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Los científicos encuentran una manera de frenar el envejecimiento

REUTERS/Murad Sezer
REUTERS/Murad Sezer

La fruta retrasa el envejecimiento. O al menos algunas frutas y verduras, tal y como se explica en un artículo reciente: un compuesto presente en ciertos vegetales, denominado Fisetina, retrasa el efecto del paso del tiempo a nivel celular.

Para entenderlo, hay que saber a qué nos referimos cuando hablamos de “envejecimiento celular”. Con el paso del tiempo, nuestras células van acumulando pequeños errores de copia, daños en proteínas y un largo etcétera. Que es lo que llamamos envejecimiento.

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Y cuando estos daños se hacen demasiado grandes, las células entra en periodo senescente. Ocurre desde que nacemos, y sigue toda la vida. Las células senescentes están demasiado dañadas para cumplir su función de manera adecuada, y avisan al sistema inmune para que las limpie.

El problema está en que el sistema inmune también envejece. Y según pasan los años, reconoce peor las señales de “caducidad” celular que envían las células senescentes. Como nadie las limpia, las células senescentes se quedan en los tejidos, enviando señales al sistema inmune.

Aquí es donde llega realmente el problema. Las señales de las que hablamos son sustancias inflamatorias, que provocan daños en los tejidos y molestias en el organismo. A niveles muy bajos no suponen un problema, pero si se acumulan las molestias crecen.

Lo que hace la Fisetina – una sustancia del grupo de los flavonoides, para quien le pueda interesar – es reducir el daño que acumulan las células. No evita que surjan, pero ayuda a remediarlos. De esta manera, menos células entran en periodo senescente.

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Y como hay menos células senescentes, hay menos señales para el sistema inmune y menos inflamación. Lo que repercute en que el conjunto del organismo se encuentre mejor. Pero no sólo eso: como hay menos señales para el sistema inmune, a éste le da tiempo a eliminar todas las células dañadas. Ambos factores sumados consiguen que el envejecimiento se reduzca, y que el periodo en que el animal está en plenas condiciones sea mayor.

La pregunta que cabe hacerse es ¿por qué no se conocía hasta ahora? En parte, porque no se tenía la técnica apropiada para estudiar todos estos conceptos en detalles. Pero hay otra respuesta mejor: sí se conocía… pero no bien del todo.

Y aún se sigue así. Todavía no se ha conseguido el elixir de la eterna juventud. La dosis apropiada, el momento del ciclo vital en que debe administrarse la Fisetina, y otros muchos factores, aún no se conocen con detalle. Pero al menos se ha avanzado un paso.