Ivanka Trump prohibió que los agentes del Servicio Secreto usaran los baños de su casa (y los hizo gastar más de 100,000 dólares para alquilar uno)

Para los agentes del Servicio Secreto encargados de la seguridad de Ivanka Trump, hija y asesora del presidente Donald Trump, y su esposo Jared Kushner, también asesor presidencial, ir al baño ha sido un problema. Para ellos, como se narra en The Washington Post, la necesaria visita al inodoro se volvió algo tan complicado que se debió establecer una inusitada logística y un relevante gasto para que pudieran atenderla.

Todo porque en 2017, tras la toma de posesión de Trump como presidente, la pareja de Ivanka y Jared le habría negado a los agentes que los protegen el uso de los baños de su casa, una mansión alquilada en el acaudalado barrio Kalorama de Washington DC.

Un letrero de la policía restringe el paso en la acera donde se encuentra ubicada la casa de Ivanka Trump, hija del presidente Donald Trump, en Washington, el viernes 24 de marzo de 2017. Los vecinos del elegante vecindario Kalorama dicen que Ivanka Trump y su familia no son muy buenos vecinos, ya que ocupan demasiado espacio para estacionarse y además dejan bolsas de basura en la acera durante días. (AP Foto/Alex Brandon)

Así, como los agentes encargados de la seguridad de la pareja no podían usar ninguno de los seis y medio baños de esa casona cuando la necesidad apremiaba, durante meses tuvieron que improvisar soluciones.

La secuencia suena cómica pero tiene también su tono punzante: cuando en 2017 un agente encargado de la protección de Kushner y Trump sentía el súbito apremio de ir al baño, tenía que acudir a un toilet portátil instalado afuera de la casa.

O, de plano, tenía que correr a una casa cercana, por ejemplo la del expresidente Barack Obama, que también es custodiada por agentes del Servicio Secreto y donde un baño en el garaje está disponible para ellos, o a la más lejana del vicepresidente Mike Pence, para poder ir allí al baño y relajar su urgencia.

Lo que le pasaba a esos agentes si el ímpetu resultaba brusco e irresistible queda a la imaginación de cada quien.

No es claro por qué razón Ivanka y su marido Jared no permitían que los agentes del Servicio Secreto asignados para su protección el uso de los baños de su casa. De acuerdo al Post, un vocero de la Casa Blanca negó que tal cosa haya sucedido y se afirmó que fue el propio Servicio Secreto quien determinó que los agentes no entraran a esa casa.

Pero fuentes consultadas por ese periódico han reiterado que esa historia es cierta y que los agentes no tienen acceso a la casa a petición de la pareja.

Por añadidura, los vecinos de Ivanka y Jared, se afirma, se molestaron cuando los toilets portátiles fueron colocados en la calle, lo que se añadió a otros desplantes que causaron el enojo de algunos de los habitantes de ese exclusivo barrio en contra de la pareja.

Cuando los toilets fueron retirados, se optó porque los agentes fueran al baño en el garaje de la casa de Obama. Pero el alivio fue efímero pues, se cuenta, cuando uno de los agentes asignados a Ivanka y Jared dejó un “desagradable asunto” en ese baño, esa opción quedó cancelada. Entonces, los agentes debían conducir una milla hasta la casa de Pence, donde hay un baño disponible para el Servicio Secreto en una estación de vigilancia, pero la distancia y el tiempo vinculados a esa opción la hacían poco conveniente.

Acudir a restaurantes cercanos era posible pero era una opción igualmente limitada.

Un agente del Servicio Secreto vigila la casa que Ivanka Trump y Jared Kushner alquilan en el barrio Kalorama de Washington DC. (Getty Images)
Un agente del Servicio Secreto vigila la casa que Ivanka Trump y Jared Kushner alquilan en el barrio Kalorama de Washington DC. (Getty Images)

Según el Post, la solución que al final se halló –el uso de toilets portátiles o ir de higiénica visita a la casas de Obama o Pence al parecer no resultaba sostenible– fue alquilar un estudio con baño en el sótano de una casa vecina de la de la familia Kushner, a un costo de 3,000 dólares al mes.

Lo que desde septiembre de 2017 a la fecha se habría pagado por ese estudio, de dinero proveniente de los contribuyentes, excede los 100,000 dólares, según el Post. Cuando expire el contrato de alquiler, ello habrá costado 144,000 dólares.

“Es la primera vez que escuchó que agentes del Servicio Secreto tienen que llegar a esos extremos para encontrar un baño”, dijo al Post un funcionario de seguridad con conocimiento de esa situación.

Y aunque se dice que no es infrecuente que se decida que haya cierta distancia entre los agentes del Servicio Secreto y las personas a las que ellos protegen, este caso fue especialmente raro y extraño, tanto porque no hubiese en una gran casa ningún baño que los agentes pudiesen usar como porque las soluciones iniciales implicasen que estos tuvieran que visitar a otras casas vigiladas por el Servicio Secreto, como las de Obama y Pence, solo para resolver una necesidad básica y en ocasiones imperativa.

Sea como sea, toda esa situación terminará en el futuro cercano. Aunque no se sabe cuánto tiempo más Ivanka y Kushner vivirán en Washington DC, se afirma que tienen planes de mudarse a Florida, donde han adquirido un amplio lote en una zona ultraexclusiva, y tienen también propiedades disponibles en Nueva York y Nueva Jersey.

Y el periplo de esos agentes terminará en todo caso el 20 de enero, cuando culmine el mandato de Donald Trump, pues los hijos adultos de expresidentes no reciben en principio protección del Servicio Secreto.

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