reportados por los hispanos excedió la tasa no hispana en todos los estados de Estados Unidos, excepto en Wyoming, según muestran los datos de la encuesta. Ambas tasas han disminuido desde que inició la encuesta y comenzaron a estabilizarse en las últimas semanas, pero la tasa hispana sigue siendo más del doble.

Las altas tasas de síntomas se han registrado en los brotes en algunas ciudades importantes, incluida la ciudad de Nueva York, donde el 22 % de los hispanos y el 11 % de los hogares no hispanos informaron haber experimentado las combinaciones de síntomas más graves. Allí han muerto más de 20 000 personas y el brote ha sido peor en las zonas de bajos ingresos, como Brooklyn, donde 1 de cada 5 personas vive en la pobreza y 1 de cada 47 ha sido confirmadao como positivo, según datos de la ciudad y del censo.

Lòpez-Cevallos señala que los latinos representan un gran porcentaje de los trabajadores esenciales de la nación, trabajan como empleados de supermercados, personal de los hoteles y cocineros de restaurantes, y que a menudo viven en espacios más reducidos debido a sus salarios bajos. Dijo que los hogares hispanos también tienden a ser más grandes porque incluyen la familia extendida, lo que coincide con mayores tasas de síntomas en los datos.

Los hogares de al menos tres personas experimentaron los síntomas más graves con una tasa que casi duplica aquellos con un máximo de dos personas, según la encuesta. En más de la mitad de los hogares hispanos encuestados vivían tres o más personas.

Eiran Zomara Arriaza, una trabajadora de 48 años de un restaurante, vive con otros cuatro miembros de la familia en Oakland, California. Todos dieron positivo para el coronavirus y se pusieron en cuarentena juntos.
Eiran Zomara Arriaza, una trabajadora de 48 años de un restaurante, vive con otros cuatro miembros de la familia en Oakland, California. Todos dieron positivo para el coronavirus y se pusieron en cuarentena juntos.

Eiran Zomara Arriaza, una trabajadora de 48 años de un restaurante, vive con cuatro miembros de su familia en un apartamento de tres habitaciones en Oakland, California. En el condado circundante de Alameda, el 6,2 % de los hogares hispanos informaron síntomas graves, aproximadamente el doble de la tasa de hogares no hispanos en el área.

Arriaza comparte habitación con su hija y su hermano discapacitado. En abril, Arriaza fue la primera en tener fiebre alta. Pronto todos en el apartamento enfermaron.

Los cinco finalmente dieron positivo para en COVID-19. Se pusieron en cuarentena y vivieron durante un mes con la cantidad limitada de arroz, frijoles y atún que tenían a la mano. Un grupo de la iglesia les dejaba ocasionalmente verduras, agua y otros alimentos en la puerta de su casa.

Aunque todos se recuperaron, Arriaza dice que no puede olvidarse del momento en que un miembro de su familia, otro hermano, contrajo una neumonía tan grave que temió que muriera.

“Todo esto me ha afectado emocional, física y económicamente”, dijo.

“Somos tan fuertes como los más vulnerables que viven entre nosotros”

Los factores detrás de la propagación del coronavirus en las comunidades de color y la posibilidad de que sea mucho peor de lo que se sabe abarcan la vida de todas las personas, desde la atención médica hasta el trabajo.

Un informe reciente de los CDC mostró que las tasas de mortalidad entre los pacientes con coronavirus hospitalizados en Estados Unidos fueron sustancialmente más altas para los pacientes afroamericanos e hispanos. Los datos de los síntomas también muestran tasas de síntomas más altas entre los hogares afroamericanos, nativos americanos e isleños del Pacífico, además de los hispanos.

En esta foto del 14 de mayo de 2020, Erendira Martínez y su hija están paradas frente a su casa en el vecindario Little Village de Chicago. El barrio Little Village de Chicago es conocido por ser el corazón de la cultura mexicana en la ciudad. También se encuentra en el código postal con una de las tasas más altas de casos positivos de coronavirus en la ciudad. Tanto Martínez como su hija, junto con el esposo de Martínez, dieron positivo para en COVID-19. Todos se han recuperado. (Foto AP/Noreen Nasir)

Una encuesta publicada el 20 de mayo por UnidosUS, junto con SOMOS Healthcare y MoveOn, muestra que uno de cada cuatro encuestados latinos dijo que “conocía a alguien” que quería hacerse la prueba del coronavirus pero no pudo, mientras la mitad dijo que “conocía a alguien enfermo” con síntomas de COVID-19” que no pudo hacerse la prueba.

Otros resultados de la encuesta indicaron que una cuarta parte de los encuestados reconocieron que sus empleadores todavía no les estaban proporcionando los equipos de protección personal o desinfectante para manos. Una cuarta parte se sentía insegura yendo a trabajar y la mitad se sentía “muy preocupada” porque ellos o alguien que conocieran pudieran contraer el coronavirus.

“Estoy triste, enojado y frustrado por escuchar estos datos, pero no es nada nuevo”, dijo José Quiñonez, fundador de Mission Asset Fund, con sede en San Francisco, que ha recaudado 12 millones de dólares en fondos de emergencia para quienes se quedan fuera de los diferentes paquetes de ayuda federales por el virus. La familia de Arriaza recibió asistencia de ese fondo mientras estaba en cuarentena grupal.

El desempeño de trabajos esenciales y vivir en hogares con poco espacio aumenta la probabilidad de exposición al coronavirus, dijo Quiñonez, un innovador en el sector de los servicios financieros que recibió una subvención “genio” de MacArthur en 2016 por su trabajo en préstamos de bajos ingresos. Agregó que muchos latinos están estresados por el aumento del desempleo, ya que la pandemia ha diezmado a muchas empresas orientadas a los servicios.

“La mayoría de las personas que acuden a nosotros para recibir nuestros subsidios de 500 dólares dicen que no tienen ingresos, tienen hijos que dependen de ellos, no encuentran alivio y sienten miedo”, dijo. “Entonces muchos de ellos están pasando hambre”.

En última instancia, la difícil situación de los latinos en los Estados Unidos se debe solucionar, aunque solo sea porque está vinculada inextricablemente al destino de la nación en su conjunto, según Priscilla González, directora de campañas de Mijente, una organización nacional de justicia social.

“Lo que les pasa a los latinos tiene que ver con no tener acceso a las redes de seguridad pública habituales, lo que permite que el virus atraviese nuestra comunidad”, dijo González. “Somos tan fuertes como los más vulnerables que viven entre nosotros. Si el mundo quiere una recuperación total, necesitamos ayudar a las comunidades más afectadas”.

Desde el apartamento en el edificio de viviendas públicas de una familia en la que dos miembros fueron víctimas de coronavirus se puede ver un homenaje a los residentes de Marcy House que murieron en Brooklyn, Nueva York. Las personas de color están siendo afectadas de manera desproporcional por el virus. Según datos recientes, por cada 100 000 estadounidenses (de su grupo respectivo), 42,8 afroamericanos han muerto, junto con aproximadamente 18,4 asiáticos, 19,1 latinos y 16,6 caucásicos.

Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por USA Today