Los abusos sexuales son sistemáticos en los centros de detención de inmigrantes en EEUU, según cientos de denuncias

Larga es la lista de denuncias que a lo largo de los años ha pintado los excesos y abusos que autoridades de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE) o la Patrulla Fronteriza han presuntamente cometido en contra de los inmigrantes que detienen para procesarlos por violaciones a las leyes migratorias y, en su caso, deportarlos de Estados Unidos.

Persecución y acoso, detenciones arbitrarias, reclusión en condiciones inapropiadas o hasta inhumanas, separación de familias, aislamiento de detenidos y demás son prácticas que han sido denunciadas a lo largo del tiempo.

Ciertamente, algunos de esos abusos pueden ser atribuidos no a la institución en su conjunto sino a agentes específicos que cometieron faltas, aunque ha habido casos en que se han señalado prácticas ampliamente repetidas en numerosas instancias. Por ejemplo, las recientes denuncias de Human Rights Watch de que inmigrantes detenidos, incluso niños, son mantenidos por largo tiempo en celdas gélidas y sin abrigo protector.

Activistas y analistas afirman que los casos de abuso y acoso sexual presuntamente perpetrados por agentes de inmigración o contratistas contra inmigrantes recluidos en centros de detención migratoria serían numerosos y sistémicos. (The Guardian/Archivo Yahoo)
Activistas y analistas afirman que los casos de abuso y acoso sexual presuntamente perpetrados por agentes de inmigración o contratistas contra inmigrantes recluidos en centros de detención migratoria serían numerosos y sistémicos. (The Guardian/Archivo Yahoo)

Con todo, un reporte publicado en The Intercept muestra un panorama perturbador y que va más allá de la rudeza de trato que es común en ciertas autoridades policiales.

Ese portal afirma que 1.224 quejas presentadas contra ICE y la Patrulla Fronteriza entre 2010 y 2017 revelan que inmigrantes bajo su custodia han sufrido abuso y acoso sexual a manos de oficiales o contratistas de esa agencia, en tal cantidad, frecuencia y extensión que el portal considera que es una lacra sistémica. Y las quejas analizadas por The Intercept serían solo una pequeña parte de todas las presentadas, que podrían sumar 33.000 solo entre 2010 y 2016.

Esa revelación parte del análisis de documentos solicitados, en ejercicio de La ley de Libertad de Información, al Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Al respecto de esas 1.224 quejas por situaciones de posible abuso sexual, solo se habrían emprendido 43 investigaciones, según datos del propio Inspector General del DHS.

Algunos ejemplos de esas denuncias son punzantes. Una mujer detenida en un centro de inmigración en el estado de Washington afirmó que fue violada por un trabajador médico y un contratista privado. Otra mujer narró que fue sometida por oficiales dentro de un centro de detención en Florida mientras uno de ellos la acosaba genitalmente y los otros filmaban toda la escena.

Otras quejas señalan que mujeres son intimidadas con deportarlas si no accedían a prácticas sexuales con oficiales, o las amenazaban con violación si no hacían lo que se les indicaba. Con frecuencia los cateos físicos, se afirma, llegan a implicar tocamientos impropios. Y hay documentos que afirman que en un centro de detención de inmigración operado por una empresa privada, el T. Don Hutto, en Texas, un solo guardia agredió sexualmente a ocho mujeres que transportaba bajo su custodia.

Muchas de esas denuncias fueron compiladas por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), mientras que el Fondo México Americano de Defensa Legal y Educación (MALDEF) denunció que en otro centro de detención en Texas operado por entidades privadas, el Karnes County Residential Center, los guardias incluso sacaban por las noches de sus celdas a mujeres detenidas, a las que denominaban sus “novias”, para obtener de ellas favores sexuales con ellas a cambio de dinero o asistencia legal.

Todo bajo custodia oficial y acciones presumiblemente perpetradas por autoridades o contratistas, lo que agudiza la gravedad del abuso, el temor y dolor de las víctimas y el carácter delictivo de esas alegadas prácticas.

La versión de ICE

Ciertamente se trata de denuncias, alegaciones, pero su cantidad y su reiteración a lo largo de los años y en muchos lugares diferentes genera enormes suspicacias. ICE, indica The Intercept, afirma que investiga todas las quejas y que tiene cero tolerancia ante la comisión de estos delitos, tanto lo que pudiesen ser cometidos (o atestiguados de modo cómplice o con encubrimiento) por sus funcionarios o contratistas como por los propios detenidos. Entre 2012 y 2017, por ejemplo, determinó que 160 quejas estaban sustanciadas mientras que 793 no lo eran y 345 fueron consideradas infundadas.

Además, ICE ofrece información y publicaciones a inmigrantes detenidos sobre cómo reportar situaciones de agresión o acoso sexual, explica las características de un abuso y cómo pueden protegerse.

Un área de la sala de salud mental en un centro de detención de inmigrantes en San Diego. Activistas y analistas han reportado que mujeres detenidas en centros como ese, pero a veces también hombres y personas transgénero, sufren allí violencia sexual. (AP)
Un área de la sala de salud mental en un centro de detención de inmigrantes en San Diego. Activistas y analistas han reportado que mujeres detenidas en centros como ese, pero a veces también hombres y personas transgénero, sufren allí violencia sexual. (AP)

La magnitud del posible abuso

La investigación de The Intercept y de la organización Libertad para los Inmigrantes (antes CIVIC) comenzó hace cerca de dos años y halló, en las 1.223 quejas citadas, 681 casos de agresión sexual, 307 de acoso sexual, 272 de agresión física, 72 de agresión verbal y 37 de abuso de menores.

En todo caso, la magnitud y cantidad de las denuncias, sean o no investigadas a cabalidad por la autoridad, por lo común no conducen a sanciones o a proceso legal contra los presuntos perpetradores. Incluso se han documentado casos de presión contra las detenidas que hicieron una queja para que no continúen con ella so pena de ser recluidas por más tiempo u ofreciendo a cambio una liberación pronta y hasta una visa de víctima de violencia a cambio de firmar ciertos papeles.

Muchos reportes, se indica, solo reciben indiferencia o causan molestia en las autoridades e incluso denuncias de acoso sexual o violación que señalan a un detenido como el victimario de otro no motivan activa acción oficial.

Congresistas han pedido públicamente que se forme una comisión especial para investigar las quejas y denuncias de delitos sexuales y otras agresiones dentro de centros de detención migratoria. Pero la respuesta al respecto, se desprende de las afirmaciones de las organizaciones denunciantes, parece ínfima ante la magnitud del problema y de los posibles crímenes cometidos.

Para colmo, la ACLU afirma que ICE planea destruir los registros vinculados a denuncias de violencia sexual dentro de centros de detención de inmigrantes, lo que oscurecería aún más el panorama, según relató el portal Vice.

Todo este grave fenómeno es, así, otra lacra cruda y dolorosa del roto sistema de inmigración del Estados Unidos.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro