Los bebés también sufren ictus, pero sus cerebros se recuperan

Comparativa de cerebros sanos (izqda) y de personas que padecieron ictus perinatal (dcha) durante el experimento. Imagen cortesía del Centro para la Plasticidad Cerebral y Recuperación de la Universidad Georgetown
Comparativa de cerebros sanos (izqda) y de personas que padecieron ictus perinatal (dcha) durante el experimento. Imagen cortesía del Centro para la Plasticidad Cerebral y Recuperación de la Universidad Georgetown

Tendemos a pensar en el ictus como un mal que aqueja a los adultos y especialmente a las personas mayores. La realidad es que el infarto cerebral también golpea a los bebés, lo cual probablemente esté relacionado con el estrés asociado al nacimiento, proceso especialmente duro para los vasos sanguíneos y el sistema circulatorio.

Sin embargo, al contrario de lo que le sucede a un adulto cuando sufre un ictus en el área cerebral asociada con el lenguaje, cuyas graves consecuencias todos conocemos, los bebés son capaces de conservar la habilidad para comunicarse. ¿Cómo es posible?

Eso es lo que se propuso averiguar un equipo de investigadores de la Universidad de Georgetown, el cual acaba de descubrir que aquellos adolescentes que experimentaron un ictus al poco tiempo de nacer son capaces de entender el lenguaje igual de bien que sus colegas sanos.

Para descubir cómo un grupo de adultos que sufrió graves accidentes cerebrovasculares durante su primera infancia fue capaz de compensar un daño cerebral tan severo, los responsables de este estudio (en el que participaron 19 personas) tomaron imágenes cerebrales mediante escáner, mientras los voluntarios del experimento escuchaban frases leídas hacia delante y hacia atrás.

En adultos sanos, esta prueba hace que las áreas cerebrales asociadas al procesamiento del lenguaje (situadas en el hemisferio izquierdo) se iluminen por la actividad (ver foto superior, imágenes de la izquierda).

Sin embargo, en los supervivientes de ictus perinatal, que habían perdido tejido cerebral en esa región a causa del infarto cerebral, la zona que se iluminaba denotando actividad se encontraba en el hemisferio derecho, justo en la zona especular de la región que procesa el lenguaje normalmente (véanse imágenes de la derecha en la foto que abre el post).

El hecho es que el hemisferio derecho de las personas sanas casi nunca se use para comprender el lenguaje, ni siquiera en adultos que han padecido un accidente cerebrovascular, que no consiguen aprovechar esta área para “puentear” la zona afectada por el ictus, algo que como vemos los bebés si son capaces de hacer.

¿Por qué? Los investigadores sospechan que los bebés se benefician de una ventana única que se da durante el desarrollo, momento en que el cerebro es suficientemente flexible como para realojar funciones en otras áreas.

Tal y como puedo leer en The Guardian, el equipo ya sueña con la posibilidad de encontrar fármacos capaces de devolver a nuestros cerebros la plasticidad de la que gozaban cuando éramos bebés. Si lo consiguen nuestros cerebros serán capaces de “recablearse” para recuperar la habilidad del habla y de la comprensión del lenguaje.

Solo podemos desearle mucha suerte y confiar en que ese descubrimiento no se demore.

El trabajo liderado por Elissa Newport, del Centro Médico de la Universidad Georgetown de Washington DC se presentó al público el pasado 17 de febrero durante la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), que en 2018 ha tenido lugar en Austin, Texas.

Me enteré leyendo Science.