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Llovió: ¿y ahora qué?

Llegaron las tan ansiadas precipitaciones a la región del sudeste de Córdoba en cantidades no necesarias para cubrir las necesidades, pero llegaron al fin y esperemos sea el comienzo.

Tarde, esa es la palabra que mejor representa la llegada de las lluvias al trigo en la zona, con "casi" todas las cartas jugadas del cultivo ya echadas. No viene a salvar la campaña ni mucho menos, con la mayoría de las situaciones donde no se van a cubrir ni siquiera los costos de implantación y protección, en la cual el déficit hídrico permanente se vio acomplejado a numerosas e intensas heladas.

Hay más margen para una leve mejora luego de las lluvias en los ambientes en los cuales venia soportando un poco mejor la sequía. Hubo estrategias de siembras tempranas intentando copiar el perfil de humedad antes que se evaporara y labores de fertilización incorporadas presiembra acompañadas de una correcta elección del material que se encontraban visiblemente en mejor estado.

Justo para mantener el maíz en carrera. Estas lluvias vienen a mantener el cultivo con expectativas, ya que gran parte de la superficie destinada a la gramínea ya fue sembrada y no la venían pasando del todo bien. Numerosos lotes tuvieron inconvenientes durante su implantación, con problemas que involucraron entre sus causas baja humedad, frio y bajo vigor de algunas semillas.

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Sucedió que ante las lluvias de principios de septiembre cuando se largó la siembra se generaron interrogantes respecto de iniciar la siembra o no, dentro de esa incertidumbre de saber si las precipitaciones iban a seguir acompañandonos, numerosos productores decidieron sobre el final y con la humedad justa.

Estas siembras se realizaron en varios casos con la aparición de bajas temperaturas que sumado al bajo vigor de algunas partidas de semillas dieron implantaciones deficientes, con menor número de plantas y abundantes diferencias espaciales (distribución irregular de plantas en el surco) y temporales (variaciones en la emergencia y desarrollo inicial de las plantas) que generaran en el futuro plantas dominadas (déficit de recursos recibidos).

Cuando la humedad es escasa, las temperaturas son muy bajas o hay problemas con la calidad de la semilla (o todo junto) se dificulta el proceso en el cual se da la aparición de la plúmula y la radícula durante la germinación que dan inicio del crecimiento de las raíces seminales y la elongación del mesocótile. Esto produce que ni siquiera emerja o que la emergencia de la primera hoja sobre la superficie del suelo protegida por el coleóptile se dé más tarde y en mal estado.

Para evitar estas dificultades algunos productores optaron en pasar la siembra a tardía. Estrategia que no solo sirve para enfrentar ambientes deficientes sino también malos años climáticos en buenos ambientes.

El atraso de la fecha de siembra nos ofrece una mejor oferta ambiental a la siembra y en su periodo crítico para la mayoría de los años pero nos propone algunos desafíos de manejo diferenciales para enfrentar algunas dificultades.

Un genotipo largo es probablemente la peor elección ya que su ciclo generalmente no se terminará antes de las primeras heladas. Que posean desde su genética la posibilidad de tener algún evento diferencial para el control de malezas, ya que su ciclo tiene comienzo en el momento de mayor crecimiento de las mismas y hoy hay numerosas resistencias a los herbicidas tradicionales. La resistencia del genotipo a insectos es clave también ya que los controles de protección son casi siempre deficientes y difíciles de realizar.

Las enfermedades son un tema importante en estas fechas de siembra, siendo tizón hasta hoy la más perjudicial en cuanto a caída de rendimiento, para esta dificultad también la elección del material en cuanto a resistencia o tolerancias a enfermedades es vital.

Ya desde 2005, cuando empezamos a experimentar con el cultivo en fechas tardías con la Red CREA Sur de Santa Fe, notábamos un comportamiento diferencial en cuanto al manejo de fertilización.

Es necesario realizar análisis de suelo para chequear los contenidos de nitrógeno (N) y fósforo (P) en el suelo. Los ajustes de N son iguales en nuestras experimentaciones (suelo 0-60 cms + fertilizante) a los maíces sembrados tempranos, lo que cambia notablemente es el N en el suelo para esas fechas resultando en menores necesidades de N a aportar.

Otra elección importante, si es que se decide por tardío, es la caña del material. Recuerden que la mayoría de las campañas el tardío pasa desde sus primeras heladas recibidas hasta el momento de su recolección entre tres y cuatro meses parado en el lote hasta que le baja la humedad. Los vientos, sumado al complejo de enfermedades de la base de la caña durante un periodo importante de tiempo complica la calidad/rinde y recolección del mismo.

Respecto de la siembra de soja, bandera verde, ya que la soja es un cultivo que a diferencia del maíz no responde tanto al agua útil al momento de la siembra y si al momento de llenado de granos. Año para tener especial cuidado respecto del control de malezas, ya que es en estos años en donde las malezas muestran su mejor adaptación a condiciones deficientes de humedad y empeoran muchísimo su control.

La recomendación es siempre resignar un poco de fecha ideal pero entrar limpios al lote versus entrar en fecha óptima de su zona con el lote sucio, donde ya con el cultivo emergido las herramientas de control bajan muchísimo sus eficiencias y perjudican por fitotoxicidad al cultivo.

El autor es jefe de Agencia del INTA Corral de Bustos