Ley de emergencia en Camboya, un arma más de Hun Sen contra la disidencia

Bangkok, 15 abr (EFE).- El Parlamento de Camboya está tramitando una ley de estado de emergencia para combatir la pandemia de Covid-19 que otorga plenos poderes al Ejecutivo del primer ministro Hun Sen, lo que suscita la preocupación de organizaciones de derechos humanos y una oposición cada vez más acorralada.

La "Ley para gobernar el país en estado de emergencia", que fue aprobada por unanimidad en la Cámara Alta el pasado 7 de abril y se espera que sea ratificada por el Senado el viernes, incluye el control ilimitado de las telecomunicaciones y los medios de comunicación por parte del Gobierno, restricciones de la libertad de movimientos o la posible expropiación de propiedad privada.

"La ley proporcionará a Hun Sen la legitimidad para restringir aún más las libertades recogidas en la Constitución. Lo más crítico es la libertad de expresión y los derechos políticos, porque la oposición y los defensores de los derechos humanos van a seguir alzando sus voces", dijo a Efe Mu Sochua, figura clave la perseguida oposición camboyana y exvicepresidenta del Partido Nacional para el Rescate de Camboya (CNRP).

LA ONU PIDE EXPLICACIONES

La ley de emergencia ha suscitado la preocupación de expertos de la ONU, incluida la relatora especial de la ONU para los Derechos Humanos en Camboya, Rhona Smith, que enviaron la semana pasada una carta al Gobierno camboyano para comunicárselas.

"Solicitamos que las medidas legales apropiadas encuentren el equilibrio adecuado con el respeto a los derechos humanos, incluidos los derechos civiles y políticos, ya que son fundamentales para que la respuesta al problema de salud pública sea realizada con éxito", decía la carta.

Además, los expertos de la ONU pedían al Gobierno que proporcionara información sobre las medidas que estaba tomando para asegurar que la ley se ajuste a las obligaciones de Camboya según los criterios del derecho internacional y los derechos humanos.

UNA OPOSICIÓN PERSEGUIDA

El CNRP, principal partido de la oposición en Camboya, fue ilegalizado en 2017 y muchos de sus dirigentes han sido detenidos o están en el exilio, como la propia Mu Sochua, lo que permitió al Partido del Pueblo de Camboya (PPC), formación del primer ministro desde 1985 Hun Sen, obtener fácilmente el gobierno y prácticamente todos los escaños del Parlamento en las elecciones de 2018.

Ahora, la crisis del Covid-19, del que se han detectado 122 casos hasta el momento, ha sido utilizada por el Gobierno "para encerrar a activistas de la oposición y a otros que expresan su preocupación sobre el virus y la respuesta del Gobierno", según denunciaba a finales de marzo la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW).

El último caso es el del periodista Sovann Rithy, que fue detenido el pasado jueves por publicar en su cuenta de Facebook una frase pronunciada por el propio Hun Sen un par de días antes: "Si los moto-taxistas se arruinan, pueden vender sus motocicletas para obtener dinero. El Gobierno no tiene la capacidad para ayudarles".

LA GESTIÓN DE LA CRISIS

Camboya cuenta con un sistema sanitario extremadamente precario y el impacto de la pandemia de Covid-19 es difícil de determinar ya que, como señaló Mu Sochua, "solo se han realizado en torno a 9.000 pruebas en una población total de 16 millones de habitantes".

A mediados de febrero, el Gobierno permitió el desembarco del crucero Westerdam, con más de dos mil personas a bordo, después de que varios países lo rechazaran por miedo a posibles casos de coronavirus, y el propio Hun Sen acudió al puerto de Sihanoukville a recibir a los pasajeros, lo que le valió alabanzas de Donald Trump o el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Sin embargo, el Gobierno fue criticado en un principio por no tomar la crisis suficientemente en serio y en las últimas semanas se ha visto obligado a tomar medidas como la cancelación de las fiestas del año nuevo camboyano, el cierre de fronteras o la suspensión de vuelos, pero la oposición ha denunciado que apenas ha tomado medidas para amortiguar el impacto económico de la crisis.

EL IMPACTO ECONÓMICO DE LA PANDEMIA

La persecución a la oposición hicieron que el pasado 12 de febrero la Unión Europea retirase las tarifas preferenciales al país del Sudeste Asiático, lo que fue en su día denunciado por la cámara europea de comercio en Camboya, por sus efectos en la industria textil, que emplea a unos 700.000 trabajadores y el 45 por ciento de cuyas exportaciones está destinado a la UE.

Ahora, el textil se está viendo aún más golpeado por la pandemia. En un principio por el desabastecimiento de materias primas desde China, epicentro del coronavirus y principal proveedor del sector en el Sudeste Asiático, y ahora por la caída de la demanda desde Europa o EEUU, y la cancelación de pedidos.

Todo ello ha llevado a cerrar decenas de fábricas en Camboya, lo que podría hacer que cundiera el descontento con el Gobierno.

"Hun Sen necesita la ley de emergencia para enfrentarse a trabajadores furiosos y hambrientos cuando se cierren las fábricas. Es muy probable que otros grupos duramente afectados por el impacto económico se unan a las protestas," vaticinó Mu Sochua.

Carlos Sardiña Galache

(c) Agencia EFE