Los 10 hijos de una pareja de California acusada de tortura y abuso infantil vivían en condiciones horribles, entre basura y excrementos

Un nuevo caso de presunto maltrato criminal de los niños de una numerosa familia se ha revelado en Fairfield, California, luego de que 10 niños, de entre cuatro meses y 11 años, fueron hallados en una casa llena de basura y excremento humano en condiciones que las autoridades consideraron “horripilantes”. Un niño más, de 12 años, fue hallado durmiendo en el patio de la casa vecina.

Pero lo más perturbador es que, de acuerdo al periódico Los Angeles Times, las autoridades han determinado que nueve de esos menores sufrieron tortura incluso desde 2014 y que ese severo maltrato, que habría sido tanto físico como emocional, les habría sido impuesto con un “propósito sádico” por el propio padre de algunos de ellos y, posiblemente, con la complacencia por su propia madre.

Jonathan Allen y su esposa Ina Rogers fueron arrestados por la policía en Fairfield, California. Él fue acusado de tortura y abuso de nueve menores y ella de poner en peligro a sus hijos. Rogers salió bajo fianza pero Allen sigue en prisión. (AP)
Jonathan Allen y su esposa Ina Rogers fueron arrestados por la policía en Fairfield, California. Él fue acusado de tortura y abuso de nueve menores y ella de poner en peligro a sus hijos. Rogers salió bajo fianza pero Allen sigue en prisión. (AP)

Esta dramática situación se detectó el 31 de marzo pasado cuando, de acuerdo al relato de la televisora CBS, Ina Rogers –de 30 años y madre de los 10 niños– reportó que su hijo mayor, de 12 años, se había ido de la casa y estaba perdido, al parecer porque se molestó cuando se le quitó su tableta digital, de acuerdo a la agencia AP.

Cuando policías de Fairfield (localidad al noreste de San Francisco) procedieron a la búsqueda del menor extraviado, lo encontraron dormido bajo los arbustos del jardín de una vivienda vecina y entonces acudieron a la casa de la familia. Allí realizaron una búsqueda de los otros nueve menores y lo que hallaron les produjo consternación.

El baño tenía heces fecales esparcidas por todos lados. (AP Photo/Rich Pedroncelli)
El baño tenía heces fecales esparcidas por todos lados. (AP Photo/Rich Pedroncelli)
Esta era una de las habitaciones de los niños. (AP Photo/Rich Pedroncelli)
Esta era una de las habitaciones de los niños. (AP Photo/Rich Pedroncelli)

Según la fiscal asistente del Condado de Solano, Sharon Henry, los nueve menores dentro de la casa fueron “rescatados de vivir en condiciones horribles” y varios de ellos habrían en algún momento sufrido heridas, quemaduras y moretones. Por añadidura, dentro de la casa se halló comida en estado de descomposición y heces humanas y de animales esparcidas por el suelo, a tal grado de que algunas partes de la vivienda eran literalmente inaccesibles por la acumulación de basura y residuos en ellas.

Uno de los dormitorios de la casa en Fairfield, California, donde vivían los 10 hijos de Ina Rogers. (AP)
Uno de los dormitorios de la casa en Fairfield, California, donde vivían los 10 hijos de Ina Rogers. (AP)

Los niños fueron puestos bajo custodia de las autoridades y se procedió a realizar una investigación exhaustiva. Los resultados añadieron aún más consternación al caso.

Según el periódico The Washington Post, en las semanas desde que los menores pasaron a custodia oficial las autoridades entrevistaron a los ocho de mayor edad y de sus testimonios concluyeron que “tortura fue cometida en esa casa”. Algunos de los niños describieron situaciones de abuso y maltrato intencional, incluso haber recibido disparos de postas de pistolas de aire.

Ante ello, las autoridades arrestaron el viernes pasado a Jonathan Allen, de 29 años y padre de algunos de los menores. Se les acusó de siete cargos de tortura y nueve de abuso de menores y se le impuso una fianza de cinco millones de dólares. La madre, Ina Rogers, también fue acusada, pero solo de un cargo menor por colocar a sus hijos en situación de peligro y salió libre bajo fianza, aunque las autoridades aún no descartan el imponerle acusaciones adicionales.

Se trata del segundo caso en pocos meses de abuso masivo de menores por sus propios familiares que se registra en California, luego de que en enero de 2018 los 13 hermanos de la familia Turpin fueron rescatados de una vivienda en la localidad de Perris en donde vivían encadenados y sujetos a desnutrición y maltrato por sus propios padres (actualmente sujetos a proceso penal).

Afortunadamente, los hijos de Rogers no se encontraban en el deplorable estado en el que estaban los hijos de la familia Turpin cuando fueron hallados, y solo requirieron revisiones y cuidados médicos menores para verificar su condición, pues no presentaban fracturas ni cicatrices mayores. Actualmente se encuentran ya viviendo con otros familiares.

Y la propia madre, Rogers, ha salido públicamente a desmentir a las autoridades que la acusan a ella y a su esposo. La televisora ABC 7 reportó que Rogers calificó de “ridículos” los cargos de tortura y abuso y dijo que ella se ha “esforzado y desarrollado como una buena madre de mis hijos”. Y según el LA Times, ella calificó a su marido de ser una “persona maravillosa” y alegó que las insalubres condiciones en las que fue hallada su casa se originaron en que la “estaba echando abajo” desesperada por hallar a su hijo extraviado.

Ina Rogers se ha defendido de las acusaciones de torturar a sus hijos y dicho que tanto ella como su esposo son
Ina Rogers se ha defendido de las acusaciones de torturar a sus hijos y dicho que tanto ella como su esposo son “padres maravillosos”. (AP)

En todo caso, según reportes de prensa no era claro a qué se dedicaban Allen y Rogers, pero AP indicó que ella dijo que trabajaba durante las madrugadas como técnica de electrocardiogramas y que su esposo era un artista del tatuaje.

Por su parte, los menores no iban a la escuela, sino que eran educados en casa y aunque la vivienda tenía cuatro habitaciones los 10 menores dormían en una sola de ellas, mientras las otras tres eran el cuarto de los padres, el cuarto de “meditación” y el “cuarto de juegos”. Y, al parecer, salían de allí muy poco pues testimonios de vecinos señalan que no sabían que allí vivieran esos niños.

E incluso la propia madre del padre detenido, Pegy Allen, dijo a AP que le dijo a Rogers sobre la importancia de la limpieza de su casa, pero que por estar distanciada de su hijo ella estaba a su vez apartada de lo que sucedía en esa vivienda.

Por ahora, habrá que esperar a que se desarrolle el proceso legal tanto de Rogers como de Allen, y mientras que autoridades y la opinión pública miran con horror y desconfianza las presuntas acciones de esta pareja, ella, al menos, trata de defenderse, afirmando reiteradamente que ha sido una buena madre y que su marido que “tiene muchos tatuajes” es por ello víctima de prejuicio o incomprensión pues la gente “lo juzga demasiado rápido”.

Ahora parece que habrá tiempo para un juicio largo y en forma de este caso.

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