Los demonios que AMLO y Bartlett encontraron... en sus enemigos de siempre

EFE/José Méndez
EFE/José Méndez

En la conferencia de prensa que diariamente encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, Manuel Bartlett Diaz, Director General de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), informó a los medios que diversos exfuncionarios de diferentes periodos del gobierno mexicano cayeron en conflicto de intereses , pues trabajan actualmente para empresas privadas a las cuales habrían favorecido para favorecerlas en el sector energético, lo que trajo como consecuencia que se debilitara a la CFE y hoy solo produzca la mitad de la energía que consume el país.

El director general de la CFE señaló como responsables del debilitamiento a Felipe Calderón Hinojosa, José Córdoba Montoya, Jesús Reyes Heroles, Carlos Ruiz Sacristán, Luis Téllez, Alfredo Elías Ayub, Georgina Kessel, Jordi Herrera y Alejandro Fleming.

“Son personas destacadas, pero que participaron en ese proceso de privatización apoyando a empresas privadas como asesores para dar como resultado esa combinación entre empresas privadas y la CFE en absoluto conflicto de intereses con lo que han representado”. (El Financiero, 11 de febrero de 2019)

Al respecto el presidente López Obrador, al comentar a los medios lo dicho por Bartlett, dijo que en todo este periodo se dio preferencia a las empresas particulares y “se dejó en el abandono la infraestructura de la CFE. Se dejaron de utilizar y no se modernizaron las plantas hidroeléctricas, por ejemplo.”

López Obrador dijo que en la Comisión Reguladora de Energía (CRE), surgida con la reforma energética, sus integrantes actuaban “como empleados de los particulares”, “conspirando contra la CFE”, a la que se obligó a firmar “contratos leoninos”.

Llamó a las empresas particulares a revisar los compromisos dentro de la ley y de manera voluntaria.

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Entre las empresas involucradas, citó a Carso, Ienova y TransCanadá, propietarias de gasoductos parados en el país que significarán una erogación a mediano plazo de 21 mil millones de dólares a la CFE, con las que se buscará una conciliación. “Es una revisión de conformidad con la empresa para que esto se corrija voluntariamente”.

Habiendo sido aludido por Manuel Bartlett, el expresidente Felipe Calderón, vía Twitter comentó:

“Sólo quien ignora la complejidad del sector energético puede asombrarse de que verdaderos expertos en el tema trabajen honestamente en el sector energético.”

En su conferencia de prensa López Obrador dijo que Calderón “Tiene todo su derecho de exponer sus puntos de vista, que haya debate y se trate el asunto. Tiene que ver con el interés público. Sin enojarnos, con urbanidad política, con respeto, vamos a dialogar, eso es lo que estamos planteando”. (El Financiero)

En la última década, de manera lenta pero sostenida, avanzaron empresas trasnacionales en el sector energético de México. Destacan algunas empresas españolas en la producción, abasto, y distribución eléctrica, “tanto de energías limpias y renovables como de las que emplean combustibles fósiles para la generación.”

La reforma energética aprobada en 2014, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, abrió las puertas a la expansión extranjera en este sector estratégico. Por ejemplo, la empresa española Iberdrola, una de las mejor posicionadas en México “aspira a que en 2020 su filial mexicana supere en producción de kilovatios anuales a la casa matriz en España, lo cual le permitirá controlar 20 por ciento del mercado
mexicano.”

Desde que México abrió el sector energético a la inversión privada se manifestó la presión para ampliarla. “En todos los foros internacionales, cumbres bilaterales, tanto entre México y España como con la Unión Europea, uno de los reclamos más insistentes a los gobernantes mexicanos era precisamente la urgencia de liberalizar por completo los sectores entonces más protegidos de la economía mexicana: los hidrocarburos y la electricidad.” (La Jornada, 11 de febrero de 2019)

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Lo que ahora denuncian el presidente López Obrador y el director de la CFE Manuel Bartlett, como conflicto de intereses parece fuera de lugar debido a que los exfuncionarios mencionados desempeñan su actividad profesional, en calidad de especialistas en el tema, contratados por las empresas trasnacionales que siguen la tendencia practicada en todo el mundo de hacerse de los servicios de quienes les permiten alcanzar con eficiencia sus objetivos.

La actividad de los exfuncionarios señalados por López Obrador y Bartlett no es de ninguna manera ilegal, tampoco se les puede obligar, en particular cuando los plazos legales para emplearse en una empresa han sido superados, a que no recurran a sus relaciones personales y profesionales para reincorporarse al sector laboral en el que se encuentran calificados, después de todo se ha capacitado para eso.

Si el presidente López Obrador tienen el proyecto de recuperar el dominio de las empresas estratégicas, que sus adversarios políticos pusieron al alcance de las empresas trasnacionales, entonces que lleve a cabo la modificación de las leyes.

El camino no es la cacería de brujas, ni la venganza política.