Londres se desborda: esperan más de un millón de personas y temen filas de hasta 35 horas para ver el féretro de la reina

El ataúd de la reina Isabel II llega al Royal Hearse en el Palacio de Buckingham en Londres
El ataúd de la reina Isabel II llega al Royal Hearse en el Palacio de Buckingham en Londres - Créditos: @GARETH FULLER

LONDRES.- Una suerte de tsunami -emocional seguramente, por la conmoción de la pérdida-, pero sobre todo, logístico. Es lo que provocó la esperada llegada hoy del féretro de la reina Isabel II, quien murió el jueves pasado en el amado castillo de Balmoral, Escocia, y que finalmente arribó cuando ya había atardecido en Londres. La capital del Reino cuyas cuatro naciones (Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte) Isabel II logró mantener unidas durante 70 años se preparaba para uno de los desafíos más colosales de su historia.

La gran pregunta es: ¿logrará la ciudad enfrentar ese millón de personas que se espera en los próximos días la invadan para despedirse de la reina?

La Princesa Real y el vicealmirante Timothy Laurence son recibidos por el Capitán del Grupo de Comandantes de la Estación McPhaden después de haber desembarcado del C-17 que lleva el ataúd de la Reina Isabel II en la Royal Air Force Northolt, al oeste de Londres
La Princesa Real y el vicealmirante Timothy Laurence son recibidos por el Capitán del Grupo de Comandantes de la Estación McPhaden después de haber desembarcado del C-17 que lleva el ataúd de la Reina Isabel II en la Royal Air Force Northolt, al oeste de Londres - Créditos: @Kirsty Wiggelsworth

Luego de una procesión solemne, mañana, en el inicio de los grandes eventos en Londres, el féretro donde descansan los restos de Isabel II se desplazará, acompañado por el rey Carlos III y su familia, desde el Palacio de Buckingham hasta el Palacio de Westminster. Allí se abrirá una capilla ardiente que durará más de cuatro días. Las puertas se abrirán para el público -que ya está haciando fila, pese a la lluvia, desde ayer, a las 17 locales- y se cerrarán el lunes a las 6 y media de la mañana.

El funeral de Estado -ya bautizado “del siglo”-, al que asistirán 2000 mandatarios de todo el planeta, superior al de Nelson Mandela, convertirá a Londres en la capital del mundo.

La alerta es máxima. Aunque todo ha sido planeado desde hace años, el gran temor es que las cosas se salgan de las manos. Que sea un caos. Sobre todo en vista de las masas que llegarán a Londres para intentar darle el último saludo a Isabel II. Una reina que es un ícono, la más longeva de todos los tiempos, cuya muerte, a los 96 años, después de un shock inicial, ha dado lugar a una oleada de conmoción que recuerda la que tuvo lugar hace 25 años, cuando murió Lady Diana, uno de los personajes más populares de esta monarquía, pero mucho más fuerte ahora.

Los portadores del féretro del Queen's Color Squadron (63 Squadron RAF Regiment) colocan el ataúd de la reina Isabel II en el Royal Hearse después de haberlo retirado del C-17 en la base aérea de la Royal Air Force Northolt el 13 de septiembre de 2022
Los portadores del féretro del Queen's Color Squadron (63 Squadron RAF Regiment) colocan el ataúd de la reina Isabel II en el Royal Hearse después de haberlo retirado del C-17 en la base aérea de la Royal Air Force Northolt el 13 de septiembre de 2022 - Créditos: @KIRSTY WIGGLESWORTH

Ha pasado un cuarto de siglo desde 1997, el mundo ha cambiado, las redes sociales lo dominan todo y una forma de estar ahí, de decir presente, de sumarse a un luto colectivo impresionante, es también sacarse una selfie, dejar una flor en alguna de las residencias reales, filmarse y subir a TikTok el paso del carruaje de ella, la reina, desplazándose por el Mall.

Justamente por el tema de las selfies advirtieron que estará totalmente prohibido sacar fotos, filmar o sacar el celular durante la capilla ardiente, momento en que los teléfonos deberán estar apagados o en modo “silencio”.

Temor y medidas

Por el aluvión de personas sobre Londres de los próximos días, desde Downing Street -donde hace tan solo hace una semana asumió Lizz Truss, la tercera mujer en el cargo después de Margaret Thatcher y Theresa May-, admiten preocupación. Como escribió el Daily Mail, el temor es que por primera vez en la historia Londres pueda estar “full”, llena, repleta.

No por nada las autoridades ya están urgiendo a evitar el centro, si se puede, y a optar por el trabajo de remoto, como en pandemia.

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El cortejo fúnebre pasa por la Catedral St. Giles, en Edimburgo - Créditos: @Louisa Gouliamaki

En vista de una Londres “full” como nunca, las autoridades ya han dispuesto servicios de trenes suplementarios porque muchos -se calcula un millón de personas-, invadirán la capital. En las estaciones de metro ya hay carteles que advierten que podrá haber problemas de funcionamiento y cortes y algunas estaciones -las cercanas a Westminster y el Palacio de Buckhingham-, directamente estarán cerradas.

Esto también se debe a la alerta terrorista ya que se juntarán los líderes del mundo, junto a monarcas del planeta. Y es a todas luces una oportunidad única para posibles ataques de lobos solitarios. Aunque, aseguran, ese no es el temor, ya que también ha redoblado la seguridad con más de 10.000 policías en la calle, agentes de civil, francotiradores y militares. El consejo es moverse a pie. Y, si es posible, evitar el subterráneo, donde podrían darse escenarios de pesadilla.

Filas de hasta 35 horas

Lo que más preocupa es el manejo de las cientos de miles de personas que querrán participar del aquí llamado “Lying-in-State”, es decir la capilla ardiente. Los cálculos de quienes están al frente de la Operación Feather (Pluma) -como fue denominado el operativo para manejar el velatorio de más de cuatro días de la reina-, indican que uno tiene que preparase para filas que pueden durar entre 17 y 35 horas. La capilla ardiente, en Westminster Hall, estará abierta 23 horas de 24 -una hora será para la limpieza- durante cuatro días y medio (jueves, viernes, sábado y domingo, enteros, más mañana a la tarde y el lunes por la mañana).

Se calculan 3000 personas por hora y el flujo será constante. Tanto es así, que las autoridades advirtieron que no es buena idea llevar chicos, porque nadie podrá sentarse a descansar o a dormir (están prohibidas sillas plegables, carpas, bolsas de dormir y demás elementos de camping). Y alguien mayor y que no esté en buen estado físico también debe plantearse si está en forma para semejante esfuerzo de estar parado tantas horas, a la intemperie.

En 109 horas totales de velorio podrán pasar, entre mañana a la tarde y el lunes, 327.000 personas. Y esto también puede llegar a ser un problema, sobre todo por las repercusiones más que negativas que podría tener tanto para el nuevo gobierno conservador de Liz Truss, como para el nuevo monarca, Carlos III.

Mucha gente quedará excluida de la posibilidad de despedirse de la reina, algo que creará malestar, desilusión, rabia. Sobre todo después de que trascendió que parlamentarios, funcionarios y amigos especiales tendrán prioridad en el acceso a Westminster Hall.

Más de 320.000 personas pudieron despedirse en 1965 de Winston Churchill; 300.000 tras la muerte del rey Jorge VI, padre de Isabel II, en 1952; y 200.000 en la capilla ardiente de la reina madre, en 2002. ¿Se rebelarán los cientos de miles que inexorablemente se quedarán afuera esta vez?

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La fila para despedir a Isabel II en la Catedral de St. Giles en Edimburgo - Créditos: @Jon Super

Es la gran pregunta. Y hay polémica porque muchos creen que, para que toda la nación pudiera participar y para evitar el colapso de Londres, hubiera sido mucho mejor que el féretro de la reina viajara hasta Londres no en un avión de la RAF, como ocurrió, sino en un tren real, como estaba previsto en la Operación London Bridge. El antiguo tren real, con una locomotora a vapor, habría salido de Edimburgo y atravesado todo el país, lentamente, dándole la oportunidad a muchos de saludar a la reina a su paso por las vías de tren, así como ocurrió durante el viaje de seis horas y media que desde el castillo de Balmoral la llevó a Edimburgo el domingo pasado.

“Dejen a la reina ser llevada a Londres por tren para que la nación entera pueda despedirse”, exigió el escritor y periodista Peter Hitchens en el Daily Mail. Hitchens consideró un terrible error la decisión de hacer volar el féretro (opción contemplada en la Operación Unicornio) y no hacerlo llegar en tren, rompiendo una tradición por la que el padre de la reina, Jorge VI, desde Sandringham llegó a Londres en tren y por la que el ataúd de Churchill desde la estación de Waterloo de Londres viajó lentamente hasta el Oxfordshire, donde fue enterrado. Entonces, recordó, miles pudieron ver “el tren fúnebre” de Churchill y sentirse partícipes.

Un ejemplo de lo que puede suceder en los próximos días fue cuando, cerca de las ocho de Londres, miles y miles de personas quisieron estar cerca del Palacio de Buckingham para ver llegar el féretro. Lo hicieron bajo la lluvia, con el parque hecho un lodazal. La gente esperó, todos con teléfono en mano, y cuando pasó por allí estalló un sostenido aplauso y también hurras para la reina.

Aunque, en un esfuerzo colosal, la BBC está transmitiendo minuto a minuto todos los eventos en vivo y en directo, fue quizás por todas estas críticas que las autoridades decretaron que el próximo domingo, a las 20 locales, haya un minuto de silencio. Entonces, todos, estén donde estén, podrán participar.

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