El ‘taco bowl’ de la discordia y el repentino ‘amor’ de Trump por los hispanos

Aunque los ha ofendido en extremo con sus afirmaciones de que en su gran mayoría son violadores y traficantes, que construirá un muro para separar a México y Estados Unidos y que deportará a todos los indocumentados del país rompiendo con ello a sus familias, Donald Trump dice que “ama a los hispanos”.

Y para probarlo, o para pretenderlo, el magnate posó ayer en una foto, difundida en su cuenta de Twitter, junto a un ‘taco bowl’ y a la frase “Feliz Cinco de Mayo. Los mejores taco bowls son hechos en Trump Tower Grill. ¡Yo amo a los hispanos!”.

La escena en sí tiene fallas, pero más problemáticos son sus significados e implicaciones.

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La foto de Trump con un ‘taco bowl’ que el magnate difundió en Twitter. (Twitter/RealDonaldTrump)

En primer lugar, como mencionó el portal Fusion, los ‘taco bowls’ son una invención estadounidense vagamente inspirada en la cocina mexicana. Y aunque ciertamente son consumidos por hispanos, difícilmente son los ‘taco bowls’ parte de la identidad mexicana o latina. Son más bien un ejemplo de apropiación de un platillo para hacerlo del agrado del público en general estadounidense.

Por ello quizá ese platillo es compatible con Trump: el ‘taco bowl’ es un engendro de la mercadotecnia generado para tratar de convencer a la mayor cantidad de consumidores, aunque en ello se desnaturalice mucho del contexto original del platillo.

Eso no quiere decir que no sean deliciosos, eso depende de cada quién, y posiblemente los del restaurante Tower Trump Grill tengan excelente sabor. Pero mostrarse junto a ese platillo (ni siquiera es claro si el magnate lo probó) para desear un ‘feliz Cinco de Mayo’ resulta una caricatura, una distorsión. Y, por ende, no es prueba del amor por los hispanos que Trump dice tener.

El tuit resultó tan estrambótico y ridículo que ha generado ya el hashtag #TacoGate, donde los usuarios se burlan intensamente del magnate, aunque algunos han salido en su defensa.

En realidad, sus cáusticas afirmaciones del pasado reciente muestran muy poco amor y mucha agresión y xenofobia, algo que los mexicanos y méxicoamericanos (que son la mayoría de los hispanos estadounidenses) y en general los latinos han resentido y repudiado.

¿Qué amor o simpatía muestra estigmatizar injustamente a una comunidad de ser agresores sexuales, pretender bloquearles el envío de remesas necesarias para la sobrevivencia de sus familias en sus lugares de origen, querer echarlos del país a escala masiva destruyendo con ello su unidad familiar y su patrimonio y exaltando operaciones autoritarias y ampliamente repudiadas como la ‘Operación Wetback’ de deportaciones masivas del gobierno de Eisenhower en la década de los años 50?

Quizá Trump aprecie en el fondo a los hispanos y a los mexicanos, pero sus expresiones públicas al respecto no son creíbles y más bien resultan engañosas. Y si el magnate fuese el ganador de la elección presidencial y procediera a cumplir sus ominosas promesas, la comunidad hispana e inmigrante se enfrentaría con una agresión prácticamente sin precedentes, injusta y de tono autoritario y persecutorio a una escala propia de los estados policiacos.

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Los hispanos se han manifestado ampliamente en repudio de Donald Trump en Estados Unidos. (AP)

Los propios votantes a lo largo de las elecciones primarias republicanas se han manifestado y sus datos revelan el real grado de aceptación y apoyo que los hispanos le han concedido hasta ahora a Trump. Por ejemplo, de acuerdo a datos de encuestas de salida de CNN, Trump logró solo el 26% del voto latino republicano en Florida y Texas, una proporción aún menor que el 27% que Mitt Romney logró en la elección general de 2012 y eso considerando que los porcentajes de Trump mencionados son solo entre hispanos que participan en las primarias republicanas, que son un fragmento del electorado latino en general.

Y aunque ciertamente Trump habría logrado el 45% del voto latino en Nevada, se trataría en términos cuantitativos de una cantidad comparativamente reducida: menos del 4% del total de votantes republicanos en ese estado contra cerca de 53% de votantes hispanos (un 10% del total de la votación) que se inclinó por Bernie Sanders y el 45% de latinos (un 9% del total) que lo hizo por Clinton en Nevada.

Y a escala general, como señala el portal RealClearPolitics, encuestas muestran que solo el 16% de los latinos tiene una opinión favorable de Trump mientras que el 80% lo rechaza. Y en una contienda Clinton vs. Trump la demócrata vencería al magnate con el 73% del voto hispano contra el 16% de Trump.

Un 16% es una cantidad considerable (si todos esos votantes se juntaran crearían una multitud enorme, aunque mayor sería la de ese 73%) pero a la escala de una elección general 16% es una cantidad reducida e insuficiente para ganar la contienda en muchos estados que serán clave en noviembre.

Ciertamente existen ciudadanos de origen mexicano e hispano que apoyan a Trump, pero también lo es que una mayoría abrumadora lo rechaza.

Por ello, hace falta mucho más, algo muy improbable de lograr a gran escala, para crear una situación de amplia confianza de los hispanos hacia Trump. Un taco bowl no es la pipa de la paz.

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